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La seducción del poder militar

La seducción de seguir utilizando a las Fuerzas Armadas es grande, por su capacidad de solución a los problemas. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

México actualmente está padeciendo por parte de los funcionarios de alto nivel, la falta de planeación estratégica que logre 1) la reactivación económica, 2) abatir el exceso de falta de empleo en diferentes profesiones y prestadores de servicios (oficios), 3) prevenir y contener la letalidad de la pandemia que ha provocado hasta el día de hoy 63,146 fallecimientos, y para variar todavía más. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos indica que la percepción de inseguridad de los ciudadanos mexicanos aumentó al pasar del 72.9 % en diciembre de 2019 al 73.4 % en marzo de 2020. Por eso, y muchas cosas más, NO me cansaré de decirles a esos payasos, bufones y arlequines que México ya no requiere de politiquería barata. Hoy se requiere de un verdadero quehacer en las decisiones para levantar al país y enfrentar todos estos obstáculos, los ciudadanos de a pie están cansados de sus campañas políticas.

Por otro lado, la semana pasada comenzó una guerra mediática estigmatizante en el comportamiento social contra las Fuerzas Armadas, el primer caso fue el enfrentamiento de Nuevo Laredo, Tamaulipas. La importancia de ser imparcial se logra con los resultados y dictámenes de la investigación inicial para evitar un juicio injusto. Muchos opinólogos determinaron sin mayor empacho una ejecución extrajudicial, sin importar los peritajes en criminalística y balística que nos indique que realmente existieron indicios o datos de prueba que puedan construir una teoría del caso correcta. 

Estamos en lo correcto que nunca se debe permitir la violación de los derechos humanos. Sin embargo, durante la actuación de las Fuerzas Armadas en apoyo a la seguridad pública ha sido inevitable que el personal militar siga recibiendo un sinnúmero de agresiones, donde también han existido bajas.

Lo que sí podemos observar es que actualmente muchos funcionarios del sector público se sienten ofendidos por la designación a militares de diversas tareas y funciones enfocadas a personal civil; pero no se fijan que los militares NO reciben las prestaciones y los sueldos que ellos están ganando, y que nunca se van a comparar con los horarios de las jornadas de trabajo y el constante peligro de la vida. Simplemente NO les importa el dolor insuperable de aquellas esposas e hijos que nunca más volverán a ver a ese militar que salió a cumplir con su deber. La falta de empatía de los medios amarillistas ha sido una grosería que juzga severamente, violando incluso el principio de presunción de la inocencia. 

Por otro lado, después se publicó otra nota que dice “…Ejército Mexicano desvió 156 millones de dólares a empresas fantasma entre 2013 y 2019 …” es muy importante que se utilicen bien las reglas del español, y se debe tener muy claras las siguientes precisiones:

1. El Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas es el presidente en turno.

2. El General secretario obedece y cumple las órdenes del presidente.

3. El presidente como Comandante Supremo, es quien gira las directivas generales al General secretario para el cumplimento de sus misiones generales, su presupuesto y proyectos.  

4. El General secretario no puede mentirle al presidente, y este a su vez, NO puede ignorar de las acciones que realice el General secretario.   

Por lo tanto, como lo he mencionado en anteriores columnas, existió en esta institución una serie de personajes oscuros que crearon una hegemonía denominada la cofradía del poder, quienes bajo las órdenes del General secretario en turno, se convirtieron en millonarios y que actualmente no justificarían los bienes patrimoniales de ellos y su familia. Por eso no debemos generalizar, ya que la tropa, los oficiales y jefes no controlan ni autorizan, esas funciones solo les corresponden a los señores generales. Son aquellos los verdaderos militares, quienes tienen liderazgo y cumplen con cabalidad lo que les enseñaron en la Escuela Superior de Guerra y en el Heroico Colegio Militar.

