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Los cibercriminales generan más dinero que los narcos

Ningún antivirus o soluciones de seguridad te cuidarán al cien por ciento.

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Escrito en OPINIÓN el

BRATISLAVA, Eslovaquia. Ignacio Sbampato me dice que lo único que extraña de su natal Argentina es la carne, de este lado del mundo un buen corte es casi inexistente, puedes hallar menús en donde te ofrecen un buen bisteck brasileiro, pero en realidad la distancia y la congelación dejan en tu mesa un pedacito de algo seco, sin sabor y duro, que no se compara con un jugoso y sangriento bife recién cortado.

 

El jefe de ventas y marketing de la firma de seguridad cibernética ESET me recibe en su oficina, muy cerca del centro histórico de esta antigua ciudad llamada Bratislava, a menos de una hora en carretera de Viena. Es un lugar frío al que no llegan muchos turistas, de hecho, ni les interesa mucho recibir gente, son uno de esos rincones de Europa en donde todavía creen que las razas importan y aquí la han cuidado demasiado como para mezclarla con cualquiera.

 

“Hay un montón de cosas pasando ahora, porque la industria está cambiando, tal cual como vos has venido escribiendo, hay muchas cosas que han cambiado en los últimos cinco años”, me dice uno de los directivos de las firmas de investigación y protección de máquinas más prestigiosa del planeta.

 

“Hace unos años, el que escribía malware era alguien que quería tener réditos económicos más relevantes, o era alguien que estaba experimentando. Ahora es una industria detrás de esto. Distintas consultoras privadas dicen que generan más dinero quienes escriben malware que los que estamos escribiendo software para detener el malware (…) No me acuerdo cuál era el estudio que dice que los cibercriminales generan más dinero que el tráfico de drogas”.

 

Eso, dice Ignacio, hace que aparezcan muchas campañas de marketing de las empresas que aseguran que tienen la solución para todos los problemas de seguridad. Hay un montón de nuevos jugadores en la industria tratando de darle la vuelta al tema para vender.

 

Los ataques son más dirigidos y más masivos, como el ransomware (secuestro de computadoras, por las que se pide rescate a distancia) y demás.

 

Dice que ellos no han dado por perdida la lucha y que, si nos fijamos, muchos de sus competidores están tratando de ver cómo agregar muchas más herramientas de administración que de prevención.

 

La tendencia, le digo, es decir que el antivirus no existe.

 

“Que no existe o que no te va a dar todo”, agrega Ignacio. “Yo estoy a cargo de ventas y marketing, pero vengo del lado técnico, yo estuve seis años y medio en América Latina, hace cinco años que estoy acá, estoy a cargo de ventas, marketing, soporte técnico, pero también producto management, qué productos tenemos que hacer. Estoy bastante involucrado. En realidad no tengo formación de ventas. Y lo que se nota mucho es que la gente de marketing está tratando de reinventar la rueda en cómo se comunican las cosas, porque lo que es cierto y siempre ha sido cierto es que ningún antivirus o soluciones de seguridad te van a cuidar al 100%, todo mundo lo sabe. Pero hay muchas empresas grandes que han venido fallando por mucho más, durante mucho tiempo, y han venido generando esta situación, porque el usuario ha perdido confianza en el antivirus, en lo que puede hacer”.

 

Mucho del trabajo de Ignacio y su equipo es restablecer esa confianza. Todavía existe, asegura, pero se está perdiendo.

 

“No creemos que la lucha está perdida, como parece que otras empresas lo creen, hay otras que terminan tratando de venderte muchas más soluciones, para resolver el problema, pero porque las soluciones básicas, antimalware, no están dando el resultado”.

 

La tendencia, me confía Ignacio, es que se están viendo más ataques dirigidos contra empresas en América Latina, pero eso no es tan distinto de lo que se está viendo en el resto del mundo.

 

“La fuente de casi todo sigue siendo lo mismo y América Latina sigue las tendencias de lo mismo, y México al estar tan simbióticamente unido a Estados Unidos en lo económico, sufre mucho de lo mismo que vemos allá”.

 

Antes, recuerda, nos enterábamos de los nombres del malware. Ahora nadie sabe de eso, los malwares no tienen nombre. Antes era uno famoso por mes, ahora hay un montón, eso hace que haya que hacer mucho más trabajo de investigación y responder más rápido. Antes era más fácil.

 

La charla que comenzó por la tarde en la oficina termina en un restaurante típico de Bratislava, al que no es fácil llegar. No hay anuncios en la calle, de hecho, es la extensión de un convento con siglos de antigüedad. Pasando la primera puerta, otra puerta y unas escaleras. Al fondo de todo, mesas de madera y mucha gente comiendo copiosamente carne de cerdo, salchichas y ensaladas de col. Mucha cerveza y poco ruido, eso los distingue también, el murmullo de las otras mesas apenas se percibe.

 

Son casi las 10 de la noche y nos despedimos. Ignacio nos dice que hay que tener muy en cuenta que las fronteras existen en nuestro mundo del pasado, en esta vida, las fronteras no existen con internet.

 

@takaink

@OpinionLSR