Las elecciones del 7 de junio adquieren relevancia dada la aplicación de una nueva reforma electoral por parte del Instituto Nacional Electoral en medio de una crisis política que puso en duda la viabilidad del proceso electoral.
En la mayor parte del país las elecciones se realizaron de manera pacífica, pero esto no implica que se deba minimizar lo sucedido en algunos estados como Guerrero, Oaxaca o Michoacán. El reto será para el INE, dentro de sus competencias, como de las diversas autoridades en los tres órdenes de gobierno, atender los reclamos de todos los ciudadanos, incluidos los manifestantes.
En estas elecciones también se pone a prueba al nuevo titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), Sergio Nieto, quien se encuentra en una situación compleja en su tarea de brindarle legitimidad a dicha institución. Las irregularidades electorales, la compra y coacción del voto son constantes prácticas de la mayoría de los partidos que no deben ser permitidas.
Analizando los resultados electorales, salta a la vista la integración de nuevos partidos políticos y de candidatos independientes que modificarán relativamente la forma de hacer política, brindando, quizá, nuevas alternativas de participación y canalización de demandas.
Si los partidos políticos siguen la lógica con la que actuaron en la presente legislatura, veremos que nuevamente PRI, PVEM y NA contarán con la mayoría simple de la Cámara de Diputados con aproximadamente 263 diputados. Falta saber de qué modo actuará el Partido Encuentro Social que ha sido relacionado con el grupo político afín al Secretario de Gobernación, Osorio Chong.
Serán tema de análisis el por qué la coalición que llevó al Presidente a su cargo mantiene su dominio en el Congreso, aún cuando la aprobación de Enrique Peña Nieto se encuentra en sus niveles más bajos. Las elecciones intermedias desde 1997 habían funcionado como voto de castigo a la administración en turno, lo que en este caso, se podría interpretar como ventajoso para el gobierno de Peña Nieto.
El Partido Acción Nacional por su parte, mantendrá aproximadamente 110 diputados que le permitirán seguir con una agenda clara y unificada, dependiendo mucho de la labor que realice su coordinador parlamentario, puesto para el que se perfila el actual presidente del partido, Gustavo Madero.
Por otro lado, la participación de las izquierdas en la Cámara de Diputados mostrará la fortaleza que pueda tener la oposición, aunque por lo que hemos observado en las elecciones, el distanciamiento entre Morena y el Partido de la Revolución Democrática -que desde ahora entraron en disputa por el 2018- evitará que actúen en bloque. En la expectativa queda la participación de Movimiento Ciudadano y del Partido del Trabajo (que al parecer mantendrá su registro gracias a la cantidad de votos nulos). Vale la pena señalar que el escenario de salvar al PT, seguramente no fue previsto por los llamados “anulistas”.
Por lo demás, esperemos que culmine el proceso electoral lo más limpio posible.
A modo de conclusión: Nosotros como ciudadanos esperamos que la Cámara de Diputados sea un espacio abierto de inclusión, discusión y debate. Exhortamos a los mexicanos que resulten electos como diputados federales a impulsar una verdadera agenda de compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas. Debemos caminar hacia un parlamento abierto donde la ciudadanía participe de manera permanente para fortalecer la función de representación política que les ha sido conferida por los votos. ¡Qué le hagan honor a la investidura republicana de su puesto!
El autor es:
Rodrigo Ramírez @rodrigo_rq
Egresado de la carrera de Ciencia Política y Administración Pública de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su interés académico y profesional se centra en temas del Poder Legislativo, sistema electoral, competencia y desarrollo rural. Es Coordinador de investigadores en el área de Análisis Político y Legislativo de Borde Político A.C. rodrigo@bordepolitico.com