Main logo

La soberbia

La sonrisa del presidente por las masacres y el desdén de López-Gatell a las críticas de The Lancet los muestran de cuerpo entero. | Jorge Ramos Pérez

Por
Escrito en OPINIÓN el

La sonrisa del presidente Andrés Manuel López Obrador por las masacres y el desdén de Hugo López-Gatell a las críticas de The Lancet los muestran de cuerpo entero.

Luego de que Reforma publicó en su portada las matanzas en la era López Obrador, la respuesta del presidente fue una sonrisa burlona.

La respuesta de López-Gatell a The Lancet a claros señalamientos fue de desdén.

La revista especializada The Lancet explicó con puntualidad que las muertes del personal de salud en México por covid-19 obedecen a un coctel terrible: la falta de equipo de protección, dificultad para acceder a las pruebas de diagnóstico y la contratación informal de médicos y enfermeras.

“La pandemia de covid-19 ha acumulado miseria en México, con más de 70 mil muertes, un recuento sólo superado por Estados Unidos, Brasil e India. El país ha seguido una estrategia de no realizar pruebas extensivas o de rastreo de contactos, sino monitorear la capacidad del hospital para informar la relajación de las restricciones”, precisó The Lancet.

Si creemos en las dudosas cifras de la Secretaría de Salud, hasta el pasado 3 de septiembre habían muerto mil 410 trabajadores de la salud por coronavirus y 104 mil 590 se habían contagiado. Casi la mitad de quienes han muerto por coronavirus eran médicos.

De hecho, ya sabíamos que con este sombrío panorama México está en el primer lugar de muertes por covid-19 en médicos y enfermeras. The Lancet tituló su artículo “Entendiendo las muertes de trabajadores de salud mexicanos por covid-19”.

Amnistía Internacional alertó el 3 de septiembre por la muerte de más trabajadores de la salud en México por covid-19, incluso el dato era superior a cualquier país. Los oídos sordos de López-Gatell se mantuvieron. Incluso, Estados Unidos ocupó el segundo lugar con mil 77 decesos y el Reino Unido tercero con 677.

Pero The Lancet hizo memoria porque desde el inicio de la pandemia en el país se han registrado al menos 70 protestas para denunciar escasez de suministros, como equipo de protección y pruebas.

¿Sorpresa? Sorprendidos. Aunque en el caso de López-Gatell es algo peor.

Rafael Soto, líder de la Unión Nacional de Trabajadores de la Salud, dijo a The Lancet que “ni siquiera tuvimos acceso a una sola prueba. Ahora tenemos algunos”.

Madeleine Penman, investigadora de Amnistía Internacional, relató a The Lancet que México está “manteniendo un registro muy desagregado de las cifras de muertes de trabajadores de la salud. En las Américas, no todos los países están contando las muertes de trabajadores de la salud con el mismo detalle”. Dijo que Brasil, por ejemplo, está subestimando las muertes de trabajadores de la salud.

Pero López-Gattel tiene sus propios datos y por eso desdeñó a The Lancet, como mandó muy lejos a los exsecretarios de Salud, que por interés o por querer ayudar hicieron planteamientos públicos que el subsecretario rechazó burlonamente.

Lo mismo hizo su jefe con los datos reseñados por Reforma ante las masacres. Sonrió burlón.

El poder les dura seis años, pero la vergüenza dura toda la vida. Quizá sería bueno que lo recordaran.

Punto y aparte. “El regreso a clases presenciales ocurrirá solo cuando el semáforo de riesgo epidémico de las entidades esté en verde. Esperamos que ninguna entidad estatal tome una decisión contraria porque podría provocar un riesgo innecesario a la población”. Eso dijo López-Gattel. De verdad el subsecretario no tiene remedio.

Punto final. ¿Qué líder partidista tiene problemas escondidos bajo la alfombra, pero que en cualquier momento van a salir a la luz?