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Lo que debe subsanar AMLO en sus propuestas de seguridad

Este gobierno más que ningún otro necesita aliados que sean voces críticas, que le ayuden a la rendición de cuentas. | Francisco Rivas

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Escrito en OPINIÓN el

El pasado domingo 1 de julio, la mayoría de los mexicanos votó abrumadoramente en favor de Andrés Manuel López Obrador para que se convierta en el próximo presidente de México.

Ejemplar la manera en la que candidatos e instituciones salieron a reconocer que la voluntad de los mexicanos era que el proyecto de López Obrador se volviese política pública para el periodo 2018 -2024. De esta manera, el 1 de diciembre AMLO será el presidente de todos los mexicanos, tanto de quienes lo apoyaron, como de quienes manifestamos dudas por su propuesta.

Su relación con las organizaciones civiles

Para una organización civil que se ha reconocido por ser crítica ante las fallas y debilidades de los gobiernos, resulta preocupante que el vencedor de la contienda haya afirmado en repetidas ocasiones que desconfía de las organizaciones civiles. Aún más si analizamos sus conductas y vemos que en repetidas ocasiones rechazó participar en espacios a favor de la educación, de la seguridad, justicia y anticorrupción; en la 3a Cumbre Ciudadana donde más de 350 organizaciones planteamos agendas de política pública y, por último, en la plataforma #PorUnMéxicoSeguro del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).

Dada la crisis de violencia que vivimos y la falta de políticas efectivas para combatirla, pedimos a los cuatro candidatos presidenciales y a los 51 candidatos a gubernaturas, que vertiesen sus propuestas para ayudar a los ciudadanos a conocer el detalle de qué proponen, pero sobre todo de cómo piensan realizarlo.

Sin importar que intentamos por todos los medios que AMLO participase en el proyecto #PorUnMexicoSeguro, la comunicación directa fue imposible; muy extemporáneamente su equipo mandó un documento que carecía de los requisitos solicitados y que, una vez analizado, generó más dudas que respuestas.

Acciones reactivas

Si bien a lo largo del documento insiste discursivamente en una estrategia de prevención por encima de una de reacción, lo que el documento muestra son una serie de acciones reactivas que reproducen el modelo ya propuesto por Felipe Calderón. La similitud con la política de Calderón es tal que la frase “más becarios y menos sicarios”, fue pronunciada en 2006 por el ex presidente Calderón, y en 2012 por el actual gobernador de Morelos, Graco Ramírez, y que plantea mantener a las fuerzas federales en las calles mientras se fortalecen las policías locales, sin que exista un plan para que las fuerzas armadas regresen a los cuarteles.

Incluso la intención de generar un mando único policial -propuesta ya por Felipe Calderón y luego por Enrique Peña, y que Andrés Manuel criticó duramente- es más de lo que ya conocemos.

En el documento que el equipo de AMLO envió al ONC, -y que se supone es la base de la estrategia de seguridad para su gobierno-, no hay una sola mención sobre el mando único policial; lo que sí se evidencia y parece muy grave es cómo a lo largo de este texto confunde responsabilidades y alcances del gobierno federal, por encima de las competencias estatales. Incluso propone una Secretaría de Seguridad Pública Nacional, lo que es un serio peligro para el federalismo y que requiere de una reforma constitucional.

Simplismo y vaguedad

Hay un simplismo y una vaguedad sobre algunas prácticas que podrían ser consideradas como innovadoras, como la sustitución de cultivos, donde asume que quien siembra amapola o mariguana, lo hace de manera propia, sin vivir en un contexto de amenaza, y que a través de un contacto institucional, se le invitará a sustituir sus siembras por maíz. Todo esto sin claridad de los apoyos, costos o arquitectura institucional que esto implica.

A lo largo del documento, insiste en la pobreza y la corrupción como responsables de la violencia, sin que plantee acciones para resolverla, más allá de otorgar dinero y sin la inclusión de acciones que limiten los otros factores de riesgo.

En el ONC nos sorprendió que en el documento que el equipo de AMLO envió, en ningún momento se hable de amnistía. Debido a su falta de disponibilidad a dialogar, podemos suponer que esta falta se debe a que carece de un plan de implementación.

Hace 6 años el gobierno de Enrique Peña recibió al país en un proceso de mejora en las condiciones de incidencia delictiva: la tasa de homicidio doloso de 2011 a 2012 disminuyó en un 5.22% ya que pasó de 19.37 a 18.33 casos por cada 100 mil habitantes; en 2012 Tijuana, Ciudad Juárez y Monterrey eran ejemplos internacionales de éxito en términos de pacificación del país; la mayor parte de los delitos se encontraban en descenso y la violencia se encontraba contenida en 8 entidades.

Enfrentar los retos

La improvisación, los errores en la toma de decisiones, la falta de un canal abierto de comunicación con la sociedad civil para ser contrapeso y el cerco informativo alrededor del tema de seguridad en los primeros dos años de gobierno, fueron clave para que la baja en delitos se acabase y que provocara que este sexenio fuera el más violento de la historia.

El 1 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador recibirá un país donde el homicidio doloso seguirá creciendo entre 5.5 y el 15%; crecerán delitos como el narcomenudeo, el robo de vehículo, el robo con violencia, el robo a negocio; donde 28 de las 32 entidades viven una abierta crisis de violencia o por lo menos, un incremento importante de la incidencia delictiva y la inseguridad.

Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, no habrá tiempo para festejar, el 1 de diciembre deberá contar con un plan claro y objetivo, con indicadores de desempeño y resultado, dejando a un lado los discursos pegajoso de campaña y enfrentando los retos de poner a operar un Estado tan complejo y politizado como el nuestro; donde deberá tener claro de dónde van a salir los recursos para enfrentar la violencia y donde será imperativa la presencia de voces críticas que lo ayuden a entender que por decreto, el país no se pacífica.

Si le va bien, nos va bien a todos

Las dudas de la campaña deben quedar a un lado. Es hora de cerrar filas con las instituciones, es hora de pensar en el bien de los mexicanos y desear que este sea realmente el mejor gobierno que hayamos tenido, porque si le va bien al presidente Andrés Manuel, nos va bien a todos.

Desde el ONC estamos dispuestos a donar nuestro conocimiento, tiempo y experiencia para la construcción de ese Plan Nacional que debe llevar a que los mexicanos podamos vivir en paz. Desde el ONC estaremos atentos a las acciones que emprenda la autoridad, siempre listos para reconocer los logros y criticar, sobre la base de información objetiva, lo que no funcione.

Este gobierno más que ningún otro -dada su apabullante victoria-, necesita aliados que sean voces críticas, que le ayuden a la rendición de cuentas porque los dos últimos gobiernos nos heredan más de 100 mil víctimas de homicidio, decenas de desaparecidos y millones de víctimas del delito y eso no se debe repetir.

Debilidad institucional provoca mayor seguridad

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