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La primera línea de defensa, hay que cuidar al personal de salud

Esa vocación debe ser correspondido por todas y todos cuidando de quienes en el momento más crítico están y estarán cuidándonos. | Ivonne Ortega

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Escrito en OPINIÓN el

De acuerdo con las autoridades federales, México ha entrado a la Fase 3 de la pandemia del coronavirus covid-19 y eso significa que se agravará el contagio y la cantidad de personas que requerirán atención médica se incrementará, lo que pone a prueba a nuestras instituciones de salud pública.

A través de los medios de comunicación hemos visto los esfuerzos, a veces desesperados, de las diversas oficinas federales y estatales para equipar la red hospitalaria nacional, en especial con ventiladores mecánicos que permitan la respiración asistida en los casos de recrudecimiento de la enfermedad. Es una tarea permanente, pues la evolución de la pandemia así lo ha demostrado en otros lugares.

Pero la primera línea de defensa después de la prevención, es el personal de salud, desde médicas y médicos especialistas hasta las y los profesionales de enfermería, desde quienes integran los cuerpos de gobierno hasta quienes se encargan de la limpieza y lavandería. Todo el personal de salud tendrá en sus valiosas manos la vida de un porcentaje de la población nacional durante el tiempo que dure la contingencia hospitalaria.

Es prioritario cuidar al personal de salud. En los países que más se ha resentido el impacto de la pandemia, la infección en los centros de atención médica ha sido preocupante y complica más el escenario: se puede sustituir un aparato mecánico, pero una persona no.

Circulan en las redes sociales bromas y memes sobre la calidad de los equipos de protección destinados al personal de salud. Yo creo que ese tema no debe ser motivo de chiste ni es de tomarse a la ligera; no podemos pensar en las consecuencias de una posible infección en “ellos” y “ellas” porque en realidad las consecuencias son para NOSOTROS.

Por eso espero que las autoridades federales y estatales realmente se estén ocupando con seriedad del asunto, y deposito mi confianza en que así será, por el bien de todos. 

Por otra parte, se han dado casos lamentables de gente que, en el extremo de la ignorancia, ha atacado a enfermeras, enfermeros o médicos porque los creen portadores del virus. Nada más equivocado: se trata de hombres y mujeres con familias que tienen sentimientos y quizá incluso miedo, pero cada día se sobreponen y cumplen con su deber.

Merece castigo quien agreda al personal de salud, y es obligación de todos, empezando por el Estado, garantizar su seguridad.

En esta batalla por la salud pública y con ella el futuro de nuestras comunidades, es el personal de salud quien lleva la voz y la acción durante la etapa más difícil, la que no conoce de descanso ni de descuido, la que exige fortaleza física, emocional y de convicciones.

Los hombres y las mujeres del sector salud han demostrado a través de los años el compromiso que adquirieron al elegir su vocación. La mayoría refrendó ese compromiso con un juramento cívico que es considerado un rito sagrado.

Ese juramento, ese compromiso, esa vocación debe ser correspondido por todas y todos cuidando de quienes en el momento más crítico están y estarán cuidándonos.