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La revuelta de abogados no tiene cita

Una Circular de nuestro desafortunado TSJCDMX es solo la punta del iceberg, que se traduce en un no pases, no hay justicia, ni pronta, ni expedita. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

Fue este 14 de febrero, día en que todos se mandaban mensajes de amor y amistad cuando se rompió la paz en la lujosa oficina del presidente del maltrecho Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. Un colaborador, casi tartamudeando informaba: -señor presidente, señor presidente, un grupo de abogados entró por la fuerza a las instalaciones de la colonia doctores y están gritando: “¡revocación! ¡revocación!”-

Abogados de traje y corbata y abogadas de tacón y casimir se despojaron de su formalidad y empezaron a gritar molestos por una circular que avisaba que en adelante, para la atención de sus casos sería por medio de citas electrónicas. Juristas que, sin conocerse, empezaron a intercambiar su indignación al conocer de este aviso puesto de cabeza sin sustento legal alguno.

Pidieron una entrevista con el presidente del tribunal y sólo se encontraron funcionarios asustados que se escondían y se negaban a dar una respuesta. “¡Queremos que el presidente del tribunal nos reciba!”, la respuesta fue el silencio. Tuvieron que cerrar la avenida Juárez frente a la Alameda Central y la calle de Niños Héroes de la colonia Doctores en la Ciudad de México para que les hicieran caso, pero ni así se hicieron escuchar.

¿Citas electrónicas para revisar un expediente? ¿dos o tres semanas de espera para conocer el acuerdo que dictó el juez? ¿Qué ocurre si dieron un término de tres días o urge tramitar una pensión alimenticia o un acuerdo que requiere una apelación o un amparo? Los términos procesales no se interrumpen.

En la mayor parte del país no se puede acceder a las oficinas donde se imparte justicia de cualquier materia si no se tiene cita, ni personas interesadas ni abogados defensores, no importa a qué parte representen.

Aducen los funcionarios que es la austeridad, la palabra más mencionada en esta administración.  Se carece de papel, de equipo informático actualizado y de personal suficiente. En estos difíciles meses de la pandemia, servidores públicos que han fallecido o se han jubilado no se reponen sus plazas. Hay que trabajar más con menos. ¡Son instrucciones de arriba! 

Al personal que ha sobrevivido se le ve desmoralizado por mayores cargas de trabajo y bajos salarios. Algunos tienen que laborar en dos empleos para medio sobrevivir.

Es común ver en los juzgados civiles, mercantiles, penales y familiares expedientes apilados en el piso, en los escritorios, en los anaqueles.  Huele a polvo viejo que sale de esos expedientes maltrechos, deshojados que contienen no papeles sino derechos de personas, de familias completas que ven pasar los años sin alcanzar la ansiada justicia.

No es austeridad, es austericidio lo que se practica en las administraciones de estos gobiernos.  Con esta política de arcas vacías se mata no solo la esperanza, sino también vidas enteras, metas sin alcanzar y solo se logra la frustración.

Las instalaciones de los tribunales de justicia están desbordadas; en días comunes se puede observar una fila permanente de 200 personas para subir por los elevadores a los distintos juzgados. El lugar más concurrido es el archivo para acceder al expediente, se tiene que invertir al menos dos horas para formarse y tener noticia del contenido de un acuerdo. -”Necesito una copia de este oficio”, -”se la tengo en una semana”. -”¿Cuándo me tiene el acuerdo licenciado?” “Regrese la semana que entra porque tengo muchos expedientes antes que el suyo”.

Las agendas de audiencias están en manos de los secretarios del juez que se guardan como el tesoro más preciado, porque las más inmediatas se proyectan a tres o cuatro meses sin que se asegure que se van a celebrar.

Este panorama de retraso constante se agrava con la Circular CJCDMX-06/2022 firmada por la secretaria general del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de la Ciudad de México para que en los juzgados civiles y familiares tanto del proceso escrito como del proceso oral del Tribunal Superior de Justicia implementen un sistema (¿basurero?) electrónico de citas (¿para el más allá?) en la atención de personas usuarias.

El sistema de justicia en nuestro país vive una de las mayores crisis de las que no se tiene memoria. Los juicios se triplican no solo en número, sino en la prolongación de sus resultados.

Una Circular de nuestro desafortunado Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México es solo la punta del iceberg, que se traduce en un no pases, no hay justicia, ni pronta, ni expedita, ¡sólo vergüenza!