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La recta final

Hillary Clinton siempre ha sido el mismo: es una candidata que no ha logrado (y dudo que lo haga) conectar con el electorado.

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Escrito en OPINIÓN el

El día de ayer se llevó a cabo el tercer y último debate de los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos. En definitiva, y en mi opinión, esta contienda ha sido una de las más competidas, difíciles, y para nada dignas de recordarse. Es increíble que, Donald Trump, a pesar de todos los pesares haya llegado a ser el nominado del Partido Republicano. Hace 15 meses cuando anunció su candidatura todos lo subestimamos (me incluyo en este grupo, por supuesto). Y después de una contienda interna que parecía imposible, con una retórica divisiva, violenta, pragmática y autoritaria, aquí van los dos candidatos en la recta final hacia el martes 8 de noviembre, donde habrá de definirse al ganador. No pretendo cometer el mismo error y quiero pensar que – aunque las cosas parecen estar decantándose a favor de Hillary Clinton – la realidad es que todavía no se puede cantar victoria.

 

Pero ¿qué sucedió ayer en el debate? Varias cosas. Primero, a diferencia del segundo debate (el inmediato anterior), pudimos observar a Hillary Clinton mucho más segura, devolviendo los “golpes” que quería darle Donald Trump y siendo mucho más dinámica, sarcástica y segura de sí misma. Tuvo una primera mitad del debate muy buena (es decir, más o menos los primeros 40 minutos) estuvieron muy bien. Pero también Trump se defendió bien. La segunda mitad del debate no fue tan airada como la primera. Y me hubiera gustado que Hillary Clinton abundara más en el tema de los grotesco de Trump, cuando se refiere a las mujeres. En lugar de hablar de cosas comunes, o bien, de ir a lugares comunes al referirse a ello; yo hubiese querido que ella lo cuestionara de frente. Nadie puede gobernar un país sin autoridad moral y el liderazgo se ejerce por ejemplo (“lead by example, dijo Clinton”).

 

Ahora bien, lo más sorprendente del caso fue precisamente que Donald Trump, en un afán autodestructivo, dijo que no estaría dispuesto a aceptar el resultado de las elecciones y que “lo vería en su debido tiempo”. Esto significa que – desde ahora – está desacreditando la elección en su conjunto. Si no gana es porque hubo trampa (¿a qué eterno candidato presidencial mexicano me recuerda esto?). Y este es un duro golpe para la democracia en los Estados Unidos. Este país se dice ser el “campeón del mundo libre y democrático” y que ellos “inventaron este sistema presidencial de gobierno”, donde la transición de poder se da siempre de modo periódico, legítimo, pacífico, etc. Y Donald Trump se encargó de torpedear anoche el mismísimo corazón de la democracia en América: no está dispuesto a aceptar el resultado electoral si pierde. Es lo más antidemocrático que hemos escuchado hasta el momento en esta campaña. Es incluso peor que la amenaza lanzada en su segundo debate contra Clinton, en el sentido que le perseguiría por el tema de los correos electrónicos, en caso de ganar la presidencia. Y esta amenaza contra la democracia le va a costar caro.

 

¿Quién ganó el debate? La encuesta de CNN dice que Hillary Clinton por un amplio margen (52% versus 39%). Pero lo que me llama más la atención es lo siguiente: Donald Trump mintió nuevamente. Mintió como suele hacerlo, presentando datos falsos, aseverando cosas que no tienen fundamento y diciendo una serie de barbaridades que han comprobado los expertos que no son así (me refiero por ejemplo a las cifras del libre comercio en la región de Norteamérica, a los planes del sistema de salud en los Estados Unidos, a la situación del pago de impuestos – propio y de los migrantes indocumentados, entre otros). Y a pesar de tanta mentira, en la encuesta de CNN, casi la misma cantidad de gente (más del 45% para ambos candidatos) afirman que uno y otro dijeron la verdad. Me impresiona que en esa misma proporción, quienes vieron el debate afirman que ambos fueron sinceros y auténticos ( y muy a pesar de todos, Trump le ganó por poco a Clinton en este tema).

 

En conclusión podemos referir que el problema de Hillary Clinton siempre ha sido el mismo: es una candidata que no ha logrado (y dudo que lo haga) conectar con el electorado. La sienten falsa y distante. Aunque creo que mucho de ello es percepción. Y Trump, a pesar de tanta falsedad, es más cercano a la gente en ese aspecto. Aunque las encuestas de opinión parecen darle ventaja a Clinton en esta recta final, no se puede descuidar. Y la otra cosa que se tiene que pensar es: ¿qué va a pasar si Clinton gana, con el enorme bloque del electorado que apoyó a Trump? ¿cómo va a unir al país nuevamente? En este punto, en donde el daño real y retórico está hecho, hay un larguísimo trecho que caminar. Y México está incluido en esto.

 

@OpinionLSR

@fedeling