Main logo

La reforma energética de AMLO

La Reforma Energética propuesta por AMLO presenta más dudas que respuestas, poco se sabe de ella. | Guillermo Sesma

Por
Escrito en OPINIÓN el

En días pasados se supo que la discusión y votación de la Reforma Energética propuesta por parte del Ejecutivo Federal se aplazaría hasta 2022. La política energética en México no es un tema secundario, podríamos decir que es uno de los que genera más controversia y divide opiniones. Hay quienes remontan su argumento a la Constitución de 1917 y a la expropiación petrolera hecha por Lázaro Cárdenas del Río en 1938. El principal motor de esta nueva política energética promovida por AMLO es la descalificación de la reforma aprobada en 2013 y propuesta por el entonces presidente Enrique Peña Nieto. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador y sus más cercanos colaboradores en esta materia, así como sus huestes en el Congreso, no pudieron encontrar la gestión política y legislativa que les permitirá su aprobación en el 2021, sin que ello se convirtiera en una batalla campal, si a esto le sumamos que en el ámbito internacional la propuesta estatista de AMLO no fue recibida con la mayor simpatía, tendríamos una primer teoría del por qué fue retirada y la dejaron para “mejor ocasión”.

Lo cierto es que los partidos que se oponen al presidente no pudieron armar un bloque lo suficientemente fuerte para soportar sus embates, sin embargo, da la impresión de que a muchos no lograron convencerlos de votar a favor y AMLO no estaba dispuesto a quemar ese cartucho político con el riesgo de perder la batalla. 

¿Qué es lo que quiere el PRI, Alejandro Moreno y los 16 Diputados que necesita AMLO para la aprobación? Eso no lo sabemos, lo que sí está claro es que MORENA y el presidente tenían poco capital político de negociación en el último trimestre del 2021. 

Impulsar una reforma controvertida que divide opiniones y que además puede generar consecuencias económicas de carácter internacional y nacional, no necesariamente es una prioridad presidencial si dicha reforma no se presenta en una coyuntura electoral en la que el partido en el poder pueda sacar raja política y aprovechar la discusión para sumar adeptos o por lo menos, mantener contentos a sus incondicionales seguidores. 

En el 2022 nuevamente tenemos proceso electoral, serán seis gubernaturas las que estarán en juego y las políticas del presidente tendrán impacto en las urnas. Adelantar el pleito en el cierre del año rendía pocos dividendos políticos a los involucrados, para todos es mejor esperar y sacar la mejor tajada, aunque eso comprometa el desarrollo nacional. Con esto no quiero decir que el fast track energético sea la mejor opción, pero ojalá que la razón para posponer la discusión energética en México sea en la búsqueda de las mejores alternativas que den respuesta a las necesidades de nuestro país y no una simplona estrategia política. 

En la opinión de algunos otros la discusión y votación de la Reforma Energética fue pospuesta con la finalidad de enriquecerla, sumando la perspectiva de todos los sectores que de ella participan y que por lo tanto se ven afectados por cambios tan drásticos. Esta premisa nos hablaría de que AMLO y MORENA han alcanzado cierto grado de madurez política como para detener una reforma que está a “medio hacer”.  De esto tengo mis severas dudas, es muy posible que en el futuro cercano veamos la misma iniciativa presentada sin correcciones. 

Para el México del siglo XXI contar una política energética de vanguardia es indispensable, nuestra economía encuentra en gran medida inversión y desarrollo en el sector energético y a esto habría que sumarle el manejo responsable y con visión a futuro de los recursos con que cuenta nuestro país. Sería una lástima que nuevamente un tema tan importante se convierta en moneda de cambio de partidos y liderazgos que no tienen en la cabeza otra cosa que no sea su beneficio personal.  

La Reforma Energética propuesta por AMLO presenta más dudas que respuestas, poco se sabe de ella y el resto las fuerzas políticas no han podido decir si dicha reforma tiene cosas buenas o no. A los ciudadanos que somos los primeros afectados poco se nos dice, en pocas palabras nadie explica nada.