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La nueva relación bilateral

Hoy, el Gobierno Federal debe reorientar sus esfuerzos en convencer a la nueva administración de las bondades de la relación bilateral.

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Escrito en OPINIÓN el

El triunfo del candidato republicano Donald Trump, a la Presidencia de los Estados Unidos, además de sorprender a todo mundo, abre nuevas expectativas y frentes para la agenda bilateral entre ambos países.

 

México y Estados Unidos poseen una relación compleja, derivada de una frontera geográfica, cultural, de seguridad, económica y política, con beneficios y perjuicios para ambas partes, en el que, para ganar a veces hay que ceder.

 

Uno de los primeros desencuentros de esta relación quizá lo constituya la respuesta que dio en 1810 el secretario de Estado norteamericano, James Monroe, al coronel Bernardo Gutiérrez de Lara, a quien Miguel Hidalgo había nombrado como enlace con el gobierno norteamericano para solicitar su apoyo, pero un acompañante del emisario de Hidalgo que fue testigo presencial del encuentro entre ambos personajes, dijo que "El coronel Bernardo, se levantó furioso de su silla al oír semejante proposición y salió del despacho de Mr. Monroe muy enojado de la insultante proposición [...]”, en el que el creador de la Doctrina que lleva su nombre –Monroe-, condicionaba el apoyo a la independencia de México, a la adopción de la Constitución estadounidense.

 

Desde siempre una preocupación del gobierno norteamericano son los temas de la agenda de seguridad. Es sabido, por ejemplo, que en febrero de 2011 el gobierno del vecino país del norte comenzó a realizar vuelos espías con aviones no tripulados, con el objeto de recoger información de inteligencia sobre la actividad de los principales cárteles de la droga en la frontera con México.

 

Sin duda alguna, el escándalo Wikileaks por la divulgación de cables diplomáticos, debilitó la relación bilateral. En uno de ellos, -el 09STATE124636-, enviado a la embajada de Estados Unidos en México directamente de la oficina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton con fecha 4 de diciembre de 2009, la secretaria Clinton ordenó escrutinio sobre la "capacidad" para gobernar el país y que abre la posibilidad de afirmar el fracaso de la estrategia contra la inseguridad de su administración.

 

Además con anterioridad se sabe que el gobierno mexicano ha permitido que agencias de inteligencias norteamericanas se instalen en territorio nacional, específicamente en la avenida Paseo de la Reforma, y después, en algún punto de la frontera norte, que fue dado a conocer en un reportaje del periódico The New York Times, en el que afirma que al menos 24 elementos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y empleados civiles del ejército de EU, trabajan en una base militar mexicana y que fue admitido por el gobierno mexicano.

 

El último desencuentro en la relación bilateral lo constituyó, la visita del entonces candidato republicano Donald Trump por intercesión del exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, que mereció las críticas por falta de timing político, encuentro precipitado, recepción de Jefe de Estado, falta de cálculo político, invasión de funciones de la Cancillería, entre otros, fueron las críticas que le hicieron a este encuentro, en el que prevaleció la improvisación y el cálculo político de esa decisión no contemplaba el triunfo del hoy presidente electo, sino un cabildeo que obtuvo no buenos resultados.

 

Hoy, el Gobierno Federal debe reorientar sus esfuerzos en convencer a la nueva administración de las bondades de la relación bilateral. Sin embargo, Trump conoce las debilidades del sistema político mexicano: corrupción, impunidad y un sistema económico dependiente de los Estados Unidos.

 

Es posible que entre las opciones del Gobierno Federal se encuentre, la remoción de la titular de la Cancillería mexicana, al necesitar de cuidar una relación estratégica cuando la canciller es integrante de los Salinas cuya familia tiene vínculos con la familia Bush de Texas, quien demostró su abierto rechazo a apoyar a Trump. Además, los intereses económicos de los republicanos en México, quizás apoyen a Trump en esta medida.

 

La corrupción y la impunidad son elementos que el equipo Trump tiene para someter a la administración del Presidente Peña Nieto, en puntos sensibles.

 

Mientras tanto, ojalá los estrategas de Los Pinos tengan algo verdaderamente inteligente para insertarlo en la agenda bilateral.

 

@racevesj 

@OpinionLSR