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Los dioses han revivido (o encomendarnos a Thor)

Como siempre, tenemos muchas ofertas religiosas y hoy, existe un nuevo rito y centro de peregrinaje para encomendarnos a Thor.

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Escrito en OPINIÓN el

La fe sin duda es uno de los motores más potentes de los seres humanos. La fe religiosa es importante, para quienes la tienen, porque implica el convencimiento irracional sobre causas, orígenes y consecuencias de la vida. La trascendencia vital e incorpórea del hombre, se asienta en el sentido que da a la vida sobre premisas futuras e inciertas.

 

El escritor y narrador holandés Cees Nooteboom, en su libro “Cartas a Poseidón”, le escribe epístolas al Dios helénico de los océanos en un intento por salvarlo del panteón de las deidades. Asume su existencia triste y deprimida, ante la falta casi cierta de adoradores. Al escribirle, de alguna forma le reza y la da una nueva vitalidad. La paradoja de los dioses que necesitan de los hombres para existir.

 

Como Huitzilopochtli que vivía sólo a base de sangre humana. La creatura como sostén del creador. La racionalidad de Nooteboom, parte del hecho de que es el hombre quien crea a los dioses. Somos nosotros, quienes a través de la creencia permitimos a los dioses ser en su divinidad. Es la premisa de los opuestos: Para ser, debe existir el otro; para que exista un creador tiene que haber un ser creado. Como el Rabino de Praga con su Golem.

 

Así como el cronista holandés redime a Poseidón (que no al latino Neptuno), de su estanco y pasmo devocional, los seres humanos hacemos de cualquier dios una existencia viva. La verdadera religión depende entonces de la creencia de cada quien. El ecumenismo relativo en el que cada ser humano que cree, tiene un dios exclusivo para él. Es una creación invertida.

 

El hombre que en su afán por comprender los misterios de la existencia, ha creado una figura etérea a quien responsabiliza del origen y destino del ser. Como con Huitzilopochtli o Poseidón, sus poderes metafísicos y de serenidad emocional, se encuentran en la medida de la creencia de los hombres.

 

Casi dos mil millones de personas creen en Cristo y otros mil en la trimurti india, Brahma, Visnú y Shiva y sus casi infinitas manifestaciones. Algunos otros en Alá, en Zoroastro, en Tao o en Buda y en otras muchas manifestaciones de un ser inanimado y teórico. Y muchos otros que ya no existen, porque ya nadie cree en ellos.

 

En Islandia se está construyendo un templo a los antiguos dioses de la mitología celta. Thor, Odín y su esposa Friga, ahora tendrán un espacio para ser venerados por creyentes de la antigüedad. Una iglesia que se autodenomina neopagana, ha recuperado la creencia de los nórdicos de hace más de mil años. Los dioses han despertado de su letargo y estarán felices de tomar parte, de nuevo, en el juego de las devociones. Como el político que se creía acabado pero que, en el momento menos esperado, es llamado de nuevo a cumplir con responsabilidades de Estado. La religión se denomina Asatrú y no pregona verdades absolutas ni dogmas definitivos. Más bien sus mandamientos o sugerencias se asientan en la armonía entre los hombres, los dioses y la naturaleza.

 

La religión Asatrú fue relegada por el cristianismo hace unos mil años. Ahora, esta comunidad islandesa, que tiene seguidores en España, Dinamarca, Noruega y Finlandia, desempolvó los libros de sus antiguos y renueva el vínculo no sólo con un sistema de creencias, sino con su historia, que es parte implícita de un sistema religioso y espiritual. Cualquier religión está compuesta por tres elementos indispensables: Mitología o historia, filosofía y ritos. Cada uno cumple con un objetivo diferente.

 

En su creencia y sentido de trascendencia, los islandeses han rescatado parte de la historia que los define. Los asatrú, han recuperado del destierro a los padres de los dioses modernos. Como siempre, tenemos muchas ofertas religiosas y hoy, existe un nuevo rito y centro de peregrinaje para encomendarnos a Thor.

 

@gstagle