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Los cangrejos, la medalla y nuestros valores

Críticas tan ruines a un hombre exitoso, y hasta donde sé muy humano, me parece ilustrativo de la sociedad que tenemos.

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Escrito en OPINIÓN el

Me llamó mucho la atención la violencia con la cual fue criticado, el otorgamiento de la medalla Belisario Domínguez, el máximo galardón del Senado otorgado a personas consideradas “modelos para la nación” al empresario Alberto Baillères González, uno de los empresarios más importantes de México.

 

Entre los logros del Sr. Baillères se encuentra la conducción exitosa del consejo de Industrias Peñoles, GNP, Palacio de Hierro y del patronato del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Se estima que sus empresas generan cerca de 52,000 empleos formales.

 

Desde que se asomó la posibilidad de que la medalla le fuera otorgada al Sr. Baillères se dejó ver la visceralidad con la cual un sector de la sociedad comenzó a reprochar el hoy recipiente del premio. Críticas comunes eran la “Medalla totalmente palacio”, la medalla “neo liberal”, la medalla “empresarial” etcétera. El Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, también recipiente de este premio escribió una columna en La Jornada en la cual comenta:

 

Resulta inadmisible que se produzca este reconocimiento cuando nuestro país vive una de las épocas en que, al menos en este siglo y el anterior, existe una de las situaciones de mayor desigualdad de orden social y que en los hechos se presente como mérito y logro por alcanzar y ejemplo para todos la desigualdad misma, las oportunidades de mejoramiento limitadas a pocos y la alta concentración de la riqueza en unos cuantos”.

 

Estas críticas tan ruines a un hombre exitoso, y hasta donde sé muy humano,  me parecen ilustrativas de la sociedad que tenemos. El resentimiento mostrado por personas a las cuales que yo tenía en muy alta estima me remitió de inmediato a la famosa moraleja de los cangrejos mexicanos, aquellos que en vez de apoyarse para salir de la cubeta jalan para abajo al que se está esforzando.

 

Esta crítica tan ideológica al empresariado de nuestro país demostró una serie de valores disfrazados en nuestra sociedad; rencor, envidia y pereza. ¿Será por esto que México no tiene a más Steve Jobs o Marck Zuckebergs? ¿Será que el éxito ajeno nos ofende?

 

Yo creo que tanto el Sr. Baillères como el Ing. Cárdenas fueron dignos merecedores de esa medalla, ambos siendo ejemplos nacionales desde su rubro.

 

Sin embargo, si el Ing. Cárdenas sigue convencido que la desigualdad social es el principal problema del país, entonces esperamos que México cuente con muchas más personas con el talento económico y empresarial del Sr. Baillères.

 

@RobertoMorris