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La necesaria transformación de la CNDH

Mi conclusión es que el proceso para renovar la CNDH fue de baja calidad y por fortuna tuvo un resultado satisfactorio, más bien fortuito y no producto del mejor proceso posible.

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Escrito en OPINIÓN el

 

El 17 de octubre se publicó la convocatoria para la elección del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y el jueves 13 de noviembre concluyó el proceso con el nombramiento de su nuevo titular. Revisemos brevemente el desarrollo y la calidad de éste.

 

La convocatoria y el proceso dejaron fuera la obligación constitucional del Senado para que la elección se ajuste “a un procedimiento de consulta pública, que deberá ser transparente…”. Tal cosa no sucedió, lo único que hubo fue una audiencia pública donde trece organizaciones civiles plantearon sus perspectivas sobre la CNDH, pero de ninguna manera eso se puede considerar consulta.

 

Algunas senadoras insistieron hasta el último día que sí hubo consulta y que la diferencia con la sociedad civil era de semántica; la realidad es que la diferencia es de fondo pues las organizaciones defensoras de derechos humanos exigíamos una consulta con base en estándares de derechos humanos y eso implicaba un proceso comunicativo de doble flujo entre sociedad civil y las Comisión del Senado. Esto es lo que las Senadoras y los Senadores fueron incapaces de entender y en consecuencia de poner en práctica.

 

Otra omisión importante fue que nunca se presentaron públicamente los criterios precisos para evaluar a las candidatas y a los candidatos; omisión que dio lugar a que las filias y fobias personales y políticas prevalecieran sobre los méritos de las personas.

 

Una tercera falla fue la poca transparencia a lo largo del proceso. La parte pública fue la comparecencia que hicieron la totalidad de los candidatos y las candidatas, pero días después las fracciones del PRI, PAN y PRD tuvieron sesiones privadas con algunos de los candidatos y candidatas. Estos hechos nos obligan a preguntar ¿por qué repetir de forma privada las entrevistas y qué trascendencia tuvieron dichas reuniones? Posteriormente cada fracción elaboró su terna particular y en la que sólo aparecían nombres pero sin ninguna justificación de por qué su selección. Estas mismas ternas sufrieron algunas variaciones y nunca hubo una explicación de por qué en un determinado momento se consideraba pertinente una candidatura y al día siguiente era mejor una propuesta diferente.

 

Ya en la parte final del proceso, el mismo jueves 13 de noviembre, se reunieron las comisiones de Justicia y de Derechos Humanos para elaborar la terna final pero en su sesión de trabajo no hubo argumento para justificar la terna sino muchos autoelogios respecto del proceso. Además aunque el asunto aún no llegaba al pleno ya en los medios estaba la filtración de a favor de quién se inclinaría la votación. El Dictamen se construye en minutos, llega al Senado sin que prácticamente nadie lo conozca, plantean su posición las distintas fracciones, y se vota.

 

Los hechos referidos muestran cuan arraigada está la cultura de la opacidad. La deliberación sucede en espacios cerrados, entre unos cuantos y no se conocen las bases sobre las que se alcanzan los acuerdos.

 

Mi conclusión es que el proceso fue de baja calidad y por fortuna tuvo un resultado satisfactorio, más bien fortuito y no producto del mejor proceso posible.

 

Es necesario llamar la atención sobre lo siguiente. Estos estos bajos estándares establecen un precedente que seguramente seguirán los congresos locales cuando renueven la presidencia de sus respectivas comisiones de derechos humanos. Es decir el Senado puso un mal ejemplo que servirá como techo y de ahí los Congresos locales irán a la baja.

 

Una vez que se ha nombrado al nuevo presidente de la CNDH es necesario identificar los retos a los que deberá hacer frente de inmediato. Estos son algunos de esos:

  •          Presentar una planeación estratégica que fije el rumbo y sentido que dará a la institución durante los próximos cinco años, estableciendo claramente los objetivos y resultados que pretende alcanzar en el contexto de la crisis de derechos que vive el país.

 

  •          Junto con lo anterior la planeación de corto plazo en donde precise los objetivos inmediatos y las acciones prioritarias.

 

  •          Trazar una clara política de acercamiento y diálogo permanente con las víctimas de violaciones de derechos humanos así como con las organizaciones civiles.

 

Luego de los resultados dejados por el anterior presidente de la CNDH, queda manifiesta la  obligación del Senado de construir un mecanismo de evaluación permanente del desempeño de la institución. El Senado no puede seguir siendo omiso y debe tornar efectiva su responsabilidad en cuanto a vigilar a la CNDH para que ésta se convierta en una institución efectiva que proteja derechos humanos.

 

La tarea de vigilar a la Comisión también recae en la sociedad civil quienes tienen la responsabilidad de someter a una permanente rendición de cuentas a toda la institución.

 

La elección de un nuevo presidente de la CNDH abre las posibilidades para que la CNDH se convierta en una institución al lado de las víctimas y dispuesta a jugar un papel relevante para revertir la actual crisis de derechos humanos. Pero esas posibilidades no se concretarán de manera automática sino en función de nuestra perseverancia para establecer un acompañamiento exigente y crítico de la CNDH.

 

@edgarcortezm