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Las elecciones de los años ochenta

El escenario hacia el 2018 es preocupante.

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Escrito en OPINIÓN el

México había logrado ganar cierto prestigio con respecto a la evolución del sistema electoral. La alternancia en el gobierno federal y en varias entidades federativas permitían acreditar que las contiendas electorales eras más o menos justas. La verdad es que los gobiernos siguieron financiando campañas, controlando medios y utilizando recursos públicos para ganar elecciones. Lo que se mostró en los comicios del domingo pasado es que, en materia electoral, no estamos muy lejos de los años ochenta.

El gobierno federal tuvo un plan, casi confeso, para enfrentar a Morena en las elecciones del Estado de México. La estrategia incluyó a todas las agencias del gobierno e incluso el pedir al sector privado que señalara que el triunfo de Delfina representaba un riesgo para la estabilidad del país. Tanto en Edomex, como en Coahuila, es evidente el control del gobierno estatal sobre los órganos electorales locales. No existe el menor recato a la hora de tratar de intervenir en las elecciones. En ocasiones se logra el objetivo, en otros casos no es posible revertir la tendencia electoral, pero siempre hay un gobierno que captura instituciones y utiliza dinero público en las elecciones.

La discusión de la comisión permanente del Congreso de la Unión el pasado miércoles, no fue muy distinta a las que se desarrollan en los años ochenta después de las elecciones".

El PRI se empeñó en negar serias y evidentes irregularidades. Todos los partidos de oposición reclamaron al PRI, con razón, el uso de recursos públicos, manipulación e incompetencia por parte de la autoridad electoral local. Por parte del PRI, no hay una mínima autocrítica con respecto a lo que hacen sus gobernadores para ganar elecciones. Así como no se hicieron responsables de los enormes desfalcos de los Duarte y de Borge, cuando sus tropelías eran evidentes durante sus gobiernos, son cómplices de Moreira y de Eruviel Ávila en la manipulación de elecciones. Son cómplices también de Peña Nieto que tendría que ser objeto de una investigación seria con respecto a las pruebas que existen en contra de su coordinador de oficina, por haber encabezado una operación del gobierno federal en el Estado de México.

Es claro que la reforma electoral surgida del Pacto por México es un fracaso. Los órganos electorales locales siguen en manos de los gobernadores y el INE no contribuye a mejorar los procesos".

El INE interviene a veces, en otros casos se abstiene y ni siquiera tenía contemplado reunirse el día de las elecciones.

La justicia electoral está también controlada, debido a que las designaciones de sus titulares corresponden a una distribución de cuotas partidistas. Tan solo recientemente, los partidos decidieron ampliar el periodo para el que ya habían sido electos los magistrados electorales, como una forma de comprar favores en ese tribunal. Como no construimos instituciones electorales independientes, pues los gobernantes pueden influir en los comicios. Como saben que si otro partido obtiene el poder su destino puede ser la cárcel, pues los gobernadores están dispuesto a todo para mantener a su partido en el poder.

A todo esto, se le agrega un ingrediente más, la violencia. Eso fue particularmente presente en el estado de Veracruz. Los sucesos de balaceras, secuestros, asesinatos, amedrentamientos, golpes, amenazas, etcétera; se registraron por decenas en la jornada y en los días previos a la elección. En Veracruz se votó con miedo y las autoridades responsables sencillamente no garantizaron seguridad a los votantes. El crimen organizado con intereses en los gobiernos municipales, la enorme cantidad de armas en poder de la población, como resultado del clima de violencia, y gobiernos omisos o interesados en mantener niveles bajos de participación, jugaron en contra del buen desarrollo de las elecciones.

El escenario hacia el 2018 es preocupante. Los principales contendientes no confían ni en la autoridad electoral, ni en la voluntad del actual gobierno para garantizar elecciones limpias. Peña Nieto prefirió tratar de conservar Edomex a cualquier costo, y proteger a la familia Moreira, antes de mostrarse como un presidente demócrata, garante de procesos electorales justos. La única solución es limpiar las elecciones del domingo. Que se atiendan con seriedad las denuncias y que se tomen las medidas que la ley permita, así sean extremas, para castigar a los que manipularon o intervinieron de manera ilegal en el proceso.

La gobernabilidad del país, ya de por sí endeble, se pone en riesgo de manera muy seria cuando no existe un compromiso real con el libre juego democrático. No cabe duda que el dinosaurio moribundo todavía está dispuesto a dar algunas patadas antes de desaparecer.

@vidallerenas