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López-Gatell en el pantano

El número real de contagiados y de decesos por la pandemia jamás lo sabremos. | Jorge Ramos Pérez

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Escrito en OPINIÓN el

Si al inicio de la pandemia el presidente Andrés Manuel López Obrador daba mordidas a niñas, viajaba a los estados y pedía seguir abrazando a los demás o rechazaba el uso de gel en público, justo en el punto más difícil del ataque del SarsCov2 ahora se atraviesa con el plan de reactivación y el anuncio de que alista giras dentro del país.

Si bien la población se ha mantenido en aislamiento, fue notorio que con el anuncio de la reactivación se relajaron en las calles y muchos volvieron a salir, no sólo en la CDMX, también en Nuevo León y Jalisco. ¿De quién fue el error? ¿Anticiparon el anuncio por presiones y de quiénes?

Ese es un gran problema para Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y el rostro gubernamental en el tema.

Pero el otro gran problema de López-Gatell siguen siendo sus extraños números. Más allá de si The New York Times quedó a deber en su señalamiento, el acierto fue que puso en la mira del mundo lo que ya se había señalado y con pruebas: alguien está mintiendo en cuanto a los decesos. Pero no sólo es ese tema, que aquí he abordado de manera abundante.

Ahora haré mención de un asunto grave. La reportera Mariluz Roldán, que ha expuesto muchas aristas de las fallas del doctor López-Gatell, encontró un caso. Una persona que trabaja en un hospital le relató: “Desde hace dos semanas no tenemos pruebas. A quienes fallecen se les pone sospechoso de covid-19”.

“Incluso el fin de semana (9 y 10 de mayo), simplemente el domingo tuvimos siete defunciones, todos los que murieron no tenían prueba, obviamente se les habló antes (a sus familiares) de que estaba complicado (el paciente). Les hemos tenido que decir que desafortunadamente no se les hizo la prueba, pero por los cambios que se veían en los pulmones en la radiografía, en la tomografía y algunos estudios de laboratorio, se quedó como sospechoso”.

El caso documentado ocurrió en el Hospital General de Zona 30 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicado en Iztacalco.

La trabajadora del IMSS reveló que en este hospital han muerto aproximadamente 50 pacientes por coronavirus pero a la mitad de ellos no se les hizo la prueba, por lo que el certificado médico se llena como lo marcan los protocolos de la Secretaría de Salud, escribiendo neumonía en la causa de muerte y abajo “probable Sars-CoV2”.
Sin duda el número real de contagiados y de decesos por la pandemia jamás lo sabremos. Y las aproximaciones reales se sabrán en un año o dos, después del cruce de datos del INEGI, estadísticas del sector salud y otros indicadores. Pero de que López-Gatell está fallando no cabe ya ninguna duda.

Aquí se planteó al inicio de la primera fase que el subsecretario sería el héroe o el villano en esta historia. Aún puede sacar la bata del científico y dejar la casaca de militante.

Punto y aparte. En 2012 relaté la historia de cómo Lázaro Cárdenas Batel pidió ayuda al presidente electo Felipe Calderón en 2006 por el acoso del narco. “Es tu tierra”, le dijo. El secuestro de funcionarios de un penal en Michoacán, en los estertores del gobierno de Vicente Fox fue la sobremesa de una comida entre Calderón y el hoy coordinador de asesores de López Obrador. En su nuevo libro, Calderón dice que Fox le dijo que no se metiera con el narco. Y le responde al actual presidente: no pateé el avispero. Lo cierto es que la corrupción de unos y otros, hasta el presente, hace que el narco y el crimen hoy no teman ni al covid-19 ni a la autoridad.

Punto final. El sexenio ya se consumió en una cuarta parte. Y el escándalo más reciente es el de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que dio un golpe de timón en el sector energético. Desde el extranjero varios gobiernos acusaron el golpe. Ojalá ella y el director de Pemex sepan lo que están haciendo… les quedan tres cuartas partes de un sexenio.