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Los desatinos

¿Todos meten la mano y nosotros sus habitantes seremos espectadores?

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Escrito en OPINIÓN el

Artículo 44. La Ciudad de México es el Distrito Federal, sede de los Poderes de la Unión y Capital de los Estados Unidos Mexicanos. Se compondrá del territorio que actualmente tiene y en el caso de que los poderes Federales se trasladen a otro lugar, se erigirá en el Estado del Valle de México con los límites y extensión que le asigne el Congreso General”.

 

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dejaba claro cómo debería de nombrarse a la Ciudad de México si se decidiera convertirla en una entidad federativa más. Por supuesto en el precepto se señala que sería un estado más de la república, si trasladaran los poderes federales a otro lugar; sin embargo, por razones hasta ahora desconocidas decidieron que este espacio del territorio nacional sea llamado “Ciudad de México”, sin el apellido de Distrito Federal y mucho menos como Estado del Valle de México.

 

¿Cómo nos vamos a llamar? ¿Citadinos? Éramos conocidos como capitalinos, y por supuesto también como chilangos. ¿Era la reforma que se esperaba? ¿Fueron suficientes 18 años para lograr por fin el tan deseado, por algunos, estatuto de estado federativo? ¿Eso seremos? ¿Cómo vamos a elegir a los 100 diputados constituyentes? ¿Por qué el presidente puede tener 6 diputados, otros 6 el jefe de gobierno (que no gobernador) y 28, los senadores y diputados federales?

 

El resto, 60, serán elegidos por los “ciudadanos de la Ciudad de México” y todo acuerdo será válido solamente con las de dos terceras partes de los votos; es decir, nunca los elegidos por el estado que se constituye podrán hacer valer su opinión si no suman a los poderes federales, o del jefe de gobierno. ¿Todos meten la mano y nosotros sus habitantes seremos espectadores? ¿Qué se negoció? ¿Qué intereses defendieron los partidos? ¿Es suficiente con que haya alcaldías?

 

Que el jefe de gobierno pueda determinar quién es el jefe de la policía no justifica todo el cambio de estructura, que, pareciera, está hecha para satisfacer los juegos políticos inmediatos. Ya veremos.

 

Negocios privados, ausencia pública

 

Mientras tanto, la política de privatización de los espacios públicos continúa, más allá del trauma por el rechazo al corredor de Chapultepec. Resulta que a últimas fechas el tránsito se ha vuelto un caos. Por ejemplo: ¿Con quién consultó y acordó la CFE abrir las calles del centro? Abren un lado de la calle, meten ductos, cierran y después abren uno más del otro lado de la misma calle y dejan hoyos, baches, montículos y parece que no importa el tránsito y mucho menos los peatones, ciclistas o automovilistas. En Tlalpan puede hacerse una fila de varios kilómetros, desde el centro de la ciudad y hasta Río Churubusco, porque hace meses que, seguro, están buscando petróleo en ese punto y de cuatro carriles se reduce a uno.

 

¿Será que el secretario de Movilidad, Héctor Serrano, el anterior secretario de Gobierno, no nos quiere y ha decidido generar caos citadino para que pidamos más segundos pisos, de pago por supuesto? Y lo pregunto porque en el periférico puede uno pasarse varias horas tratando de avanzar por la parte baja del mismo (llena de baches y montículos de cemento de la obras del segundo piso), mientras, en ese espacio, la zona de paga, los autos circulan sin problema (62 pesos desde San Jerónimo hasta la salida a vaqueritos), en una política que parece que busca generar la necesidad de estos espacios privados, para servicio público.

 

Emociona que después nos desquitamos

 

Esa parece que fue la consigna de un “pequeño” negocio (uno que vale en total 65 mil millones de dólares) que incita a los automovilistas privados a convertirse en eficientes conductores de taxi y que busca resolver (y crear sobre todo) la necesidad de un servicio de transporte “eficiente”, privado y personal, ante la ineficacia del transporte público y masivo, con la anuencia del gobierno de la ciudad. Ese negocio promueve hoy, una vez generada la necesidad y con satisfacciones regulares, el servicio “dinámico” que por supuesto vale más…

 

¿Seguiremos aceptando que nos den cuentas de vidrio por nuestros recursos, públicos y privados? Un día el servicio de mensajería electrónica es gratis y otro te notifican que ya van a cobrar; un día te dicen que el servidor será gratis siempre, pero de pronto se llena el espacio y si quieres seguir usándolo porque ya estás acostumbrado al servicio y tienes todos tus archivos ahí, empiezas a pagar. ¿Le sigo? ¿Qué se legisla? ¿Quién legisla? ¿Las corporaciones?

 

De pilón…

 

El balance del año sólo es favorable a ellas, las corporaciones. En México, la casa blanca, la fuga del chapo, la caída de los precios del petróleo entre otros muchos temas lo hacen evidente. (Escuché a un empresario decir: “bueno, el precio del petróleo está muy bajo pero gracias a la reforma podemos vender los activos: saldremos adelante”). Mientras, ya tenemos secretaría de Cultura y entonces la de Educación debe degradarse a secretaria de Instrucción, simplemente. La “educación es cultura o no es educación”, dice Manuel Pérez Rocha, en forma acertada. ¿Avanzamos?

 

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(Obviedades es un ejercicio de reflexión que comparto con mucho gusto no para que estén de acuerdo sino para hacer conciencia de las contradicciones de un régimen… que puede ser cualquiera, no importa el partido, por supuesto)

 

@anayacar