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La trampa de la consulta

Nada nuevo bajo el Sol. | Ricardo de la Peña

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Escrito en OPINIÓN el

Cuando uno revisa la pregunta sobre la que se pretende consultar a la ciudadanía el próximo domingo 1 de agosto de este año, se encuentra con que es, al menos, anfibológica e imprecisa en el tiempo, lugar y forma para el eventual acatamiento de su resultado por alguna autoridad.

La redacción real

Dice la redacción aprobada “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?” Difícil estar en desacuerdo, aunque la vaguedad impide saber cuáles serían las “acciones pertinentes”, de cuándo a cuándo comprende los “años pasados” o a qué “actores políticos” refiere. Así que su resultado podrá ser leído como le venga en gana a cada quien, en razón a sus filias o fobias y, sobre todo, a sus intereses.

Con esta redacción se pretende cuestionar en unos días a los ciudadanos mexicanos, en un ejercicio que por razones presupuestales tendrá un reducido alcance, pues se instalarán apenas un poco más de cincuenta mil casillas y que, por el interés que despierta y estos problemas prácticos, es muy difícil que logre alcanzar la meta de 40 por ciento de votantes respecto a electores para conferir a sus resultados un carácter vinculatorio, algo así como 38 millones de personas con derecho a voto. Lo que es más: por posiciones públicamente adoptadas por los detractores de la consulta, que rechazan que la aplicación de la ley se pretenda sujetar a una consulta, y motivaciones conocidas de seguidores acríticos de quien detenta el poder, es muy factible que el resultado refleje un sesgo hacia el acuerdo con lo que se pretende consultar, incrementado la aprobación de algo que no puede rechazarse en sí, pues el repudio no está en que se juzgue a alguien, sino en pensar que debe consultarse para hacerlo.

La lectura “oficial”

Pero ya podemos tener más o menos en claro lo que según el Ejecutivo federal significa esta pregunta, aunque con ello deforme su contenido. Según este personaje “Es una pregunta que se puede traducir de manera sencilla: ¿Quieres que se investigue y, de conformidad con la ley, se juzgue a los ex presidentes Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? Sí o no”. Nada que ver con la realidad, para variar.

Sin embargo, una vez realizada la consulta y sin reparo en la magnitud de concurrentes, será sencillo para el gobernante iniciar procedimientos supuestamente apegados a la voluntad popular o, si así lo desea, asumir una actitud de supuesto otorgamiento de amnistía extralegal a sus antecesores. Un proceder mesiánico que pudiera alimentarse de un falaz entendimiento de lo que se consulta, de un desapego a la magnitud de ciudadanos que se pronuncien al respecto y de asumir atribuciones que la legislación no le otorga para perseguir o perdonar a los demás. Vaya: nada nuevo bajo el Sol.