La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dijo no a las consultas en 2015. La decisión podría traducirse en un retroceso para las campañas electorales, pues lo más seguro es que se mantendrán los modelos tradicionales, con todas sus ventajas y desventajas.
Con la negativa, a los partidos les llueve sobre mojado.
Por un lado, porque las principales fuerzas políticas están en el centro de la atención pública y el desprestigio con el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala. Por el otro, porque la respuesta de la SCJN afecta seriamente las estrategias electorales para el corto y mediano plazos.
Los pactos, planeas y blindajes propuestos no alcanzan.
Si bien se redujo la presión y la tensión con la captura del expresidente municipal de Iguala, José Luis Abarca y su esposa, el conflicto mantendrá los riesgos hasta que no se sepa con certeza qué sucedió con los jóvenes estudiantes y se castigue con todo el peso de la ley a los responsables.
El problema sigue politizándose y se complica más.
Ante el nuevo escenario, resulta evidente que PRI, PAN, PRD y Morena están obligados a redefinir diagnósticos y tácticas pues, en principio, tendrán que dar explicaciones sobre su derrota a los 16 millones de ciudadanos (más del 20% del listado nominal de electores) que expresaron su consentimiento para ser consultados sobre temas de interés nacional.
Pero no todo parece negativo.
Del lado de quienes estuvieron siempre en contra de las consultas, se subraya que su cancelación traerá un ahorro importante de tiempo y dinero para la sociedad, además de que facilitará la labor logística y operativa del Instituto Nacional Electoral (INE).
Aunque el argumento es cuestionable, no deja se ser cierto.
Por lo que respecta a los dirigentes y líderes de los partidos de Izquierda, las críticas que han hecho a la SCJN fueron duras y reflejan su gran enojo. Lo menos que han dicho es que la Corte "antepuso el interés del gobierno, sobre el de los ciudadanos".
Y fueron más allá.
También afirmaron que "negar la consulta genera la imagen de que la SCJN no ejerce plenamente su autonomía y acomoda su interpretación al gusto del gobierno actual, que evidentemente no deseaba una consulta que podría echar abajo su principal logro político".
Sin embargo, los ministros no parecen estar preocupados.
Los defensores de la histórica decisión aseguran que "la SCJN no mató las consultas populares, ya que fueron los propios partidos, a través de los legisladores, quienes lo hicieron al haberle puesto demasiadas restricciones y redactado mal sus posibles consecuencias".
Es más, dicen, salvaron al país de un auténtico "galimatías".
¿Por qué? Pues porque no había forma de prever y corregir en forma adecuada las consecuencias de una votación mayoritaria en favor de las consultas, sobre todo si se consideran las dudas y problemas reales que existían sobre el carácter "vinculatorio" para los poderes Ejecutivo y Legislativo.
El asunto deberá arreglarse ahora en el Congreso.
Lo primero es revisar y ajustar la ley reglamentaria de la consulta popular, pero eso tendrá que esperar hasta que resuelvan los graves conflictos que hay en el país y disminuyan los niveles de tensión que se han generado durante los últimos meses.
Y a todo esto, ¿qué sucederá con las campañas?
- Predominarán los modelos de marketing, imagen pública y operación de estructuras territoriales de los últimos doce años.
- Las campañas negras, sucias y negativas se incrementarán no solo por la falta de creatividad, sino porque hay demasiado material en audio, foto y video acumulado en los últimos años que muchos tratarán de utilizar para destruir a los adversarios.
- El interés de la ciudadanía no estará centrado en los candidatos y sus propuestas, sino en las preocupaciones cotidianas más importantes, como la supervivencia económica y la seguridad personal, familiar y publica.
- A pesar del Pacto de Civilidad del INE, del "blindaje" que harán los partidos en el proceso de selección de candidatos y candidatas, del Plan anticorrupción propuesto por el PAN y del nuevo Pacto Nacional contra la Violencia que prepara el Gobierno de la República, nada garantiza que el crimen organizado contamine el proceso electoral, sobre todo en algunos municipios donde mantiene su dominio.
- Con todo lo anterior, lo previsible es que aumentarán los niveles de abstencionismo en la mayoría de estados y el DF, no solo porque así sucede siempre en las elecciones intermedias, sino por el golpe a la imagen que ha recibido la clase política en general durante las últimos meses.
¿Quiénes serán beneficiados por el abstencionismo?
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