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Legalizar la droga ¿salida viable?

El narcotráfico, el negocio más globalizado del mundo, es un “paradigma” para las organizaciones lícitas.

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Escrito en OPINIÓN el

 

 

Descriminalizar la producción, comercio y consumo de la marihuana para quitarle piso a los traficantes de esa droga -que corre a raudales entre muchos jóvenes- es una opción rechazada por vastos sectores de la sociedad pese a planteamientos como el del presidente de Uruguay, José Mujica para quien el fenómeno del narcotráfico en México es producto de la desigualdad.

 

La realidad uruguaya no es igual a la de México. Cada país tiene su propia particularidad y aquí no se podría despenalizar, de facto, la tenencia, la compra y la venta de la cannabis bajo el argumento de que sólo es para consumo personal.

 

El denominado “principio de conveniencia”, que sí funciona en Holanda, donde las autoridades no interponen acciones penales contra los consumidores a los que se les permite cultivar cinco plantas por persona para su consumo no es aplicable a México. Primero no es comparable el nivel cultural de los consumidores  que hay en Holanda con los de México. Los del país europeo se ciñen a las reglas establecidas, pero en México una serie de problemas darían al traste con una eventual legalización.

 

“El narcotráfico está envenenando a la sociedad y al Estado en todo el Continente. No es un problema que se resolverá con más violencia”, dijo recientemente el gobernante uruguayo José Mújica quien recomendó a los mexicanos imitar el ejemplo de Uruguay y despenalizar la producción, comercio y consumo de la yerba que se produce en muchas regiones mexicanas.

 

¿Cómo despenalizar el consumo de la marihuana donde existen poderosas e inexpugnables mafias que mueven unos 29 mil millones de dólares en México? La tarea no es fácil cuando la narcoatividad ha permeado las estructuras de la sociedad mexicana.

 

Difícil propuesta la de Mujica en un país donde el único código que tiene la delincuencia es: plata o plomo y donde la guerra contra la narcoactividad la va perdiendo, paulatinamente, el Estado a pesar de las cifras de que todo va bien y que se tiene controlado el territorio nacional, a pesar de que hay zonas de Tamaulipas y Veracruz que son tierras de nadie, donde el narcotráfico asentó sus reales y no está dispuesto a ceder espacios.

 

Lo de Mujica es una utopía. Pese a su pedido a no desgarrarnos como sociedad frente a este fenómeno que cada vez gana a más jóvenes, los mexicanos sabemos que el camino no es la legalización sino la prevención del delito y tomar medidas correctivas y “romperle” el espinazo financiero a los narcotraficantes para arrinconarlos en esta guerra.

 

El narcotráfico, el negocio más globalizado del mundo, es un “paradigma” para las organizaciones lícitas. Aunque no tiene fronteras ni reglas es “eficiente”. El problema, y por el que se le ataca, es el daño social que causa. Los fondos que mueve esta “industria” son poderosos y ha diversificado sus actividades al operar 22 tipos de mercados ilegales, pero como panacea hay quienes promueven, tal como lo hace el ex presidente de México, Vicente Fox, la despenalización del consumo de la marihuana.

 

Esta lucha del gobierno federal mexicano para abatir a las organizaciones criminales ha traído consecuencias muy dolorosas, y quizás el error fue haber sacado al Ejército y no haber dejado descansar la lucha en el combate policial.

 

En este contexto, los países de la región como Perú, Bolivia y Colombia se tienen que ir preparando ante la metamorfosis que han sufrido estas organizaciones criminales y sobre cuál es la realidad que hoy se vive en México y los riesgos que implicaría para esas naciones la actuación de organizaciones criminales mexicanas.

 

El narcotráfico reacciona y trata de ir a los países vecinos donde no hay un control similar al de México. Ello debe obligar a los gobiernos a trabajar en conjunto, sumar esfuerzos para no perder eficacia y trazar acciones concretas para poder tener una sola visión en la lucha contra las drogas y aunque las realidades de cada país sean diferentes.

 

 

 

@JLCastillejos