Quienes han institucionalizado la corrupción, son quienes denigran el uniforme y las insignias que portan, al perder de vista que primero deben ver por sus subordinados, lamentablemente algunos generales, y aclaro algunos, ya que no son todos, han olvidado el lema de la escuela superior de guerra que es “Saber más para servir mejor”. Sin embargo, parecería que algunos generales de la cofradía del poder lo cambiaron por “Saber más para servirse mejor”, ya que me gustaría saber cómo podrían justificar muchos de ellos las fortunas que acumularon durante estos años. ¿Me pregunto si en la Secretaría de la Defensa Nacional están dispuestos a investigar a estos generales?, pero mejor aun, si estarían dispuestos a que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) los investigara, ya que es poco probable que un general pudiera adquirir semejante patrimonio, así hubiera ahorrado su pre (pago remunerativo estudiantil) desde cadete.

¿Se imaginan cómo sería posible justificar tener un castillo en Europa, ser dueño de una o dos universidades, tener varias constructoras, empresas de seguridad, permisos colectivos de armas de fuego a discreción, más casas que cualquier inmobiliaria, y además contar con escolta oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional de más de 50 elementos militares con cargo al erario público, y eso que solo estamos hablando de 2 o 3 generales?

Si habláramos de los más visibles y renombrados miembros de la cofradía del poder o el Sindicato, como ellos se hacen llamar, podríamos mencionar fortunas incluso superiores a muchas de los narcotraficantes más famosos de la historia de México. Son capaces de hacer cualquier cosa con tal de conservar el poder y seguir impunes disfrutando de sus fortunas milagrosamente multiplicadas, más que los peces y panes de nuestro señor Jesucristo.

Es muy importante que el General secretario Luis Cresencio Sandoval tome la decisión de seguir conteniendo esas investigaciones en el afán de cuidar la imagen de la institución, o de plano rompa con esa cofradía del poder que sigue ahí, agazapada, escondida en la misma Sedena, haciéndole grilla disfrazada de lealtad institucional, con la intención de fortalecer la imagen de algunos de sus miembros y poder, en cualquier momento, volver a posicionarse en puestos claves de la Secretaría de la Defensa Nacional, esperando el momento exacto de recuperar el poder y seguir con los actos de corrupción que poco a poco han ido sido ventilados, curiosamente por la prensa, ya que no hay ninguna autoridad que se atreva a investigarlos. Curiosamente, esa información difundida por la prensa publica, es ventilada por filtraciones del interior de la misma Secretaría. ¿Será acaso que ya están empezando a pegarle con fuego amigo a mi General secretario?, les dejo esa pregunta.

Por último, es importante señalar que en lo que va de este sexenio se tiene la cifra más alta de homicidios violentos de la historia moderna de México. Según datos del INEGI, del 01 de diciembre de 2018 al 20 de agosto del 2020, han fallecido de forma violenta 59 mil 571 mexicanos, lo que ha dado que grupos de especialistas y defensores de derechos humanos quieran achacar dichos números al trabajo de seguridad que está realizando el personal militar. En 2007 teníamos a cerca de 37 mil elementos militares en funciones de seguridad, ahora pasamos a más de 200 mil elementos, por lo que señalan que la tasa de homicidios violentos se triplicó, tratando de hacer creer a la población civil que dicha alza en los índices es responsabilidad de las Fuerzas Armadas, cuando la realidad es que de esos más de 59 mil homicidios dolosos, menos del 01% han sido de forma directa en enfrentamientos con las fuerzas militares, para ser exactos el 0.600%. Esto demuestra, con los propios parámetros que utilizan, que son la estadística y datos duros según dicen, que el Ejército y la Marina no son los responsables del incremento en la violencia del país, por el contrario, han sido quienes la han contenido para que no se desborde. Esto también nos demuestra que si no cambiamos la estrategia y fortalecemos a las instituciones civiles, nunca veremos a los militares regresar a los cuarteles. La seducción de seguir utilizando a las Fuerzas Armadas es grande, por su capacidad de solución a los problemas, haciendo siempre factible que se caiga en la tentación de dejarlas en la calle y no invertir en la construcción y preparación de corporaciones policiacas civiles fuertes y bien preparadas.