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Las secuelas del “debate del siglo”

Lo que nos deja como lección este debate es que, los mexicanos tenemos una gran responsabilidad en la reconstrucción de nuestro país | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

Así que cuatro de los cinco candidatos se declararon triunfadores del “Debate del siglo”; como lo nombran algunos medios de comunicación para referirse al que se llevó a cabo el domingo 22 de abril a las 8 de la noche de este alto valle metafísico como es la Ciudad de México.

Con excepción de Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, cada uno de los demás dice que su triunfo fue “inobjetable”. De tal forma que, según esto, tenemos cuatro ganadores y un solo perdedor, aunque la verdad sea como el juego de la pirinola: “todos ganan, todos pierden”.

¿Ganó Anaya o Meade?

En todo caso, hay una especie de consenso en el sentido de que quién fue más armado, más “preparado”, y ciertamente el más ambicioso y acaso malévolo, dispuesto a lanzar dardos envenenados, fue Ricardo Anaya, el candidato de Por México al frente.

José Antonio Meade, candidato de Todos por México, se mostró insoportablemente menor, incapaz de mostrar enjundia y certeza en sus afirmaciones; temeroso y muy en tono de profesor  universitario, monotónico, nervioso y reiterativo.

Mal, muy mal la situación para este candidato que fue impuesto por el presidente de México a su partido (PRI) y que busca conseguir, por lo menos, un segundo lugar en las preferencias electorales. Será muy difícil que a estas alturas remonte. Pero el aparato de Estado que está a su disposición podría operar con más intensidad en los días que vienen… ya veremos por dónde salta la liebre para ayudarlo.

¿Quién apagará la luz?

AMLO, fiel

Andrés Manuel López Obrador fue un candidato que se mantuvo fiel a su dicho: “no contradecir, no contestar agresiones, no perder el control de sí”… Y lo consiguió, pero se le pasó la mano y muchas de las afirmaciones que ahí se hicieron quedaron sin respuesta, a pesar de que, incluso sus seguidores siguen haciéndose la pregunta de la incorporación de personajes mal averiguados a su campaña y dispuestos a ocupar puestos relevantes si gana Morena.

Lo de la famosa “amnistía” a los delincuentes; lo de sus contradicciones históricas; lo de la inviabilidad de algunas de sus afirmaciones… Todo se le cantó ese día: sin respuestas, pero sí con la presunción del “yo soy yo y mi circunstancia” y sacó las famosas encuestas que le favorecen al momento, lo que es en sí mismo un signo de arrogancia, pero también de desprecio por la política en democracia que se nutre de diálogo, debate, intercambio de ideas y de propuestas.

El Bronco y el INE: un mal chiste

Los dos candidatos independientes: Margarita Zavala sacó enjundia y emotividad, pero tiene un lastre que le impide salir del lejano lugar en el que se encuentra hoy: su esposo, el ex presidente Felipe Calderón y sus muy acotadas propuestas de solución a los grandes problemas nacionales.

Extrañamos a Marichuy

El caso de El Bronco, pues nada, que está ahí porque el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió que así fuera, pero tanto esa resolución, como el mismo candidato son un mal chiste para la seriedad del momento. Eso de “cortarle la mano” a los corruptos parece una frase absolutamente irreflexiva e irresponsable. En fin.

Las consecuencias y lecciones del debate

Pero lo que deja como consecuencia este “Debate del siglo” es que cada uno tiene su propio guión mil veces repetido a lo largo de meses-semanas-días de campaña; y es el mismo en todos los casos. En general, sus propuestas de gobierno son insuficientes, son  superficiales, sin fondo, sin estructura, sin compromisos certeros; acaso sí con emociones de buena voluntad, pero nada en términos de proyecto de nación, proyecto económico social o cultural: nada firme y estructurado.

Lo que nos deja ver este debate es que los mexicanos estamos inmersos en problemas graves de violencia criminal, de criminalidad, de desempleo, de pobreza, de contraposiciones sociales, de política, de democracia y de ingenuidad, porque ninguno de los candidatos termina por decirnos bien a bien qué sigue si gana cualquiera de ellos.

Sí la confronta. Sí el castigo a los malandrines de hoy, a los corruptos y a los criminales: y esto lo dicen todos a su modo. Pero ¿ahí se acaban las soluciones para un país con tantos problemas como México? ¿Es que con solo esto se va a solucionar el estado de devastación que dejará el gobierno de Enrique Peña Nieto y gobernadores por aquí o por allá, presidentes municipales y legisladores?

Lo que nos deja de lección este primer debate es que deberíamos ser más exigentes con los candidatos que decidieron los partidos políticos en un sistema de partidos enfermo y en fase terminal, con instituciones de lo electoral asimismo dañadas y sin la confianza ciudadana.

Lo que nos deja como lección este debate es que, los mexicanos tenemos una gran responsabilidad en la reconstrucción de nuestro país. Y tenemos que ser más exigentes con nuestros políticos y funcionarios públicos y de todos aquellos que trabajen con recursos públicos.

¿Debate o espectáculo político?

Nos deja como lección que no podemos dejar en manos de irresponsables y ambiciosos de poder nuestro destino y trascendencia como país, como nación y como herederos de una muy larga historia de construcción-destrucción-reconstrucción.

Somos una generación de mexicanos que vive en el terror y en permanente crisis económica. A ello nos han llevado gobiernos infestados de ineptitud y corrupción. Construir un gobierno más responsable requiere de sociedades responsables y exigentes.

Esa es la gran lección del “Debate del siglo”… O lo hacemos nosotros en democracia o seguiremos siendo testigos silenciosos del “a ver qué dicen”…

@joelhsantiago | @OpinionLSR | @lasillarota