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Las 'demasiadas' dudas

El choque entre manifestantes y soldados en el campo militar de Iguala es una señal que el gobierno no puede darse el lujo de ignorar.

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Escrito en OPINIÓN el

 

La escena es sorprendente incluso para un país en el que ya nada debería sorprendernos. Un grupo de manifestantes, en el cual participaban los padres de los estudiantes normalistas desaparecidos desde el mes de septiembre, se confronta con miembros del Ejército en la entrada del campo militar de Iguala.

 

No es motivo de sorpresa la protesta misma o el reclamo de los manifestantes ante la desaparición de los estudiantes, lo inquietante es la respuesta de los militares. Una vez que se calentaron los ánimos e inició la confrontación, comenzaron a volar proyectiles improvisados, palos, piedras y botellas, a lo cual los militares respondieron arrojando palos, piedras y botellas. Lo que puede esperarse de un ejército profesional en una sociedad democrática.

 

La profunda degeneración institucional que enfrenta el país comienza a afectar visiblemente incluso a las fuerzas armadas. Tlatlaya nos refiere a violaciones graves a los derechos humanos, el enfrentamiento con manifestantes ante el cuartel de Iguala habla de problemas de disciplina y descontrol ante situaciones de tensión, mientras las investigaciones sobre el caso Ayotzinapa están contaminadas por dudas y acusaciones sobre la presunta participación el Ejército en los acontecimientos. 

 

Dudas y sospechas que han sido alimentadas gracias a las inconsistencias en las investigaciones encabezadas por la PGR y la conducción política errática que ha caracterizado a la actuación del gobierno. Preguntas que exigen una respuesta pública transparente, dudas razonables que cuestionan la veracidad de las investigaciones y fomentan la desconfianza en las instituciones, tal como ha advertido Jorge Zepeda Patterson en su artículo “Dos toneladas sin respuesta”, publicada en El País el 7 de enero pasado.

 

El gobierno ha actuado razonablemente al anunciar que permitirá que la CNDH y los padres de los normalistas visiten cuarteles militares para descartar la presencia de los  estudiantes en esos lugares. Es indiscutible que con el cambio de titular, la CNDH ha dejado de confundir su función y se ha alejado de la grilla para regresar a la defensa y protección de los derechos humanos.

 

Sin embargo, el trabajo de la CNDH por más efectivo que sea en la defensa de los derechos de las víctimas, difícilmente dará lo que el gobierno federal desesperadamente necesita: credibilidad.

 

La sombra del horror persigue a la administración de Enrique Peña Nieto. Las omisiones de las autoridades de los diferentes niveles de gobierno, las inconsistencias en la investigación federal, los cuestionamientos científicos sobre la posibilidad física de cremar tantos cuerpos en las condiciones señaladas por la PGR y ahora las dudas sobre participación del Ejército en los hechos, no van a desaparecer simplemente porque el presidente llame a la unidad y a fortalecer las instituciones.

 

A estas alturas nadie va a aceptar los resultados que presente la PGR, hay demasiados interrogantes y el gobierno del presidente Peña Nieto, en este caso y en su respuesta frente a los conflicto de interés que involucran a miembros del gabinete, ha sido incapaz de ganarse la confianza de los ciudadanos. También es altamente probable que el Estado mexicano sea demandado y tenga que rendir cuentas en tribunales internacionales. Supongo que esta no es la idea de promover la imagen de México que tiene la actual administración.

 

Se requiere urgentemente de una investigación independiente, de hecho me parece que una investigación internacional, que determine con claridad cómo ocurrieron los hechos y permita fincar responsabilidades no sólo a los autores materiales, sino también a las autoridades en todos los niveles de gobierno que hayan actuado en forma omisa o en franca complicidad.

 

El choque entre manifestantes y soldados en el campo militar de Iguala es una señal que el gobierno no puede darse el lujo de ignorar. Si el gobierno no es capaz de entender que la gravedad del caso exige una investigación independiente, la crisis de Ayotzinapa se traducirá en 2015 en más conflicto social, erosión institucional, descrédito internacional y en la amenaza de más violencia.

 

La lógica de la evasión y el círculo de la impunidad tienen demasiadas consecuencias para nuestra vida democrática. Y esto es algo que nuestras autoridades deberían comenzar a entender.

 

@ja_leclercq