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Los 7 silenciosos culpables del triunfo de Trump

Por Alejandro F. Basave Alanís

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Escrito en OPINIÓN el

La pesadilla se hizo realidad. El pasado 8 de noviembre cerca de 59.5 millones de norteamericanos (blancos en su mayoría) votaron por Donald Trump y con ello el candidato republicano ganó la elección para convertirse en el presidente 45 de los Estados Unidos de Norteamérica. Con esto, se inaugura una nueva era de terror y polarización que empieza a causar estragos cuando ni siquiera ha rendido protesta como presidente.

 

La primera de las causas estriba una hábil campaña de los Trumpistas que -como apuntó el comediante/analista Bill Maher- hicieron creer a propios y extraños que Clinton era igual de mala opción para EU que Trump. Esa estrategia de manejar falsos equivalentes resultó bastante exitosa ya que es más cómodo para el elector el asumir una postura “cínica” (que en realidad esconde pereza por informarse) en la que tacha a todas sus opciones como malas.

 

Otro gran factor que la campaña de Trump supo capitalizar fue el sentimiento anti-establishment (anti-sistémico) que se viene forjando desde hace tiempo y evoca al famoso “Occupy Wall Street”. La gente alrededor del mundo está cansada de decepcionarse con el statu quo político mundial. Falsas promesas, indignante desigualdad y concentración de poder en las manos de muy pocos son los detonantes que explican resultados recientes tales como la victoria del “NO” en Colombia, el éxito del Brexit en Gran Bretaña y ahora el triunfo de Trump.

 

Además, está la polémica intervención del gobierno mexicano y la críptica y desestabilizadora investigación de James Comey a los correos electrónicos de Clinton. Ambos casos revitalizaron a la campaña de Trump no sólo por los golpes mediáticos sino por el timing de los mismos.

 

Y finalmente el xenófobo empresario contó también con el apoyo del obrero blanco harto de politiquería. La llegada de Trump a la Casa Blanca deja al descubierto la idiosincrasia de la mitad de los EU que nos hemos negado a querer ver hasta ahora, la de un grupo de personas que culpan a otras razas y minorías por sus infortunios.

 

Ahora bien, además de esas sonadas causas hubo otros factores menos estruendosos pero que en conjunto terminaron por gestar la victoria del candidato republicano. Y como terapia para trabajar en la resiliencia universal que todos necesitamos, el presente artículo tiene por objeto el nombrar a los culpables silenciosos de haber entronizado a un personaje que durante su campaña utilizó de estandartes al miedo, la xenofobia, el odio, la división y la misoginia.

 

  1. Millennials

 

Aunque existen estadísticas que prueban que si únicamente los millennials hubieran votado en las recientes elecciones, Hillary Clinton hubiera resultado victoriosa, todas demuestran que Clinton no conectó con los millennials. La indiferencia y mezquindad de mi generación pudo haber hecho la diferencia en varios Estados por los pequeños márgenes por los que ganó Trump. La generación millennial optó por desentenderse de las elecciones. Cayó en las fáciles y hueca premisas que rezan: (i) “los dos son igual de malos”; (ii) “si Clinton es parte del establishment este empresario se asemeja más a mí”; (iii) “mi voto no hará la diferencia”; (iv) “mejor voto por Harambe como protesta civil y aprovecho para presumirlo en Snapchat o Instagram”; o (v) “votaré por Jill Stein del Partido Verde que –aunque definitivamente no ganará- está más a favor de la lucha del cambio climático que Hillary”.

 

  1. Mujeres blancas

 

Durante toda la campaña presidencial, se mostraron serias y documentadas señas de misoginia por parte de Donald Trump. Atacó verbalmente a Megyn Kelly, realizó body shaming a varias mujeres entre las que destacan Alicia Machado y mujeres que lo acusaron de atacarlas sexualmente, infirió que Hillary era malévola por ser ambiciosa (algo terriblemente machista), entre otras cosas. Sin embargo, las mujeres -y en particular las mujeres blancas- votaron en base a filias partidistas sin tomar en cuenta el discurso misógino de Trump y que su opositora era mujer. Además, de acuerdo a un artículo del NY Times sólo el 87% de las mujeres blancas consideradas Demócratas votó por Clinton.

