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¿La OEA dará un respiro a Venezuela?

¿La discusión de la situación venezolana en la OEA será la salida de la crisis?

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Escrito en OPINIÓN el

No es secreto para nadie que Venezuela atraviesa una profunda crisis social, económica y política desde que el presidente Nicolás Maduro asumió la presidencia en 2013, la cual se ha visto agudizada en el último año por las siguientes razones: la suspensión del referendo revocatorio en contra del presidente Maduro bajo argumentos legales dudosos, la postergación indefinida de los comicios regionales de gobernadores y alcaldes y las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) donde desconocen las funciones de la Asamblea Nacional (AN) para atribuírselas a sí misma o a quién ella considere.

Para diversos actores políticos como la comunidad internacional, la oposición, la Fiscal General, etc., la decisión del poder judicial fue calificada como golpe de Estado y un quiebre del orden constitucional, entendida como parte de una estrategia que busca mantener en el poder al gobierno. Además, fue el detonante de la última ola de protestas masivas que ya lleva más de 80 días a lo largo del territorio nacional, dejando un saldo de más de 70 muertos y 1400 lesionados, en su mayoría civiles, donde ha quedado en evidencia el uso desproporcionado de la fuerza por parte de los cuerpos policiales y militares y la continua violación de los derechos humanos para reprimir a los manifestantes.

De esta forma, se ha evidenciado la transformación de un gobierno que podía ser considerado como una democracia delegativa con visos autoritarios a una dictadura en términos sociológicos y politológicos. Lo anterior, sumado a la propuesta de Maduro de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para redactar una nueva Constitución, ha dejado en evidencia a un gobierno que ha violentado todas las formas republicanas establecidas en el propio texto constitucional aprobado en 1999.

El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha asumido como propia la denuncia del deterioro de la situación en Venezuela y la necesidad de rescatar las formas democráticas como herramientas para la resolución pacífica de nuestras diferencias. Ha llevado al seno de la Organización la discusión sobre la situación venezolana para señalar la necesidad de activar la Carta Democrática en el país.

Ya se han efectuado varias reuniones entre los representantes de los países miembros, siendo la última la del pasado 19 de junio, realizada en el marco de la 47 Asamblea General en Cancún, México. En la misma, convergieron los cancilleres y representantes de los países miembros para discutir la iniciativa del presidente Maduro de convocar una ANC, con el objetivo de llegar a un consenso para emitir una resolución que le solicitase al gobierno venezolano abandonar dicha iniciativa, así como respetar y garantizar los derechos humanos de su población. Al final del día no se lograron los 23 votos necesarios para aprobar la resolución debido a los votos en contra de Bolivia, Dominica, Nicaragua, San Cristóbal y Nieves y San Vicente y las Granadinas, así como las abstenciones de Antigua y Barbuda, Ecuador, El Salvador, Granada, Haití, República Dominicana, Surinam y Trinidad y Tobago.

Muchos creían que la región tendría una posición menos tibia para denunciar el giro dictatorial del gobierno y su continua violación de los derechos humanos. Sin embargo, ha quedado en evidencia que el gobierno de Venezuela aún cosecha los frutos de la diplomacia implementada desde los inicios del chavismo. Apoyado en la mayor bonanza petrolera que haya conocido Venezuela en su historia, el gobierno de Chávez impulsó una política exterior tendiente a la construcción del ALBA, un bloque de apoyo entre gobiernos ideológicamente cercanos al Socialismo del Siglo XXI, entre los que se cuentan Bolivia, Ecuador, Nicaragua, la Argentina kirchnerista en su momento, y otros países que más orientados por el pragmatismo político, entre ellos varios de la Comunidad del Caribe (CARICOM), decidieron dar su apoyo al gobierno de Caracas para recibir los beneficios económicos de la diplomacia petrolera chavista.    

La falta de consenso para generar esta resolución puede tener varias lecturas. Sin duda, puede ser vista como una victoria del chavismo, pero lo cierto es que la crisis económica y la caída de los precios del petróleo le han impedido impulsar una política exterior como la de su predecesor para mantener su apoyo regional. Pero no queda duda de que el rechazo a las actuaciones del gobierno de Maduro viene ganando terreno a medida que la crisis se extiende y las protestas se mantienen.  

Los procesos y decisiones de los organismos internacionales son más lentos de lo que la población quisiese. Mientras las cancillerías debaten sobre la crisis en estos espacios, en el país la población sigue enfrentada en una lucha asimétrica contra el gobierno. Puede que las decisiones que emanen desde la OEA ayuden a solventar la actual coyuntura, pero la solución a la misma dependerá en mayor medida de la presión y articulación de las fuerzas políticas democráticas que hacen vida en el país para lograr. En ambos espacios se han logrado avances significativos, pero es necesario mantener la lucha para evitar el avance dictatorial del gobierno, quien con la convocatoria a la ANC, pretende acabar con las formas republicanas y democráticas vigentes en la Constitución de 1999. 

 

Dr. Héctor Hurtado | Licenciado en Sociología (Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela), Maestro en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, Venezuela) y Doctor de Investigación en Ciencias Social s (Flacso-México). Se especializa en investigaciones sobre discurso e identidades políticas, populismos, ciudadanía, sociedad civil y democracia.

@hhurtadog