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Levantamiento ¿Fallido? De militares de Leopoldo y Guaidó

Quizás sea el momento de apuntar a resultados más concretos y modestos y no un abstracto e inmediato cese de la usurpación. | Carlos G. Torrealba M.

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Escrito en OPINIÓN el

Este 30 de Abril nos despertamos con la noticia de que un grupo de militares, junto con Juan Guaidó y Leopoldo López al mando, activaba la fase final de la “Operación Libertad” cerca de la base militar caraqueña de “La Carlota”. Otro de punto de quiebre que, en realidad, se venía anunciando desde el mes pasado.

En Enero, el mantra inicial del presidente de la Asamblea Nacional era “cese de usurpación, elecciones libres y gobierno de transición”. Como estos tres pasos no funcionaron como se esperaba, se lanza la “Operación Libertad” cuyo objetivo es generar las condiciones para el primer momento; el “cese de usurpación”. Esta movida estaba definida por tres objetivos: “conformar comités de ayuda y libertad, conformar comités laborales y sectoriales e iniciar dentro de las fuerzas de seguridad y la Fuerza Armada Nacional la preparación de las fuerzas constitucionales para la Operación Libertad”. Se había anunciado que el 1 de mayo se activaba la fase final de esta estrategia pero se adelantó y de una manera que no se esperaba.

Transcurrió el 30 de Abril y el apoyo militar que decía tener Guaidó pronto se evidenció exagerado. Todo parece indicar que fue un movimiento más para evaluar de nuevo qué tan agrietadas están las Fuerzas Armadas, avivar la presión interna (que se estaba diluyendo en un cuestionamiento opositor a la estrategia de Guaidó), pero, sobre todo, medir a qué tanto puede llegar el apoyo de los aliados internacionales luego de que no han respondido como esperaría la dirigencia opositora.

Los días posteriores al 23 de Febrero, en los que Guaidó solicitó acciones directas a través del 187 constitucional, el Grupo de Lima no incluyó el asunto en su declaración. Igualmente, ese día ya estaban preparados 200 militares desertores venezolanos para atacar desde Colombia pero este país se negó a que ingresaran a Venezuela. Asimismo, la estrategia bluff de Estados Unidos basada en diplomacia amenazante de Twitter no parece tener interés en romper equilibrios con Rusia y se limita a wishes and prayers. Todo esto demuestra un nivel de complejidad y autonomía de los actores imperceptible si se analizan los eventos exclusivamente desde una tesis imperialista acrítica y que permite leer a la “Operación Libertad” también como un llamado de atención a los aliados.

Venezuela

En este orden de ideas, el 30 de Abril podría ser de nuevo una muestra del partido Voluntad Popular siendo Voluntad Popular (hasta el punto en que su fundador fue protagonista otra vez). Sin embargo, por más estéril que haya sido el levantamiento en forzar la renuncia o huida de Maduro, tuvo la virtud de exponer las grietas que existen en las Fuerzas Armadas venezolanas y su estatus de claro campo en disputa; no es poca cosa que uno de los que estuvo detrás haya sido el director del SEBIN (el servicio de inteligencia del país) y que afirme que hay más como él adentro. Por otro lado, la discusión si es golpe o no o es improductiva si se comprende que hay demasiados incentivos para que los actores políticos busquen cualquier tipo de salida dada la clausura de las formas institucionales de resolución de conflictos.

Antes de proclamarse presidente encargado, Guaidó hablaba de “construcción de capacidades” y que no iba a “sucumbir a presiones” para “ejercer” la Presidencia. Luego del revés de la ayuda humanitaria había vuelto a ese discurso. Ahora, tras el 30 de Abril, parece retomarlo. La apuesta parece ser “construir las capacidades en el camino” e importantes rutas elegidas no salieron como se esperaba, quizás sea hora de explorar otras. El conflicto de lealtades en la base militar que sostiene a Maduro no parece dar para que éste abandone la Presidencia de facto pero tampoco para terminar de realizar acciones contundentes contra Guaidó. La arena internacional también parece estar en un equilibrio que no se desea romper: ¿Estamos en ese punto de estancamiento el cual tiene el potencial de generar salidas negociadas?

Una matriz de opinión (promovida por Bolton, Pence y compañía) afirma que, en realidad, iban a participar generales de alto rango y personajes más importantes dentro del chavismo quienes, a última hora, apagaron sus celulares. El exdirector rebelado asegura tener pruebas de esto y que las presentará en su momento. Sin embargo, también hay razones para pensar que esto es otro bluff para intentar tapar una derrota –el mismo Guaidó admitió que hubo sobrestimación de la cantidad de militares que se plegarían–.

Resta esperar si se generan quiebres más importantes dentro del sostén militar de Maduro o si estos eventos tienen el poder de hacer que Guaidó se dé cuenta de que ganar no es tan fácil si lo sigue calculando como victoria absoluta y vea más atractivas victorias imperfectas pero más realistas. Quizás sea el momento de apuntar a resultados más concretos y modestos y no un abstracto e inmediato cese de la usurpación.

Las consecuencias a mediano plazo de la “Operación Libertad” están por verse. De cualquier modo, cuando la frustración de los venezolanos desborda al chavismo e impregna a la dirigencia opositora se detonan protestas de corte más social, más caóticas y en zonas populares del país. El chavismo tiene terror de éstas y manda a sus grupos parapoliciales armados y fuerzas especiales de seguridad para reprimirlas brutalmente. No debe olvidarse que Maduro ha emprendido este 2019 una tímida apertura económica que se ha traducido en privatización de varias empresas productivas anteriormente nacionalizadas, algo que ha causado descontento en la base popular chavista. Esta última tiende a cerrar filas en coyunturas de enemigo común como las del 30 de Abril pero su apoyo no está garantizado.

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