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Las candidaturas independientes

En el caso de los independientes, el INE revela que no se trata de meras inconsistencias o errores humanos, sino de prácticas fraudulentas | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Con la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de agosto de 2012, se abrió la posibilidad de que ciudadanos pudieran competir en las elecciones de manera independiente sin necesidad de que fueran postulados por un partido político, lo que sin duda representa un triunfo de la lucha iniciada en 2004 por Jorge Castañeda para quitarle a los partidos el monopolio de la participación político-electoral, y una de las novedades de esta contienda presidencial.

Ya en los comicios federales y locales de 2015 se tuvieron las primeras experiencias, pues se lograron registrar 123 candidaturas independientes, de las cuales el gobernador de Nuevo León, un diputado federal, un diputado local y tres presidentes municipales obtuvieron el triunfo por esta vía. En las elecciones del año siguiente arribaron 10 presidentes municipales y un diputado a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México.

No obstante, es de señalar que desde el principio las candidaturas independientes han enfrentado fuertes resistencias de la partidocracia, lo que explica que los requisitos que establecieron los legisladores en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales sean sumamente difíciles de cumplir –sobre todo para un ciudadano que aún y cuando goce de un amplio reconocimiento social, no cuente con una estructura y capacidad operativa importante–, como es el número de firmas que se necesitan para poder solicitar el registro en un plazo relativamente corto.

En el caso de la Presidencia de la República, los aspirantes tuvieron 127 días para recabar 866,593 firmas de apoyo en 17 entidades federativas (por lo menos el equivalente a 1% en cada entidad). Dicho plazo concluyó el 19 de febrero y aunque de los 46 aspirantes solo tres de ellos alcanzaron el umbral requerido –Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y Armando Ríos Piter–, el pasado 16 de marzo la Comisión de Prerrogativas del INE informó que de la verificación que se llevó a cabo, se le detectaron 158 mil firmas simuladas al “Bronco” y 811 mil a Ríos Piter, además de un número significativo de copias de credenciales de elector (205 mil y 88 mil respectivamente) que no eran válidas de acuerdo con los lineamientos emitidos, por lo que no obtendrían el registro.

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En lo que respecta a Margarita Zavala, a pesar de que también se identificaron 432 simulaciones y 212 mil fotocopias que por ende tuvieron que ser anuladas, el número de firmas aprobadas fue suficiente –apenas cuatro mil por arriba de las necesarias– para cumplir con el requisito.

El informe del INE revela que no se trata tan solo de meras inconsistencias o errores humanos –que serían entendibles en un universo tan amplio–, sino de prácticas fraudulentas que tendrá que investigar la Fepade, pero que por lo pronto parecen confirmar lo que se había denunciado a partir de diversos trabajos periodísticos: que en mayor o menor medida los aspirantes independientes hicieron trampa para obtener las firmas e incluso se cuestiona si Margarita Zavala debe aparecer en la boleta el próximo 1º de julio.

Aún queda mucho por aclarar y el Tribunal Electoral tendrá la última palabra, pero todo indica que el propósito de oxigenar la actividad política con la incursión de las candidaturas independientes, cuando menos en lo que se refiere a la contienda presidencial, no se está cumpliendo.  

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