 

  1. Partido Demócrata

 

El Partido Demócrata no supo leer a las masas. No pudo ver que los fenómenos anti-establishment antes señalados son representativos del hartazgo ciudadano. Lo peor fue que tenían dentro de sus manos a un personaje idóneo para recoger ese sentimiento en la figura de Bernie Sanders. Un senador que encumbraba perfectamente el hartazgo ciudadano y que seguramente habría vencido a Trump con tremenda facilidad. Sin embargo, optaron por jugar sus cartas a la segura (y de manera tramposa dicho sea de paso) con la candidata favorita de Washington y la historia ya la conocemos. Además de bloquear al senador Bernie Sanders, los Demócratas tuvieron la segunda oportunidad de leer a su electorado y empujar la fórmula Clinton-Sanders pero hubo cierta pedantería y condescendencia frente a los electores norteamericanos que no se olvidará por mucho tiempo.

 

  1. Encuestadoras

 

Los mexicanos pensábamos que solo aquí tenemos malas encuestadoras por las fallidas (¿y malintencionadas?) mediciones electorales de los últimos años. Sin embargo, las encuestadoras alrededor del mundo han fallado en saber medir a sus electores recientemente. Existe un fenómeno electoral que se denomina “Bradley Effect” al que el diccionario Collins define como la distorsión de encuestas generada por la renuencia de los encuestados a admitir una preferencia que se identifique como socialmente inaceptable. Por ello, las encuestadoras deben de modernizar sus prácticas a los tiempos que se viven y saber llegar a las respuestas que quieren conocer preguntándole diferente a sus encuestados.

 

  1. Medios de comunicación

 

Los medios norteamericanos cometieron un error tras otro en el reciente proceso electoral del 2016. Primero subestimaron a Trump, luego por buscar rating (déjà vu de la película Network de Sidney Lumet) lo inflaron al darle una cobertura que todo político envidiaría y finalmente dejaron ir vivo a un tipo que tiene tantos escándalos que la prensa no supo distribuir efectivamente en el news cycle de la carrera presidencial. No cabe duda que el llamado Cuarto Poder tendrá que replantearse muchas cosas empezando por su deber cívico de informar antes que entretener.

 

  1. Campaña de Clinton

 

Una vez que obtuvo la nominación de su partido, la campaña de Hillary Clinton se sintió el dream team al que le toca enfrentarse con el equipo llanero. No tomó en serio a su rival hasta que las encuestas empezaron a acercarlo y se relajó al pensar que los Obama, los medios, las celebridades y los líderes de opinión les harían la campaña. Seguramente se lamentarán en los años venideros por haber podido conectar con los inconformes y no haber redoblado esfuerzos cuando las encuestas favorecían ampliamente a la candidata demócrata.

 

  1. Latinos for Trump

 

Desde aquel 16 de junio del 2015 en el que Donald Trump anunció que contendería por la nominación republicana para la Presidencia, generó un discurso divisionista en el que tildó a la mayoría de los latinos (y mexicanos en particular) como potenciales criminales. Si bien por momentos se moderó, nunca reculó y siempre mantuvo como pilar de su campaña el esparcir entre líneas xenofobia a los inmigrantes hispanos. Aunque en estas elecciones hubo un alto índice de votantes latinos, se han manejado altos porcentajes de ellos como seguidores de Trump. El Washington Post en su sitio web indica que entre 34% y 32% de los hombres latinos votaron por el candidato republicano; una encuesta de salida de CNN manejó que fueron 29% y recientemente VOX apuntó a que en realidad fueron 18% los que votaron por el infame empresario. No obstante y si tomamos el menor de esos porcentajes, resulta interesante por no decir preocupante qué fue lo que generó que aproximadamente 2.5 millones de latinos hayan votado por quien los maltrató directa e indirectamente por más de un año.

 

@alejandrobasave

@OpinionLSR 

 

 

*Alejandro F. Basave Alanís

El autor es socio de su despacho jurídico Basave Colosio Sánchez, S.C., y es profesor en el Departamento de Derecho de la UDEM. Ha impartido conferencias a la largo de la República sobre diversos temas que incluyen el derecho, la generación millennial y el emprendimiento en México. Además, ha colaborado como articulista invitado en los periódicos Excelsior y Milenio. A mediados del año 2016 co-fundó una plataforma virtual de servicios jurídicos para emprendedores llamada Komenko en la que actualmente ocupa el cargo de Director General.