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Las encuestas y Meade

Lo que es evidente es que la contienda será entre dos y esos dos ya están encabezando las encuestas | Julio Castillo

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Escrito en OPINIÓN el

Las encuestas son uno de los instrumentos más socorridos para ir midiendo las preferencias, los avances y los retrocesos de cada candidato a lo largo de toda la campaña.

En México las encuestas son relativamente recientes. En el último tramo del siglo pasado se empezaron a realizar, más como propaganda que como una medición real. Después de varios años y con empresas ya con trayectoria y prestigio, las encuestas son parte del proceso electoral y han sido cruciales para enfocar el voto útil.

Hace unos días el periódico El Universal publicó una encuesta que comprobó lo que era evidente: López Obrador sigue a la cabeza, pero ya se estancó; Ricardo Anaya tiene una tendencia estable de crecimiento y se encuentra ya en un segundo; y Meade pues ya se desplomó en un tercer lejano lugar. Obviamente los voceros del PRI salieron a intentar desacreditar la encuesta, pero creo que es importante reflexionar:

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·         Lo han dicho los columnistas desde hace dos semanas, lo mismo se ve en los eventos de Meade y en la falta de emoción en sus cuadros. Hasta la Secretaria General de su partido tuvo que salir a decir que no lo sustituirían, e incluso el mismo Meade dijo en Guerrero que sí, que estaban en tercer lugar.

·         Cuando una serie de voceros (empezando por el coordinador de la campaña, Aurelio Nuño) salen con un mensaje buscando desacreditar la encuesta y el propio candidato sale a confirmarla, quiere decir dos cosas: están en tercer lugar y además no tienen coordinación en su campaña… o dicho de otra forma: están derrotados y no tienen idea de cómo salir del bache.

·         Cuando un jefe de campaña sale a desacreditar encuestas y encuestadores es que ya perdieron. Lo he visto en decenas de campañas. Expresiones como “las encuestas se compran”, “hay un voto silencioso”, “nosotros no le estamos pagando al encuestador” o peor “nosotros tenemos otros datos”, son prácticamente la confesión de que van muy mal. Con esto no quiero decir que no existan encuestas compradas y con preguntas a modo, pero no son el tipo de encuestas que mandan a hacer los medios.

·         Las encuestas de inducción o las propias de los candidatos no son las que se publican… son con las que trabajan las campañas.

·         El caso de Ricardo Anaya resalta porque su crecimiento es sostenido. No contó con una burbuja de crecimiento en su destape como sucedió con Meade, pero ha ido creciendo de forma estable.

·         El caso de López Obrador también es bastante obvio, después de tantos años de campaña tiene una clara ventaja (Meade no era ni visible como candidato hace unos meses y Anaya lleva pocos años en el escenario nacional), pero esto no quiere decir ni que va a ganar (porque en las otras dos elecciones también empezó muy arriba), ni que no puede empezar a caer con velocidad. Sumar a lo peor del PRI (Durazo y Bartlett) y a lo más oportunista del PAN, no creo que le reditúe en nada positivo.

Lo que es evidente es que la contienda será entre dos y esos dos ya están encabezando las encuestas. Meade queda fuera y creo que eso responde mucho más a que el PRI, y particularmente el gobierno de Peña Nieto, han dejado al país en el peor momento de su historia moderna: inflación, devaluación, deuda y violencia, son los cuatro clavos de la tumba de Meade

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