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Las juventudes en México

Para lograr una reinvención de las habilidades de los jóvenes en la etapa post pandemia, se requerirá tomar en cuenta sus opiniones y propuestas. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

En las últimas semanas, las poblaciones juveniles, de entre 15 y 24 años, e incluso hasta los 29, han sido ampliamente focalizadas en los medios de comunicación y en las redes sociales debido al incremento de casos de covid-19 en estos rangos de edad. Decenas de reportajes han sugerido que las y los integrantes de estos rangos de edad son quienes más están en las calles durante los fines de semana, o quienes más acuden a reuniones o compromisos sociales, y que poco les importa la situación.

Se alude que esta tercera ola de nuevas infecciones de covid-19 está focalizada en este sector. Un bloque poblacional al que, hasta hace unas semanas atrás, se consideraba que no le afectaba de manera significativa la pandemia. Aunque sea en términos de salud, y por esa razón, no estuvo contemplado dentro de las primeras estrategias de respuesta. 

Lo anterior, a pesar de que gran parte de las y los repartidores de alimentos, de despensas y de paquetería, entre otros insumos, altamente utilizados durante este período de confinamiento domiciliario, se encuentran dentro de los rangos de edad en los que la mayoría de las instituciones consideran como población juvenil. 

Por lo tanto, cabría la posibilidad de plantearse algunas preguntas como si en realidad ha habido políticas públicas que tomen en cuenta a este sector de la población dentro de las estrategias de respuesta al covid-19. Saber si se han tomado en cuenta sus características y necesidades específicas; qué opciones se les ofrecen a nivel institucional para poder tener una vida digna; cuál ha sido el impacto de la pandemia en sus vidas y qué acciones han dado resultados efectivos y cuáles no, y si merecen ser replanteadas o rediseñadas.  

El próximo 12 de agosto se conmemora el Día de las Juventudes, y el llamado internacional es a reinventar las habilidades de las poblaciones juveniles después de la pandemia, una realidad inevitable pero que valdría la pena analizar la factibilidad de poder propiciar las condiciones para lograr esa reinvención. 

Algunas cifras muestran la vulnerabilidad de este sector demográfico, que representa el 25 por ciento del total de la población. Por ejemplo, la tasa de desempleo juvenil en abril de este año fue de 11.6 por ciento, incrementándose más de tres por ciento con respecto al mes anterior. Además de que muchos de las y los jóvenes han regresado a las casas de sus familias debido a la imposibilidad de continuar con su vida independiente. 

Al respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha señalado que las y los trabajadores jóvenes son uno de los sectores más vulnerables en el ámbito laboral, pues tienen contratos menos estables y su remuneración es baja, a pesar de contar con un promedio de más de 10 años de educación.

La situación es contrastante, si se toma en cuenta, que las actuales poblaciones juveniles cuentan con los mayores índices de educación en comparación con otras generaciones, y muchos de sus integrantes aún están en proceso de formación. Su acceso a la tecnología es muy alto, pues la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019, casi 92 por ciento dispone de un teléfono celular, 40.3 por ciento utiliza una computadora portátil y 32 por ciento usa una computadora de escritorio.

Por varios años se ha debatido cuál será la forma en que podría aprovecharse este bono demográfico, que ha modificado varias formas de pensamiento con respecto al ejercicio de la sexualidad, el respeto de sus derechos humanos, la vivencia de la ciudadanía, el cuidado del medio ambiente, la convivencia con otras personas y con otras especies, la aceptación de la diversidad humana, y en sí, construir el mundo a partir de otros paradigmas. 

Pero en ese debate, las voces que parecen ser menos escuchadas, es la de las poblaciones juveniles, quienes, desde su propia visión, están construyendo sus propias alternativas, que, desafortunadamente, parecen estar contrapunteadas con las de la visión adultocéntrica que impide escuchar otras voces y no aceptan otras posibilidades, y a un sistema económico y social que no les otorga muchas esperanzas. 

Hace algún tiempo se colocó en la agenda pública el término “juvenear”, refiriéndose a la negativa de tomar en cuenta la opinión o las propuestas de las personas jóvenes por su edad, y argumentándose carencia de experiencia, entre otras acepciones. Sin embargo, para lograr una reinvención de las habilidades de las poblaciones juveniles en la etapa post pandemia, se requerirá tomar en cuenta sus opiniones y escuchar sus propuestas, pues, de lo contrario, el panorama que se les ofrecerá será el mismo que hasta el día de hoy, escaso y con muchas precariedades.