Main logo

La niña de ojos verdes

La mujer afgana de ojos verdes, portada de National Geographic siendo niña, llegó a Italia como parte de una evacuación organizada por Occidente. | Ulises Castelanos

Por
Escrito en OPINIÓN el

Después de que los talibanes retomaron el control en Afganistán, y derivado de la crisis humanitaria que eso desencadenó, esta semana se supo que la mujer afgana de ojos verdes que saltó a la fama por la portada de National Geographic siendo niña, llegó a Italia como parte de una evacuación organizada por Occidente. Su nombre es Sharbat Gula y la foto de aquella portada que todos recordamos la hizo Steve McCurry.

El primer ministro italiano Mario Draghi señaló que la evacuación de Sharbat Gula fue organizada por Italia luego de que ella solicitó ayuda para salir de Afganistán. El gobierno italiano ahora la asistirá para que se integre a la vida cotidiana en Italia. Lo cual francamente es un milagro originado obviamente por su visibilidad mediática.

Recordemos que la portada original se publicó en 1984, y aunque en aquel entonces el contexto político de la región era otro; Steve McCurry se dio a la tarea de buscarla y encontrarla casi 20 años más tarde, lo que la regresó a la portada de National Geographic en 2002. Un caso único en el mundo.



Resulta que en 2014, la mujer volvió a aparecer en Pakistán, cuando las autoridades la acusaron de “comprar un carnet de identificación falso paquistaní” y enseguida ordenaron su deportación. Ella viajó a Kabul, donde el presidente de aquel país le organizó una recepción en su honor en el Palacio Presidencial y ese mismo día le entregó las llaves de un nuevo departamento para ella. Era una celebridad en Afganistán.

El gobierno italiano anunció la llegada de Gulla a Roma, en donde expresaron que la fotografía que fue portada de la famosa revista, había llegado a “simbolizar las vicisitudes y el conflicto del capítulo en la historia por el que Afganistán y su pueblo vivían en ese entonces”. Y por ello, aceptaron su petición de asilo.

Sharbat Gula fue una estudiante de la escuela “informal” en el campo de refugiados de Nasir Bagh en 1984. Steve McCurry, le hizo su famosa foto con película de diapositivas Kodachrome de 64 colores, usando una cámara Nikon FM2 con el lente Nikkor 105mm. El retoque final fue realizado por Graphic Art Service y curiosamente McCurry no tomó en su momento el nombre de ella cuando la había fotografiado. Tampoco sabía que esa imagen sería la portada de la revista.

Un dato curioso es el hecho de que cuando la localizaron de nuevo a sus 30 años de edad, por increíble que parezca, ella jamás había visto su retrato en la portada de National Geographic, y fue hasta que la vieron otra vez, que se la mostraron. Imaginen el impacto.

La familia de Gulla huyó de su aldea en el este de Nangarhar durante el bombardeo de Afganistán por la Unión Soviética cuando ella tenía alrededor de seis años. Junto con su padre, hermano y tres hermanas, cruzó las montañas hasta Pakistán hasta el campo de refugiados de Nasir Bagh en 1984 donde fue fotografiada al azar, a partir sólo de la intuición del fotógrafo y seducido por esos ojazos verdes.

Ella se había casado con Rahmat Gul a los 15 años y regresó a su aldea en Afganistán en 1992. Hoy es viuda, ya que su marido murió de hepatitis C alrededor de 2012. Ella es madre de tres niñas. Es musulmana devota, y normalmente usa su burka.

Gulla no quería conocer a McCurry, ya que era un hombre que no pertenecía a la familia, y eso está penado por el Islam. Pero finalmente accedió para volver a ser retratada hace casi 20 años. Hoy ronda los 50 años de edad y lucha por adaptarse a su nueva vida en Roma.

En 1984 -cuando la fotografiaron por primera vez- nadie hablaba entonces de los derechos de imagen de las personas ni mucho menos, fue tan impactante esa portada que un par de décadas después, el mismo McCurry se dio a la tarea de buscarla y milagrosamente la encontró para volver a fotografiarla. No existe un caso similar en el mundo de la fotografía internacional.

Hoy esta mujer está refugiada en Italia y esperamos que lleve una vida mejor que la que tenía en Kabul, esta historia es pues un caso aislado que termina bien. Una mujer retratada hace casi 40 años por National Geographic, recibe hoy una mínima compensación por regalar esa mirada de ojos verdes inolvidable a sus 16 años de edad. Sin saber lo que el destino le tenía reservada.