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La mano negra electoral

¿Cómo va al momento el proceso electoral 2021? | Joel Hernández Santiago

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Escrito en OPINIÓN el

‘Claro que sí estoy metiendo las manos en las elecciones, no puedo ser cómplice del fraude electoral’ exclamó airado el presidente de México la mañana del 11 de mayo pasado, y agregó: ‘lo seguiré haciendo, seguiré denunciando’.

Por si alguien lo dudaba, el anuncio la tarde del lunes 10 de mayo de que la Fiscalía General de la República inició ‘carpetas de investigación’, porque presume delitos electorales a los dos candidatos que van a la cabeza de la preferencia electoral para gobernar Nuevo León, tanto del PRI como de Movimiento Ciudadano, es una muestra clara del nerviosismo del gobierno federal y del partido Morena porque las cosas no les pintan nada bien para las elecciones próximas.

Y esto les lleva a cometer graves errores y excesos para colocarse, por las buenas o por las malas, en las preferencias electorales, estatales, municipales o federal. Por ejemplo:

Fue el caso del estado de Guerrero en el que bajo toda circunstancia y aun bajo toda sospecha se quiso imponer al candidato preferido de Palacio Nacional: Félix Salgado Macedonio –Morena–, quien por distintas razones no es querido por muchos políticos y de grupos feministas que le acusan de agravios a mujeres, aunque al final de cuentas tuvo que dejar la candidatura cuando tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Tribunal Electoral (TEPJF) encontraron que no había reportado gastos de precampaña en tiempo y forma.

Así que la decisión de partido –Mario Delgado–, seguramente consultada con Palacio Nacional, fue la sustitución de la candidatura en favor de la hija del mismo Salgado Macedonio a) “El Toro”: Nancy, quien aparece en sus presentaciones públicas e incluso en la boleta electoral como “Torita”: el chiste es no perder a un bastión de Morena...

El tema de las acusaciones casi diarias al INE, de que ‘actúa para perjudicar a Morena’ y por tanto desde el Senado de la República, y claramente obedeciendo instrucciones superiores, el dirigente de la bancada Morenista –Ricardo Monreal- dice que se tendrá que hacer una Reforma Electoral para revisar a fondo al INE, al que acusa de invadir esferas políticas ajenas a sus funciones. Antes lo había dicho de forma insistente el presidente de México.

Semanas antes, el mismo presidente convocó a los gobernadores de los estados en donde habrá elecciones para que, mediante la firma de un Pacto, se comprometen a no intervenir en el proceso electoral de cada entidad, a ‘no meter mano negra’ en favor de sus candidatos preferidos.

Sin embargo, es día a día cuando el presidente de México interviene, dice, acusa, señala, descalifica a candidatos o partidos de oposición a Morena bajo el argumento de que lo hace en su carácter “ciudadano” y siempre ‘en defensa de la democracia’.

Naturalmente esto podría ser el mismo argumento de los gobernadores firmantes del Pacto para incumplirlo en nombre de su personal ciudadanía y en nombre de la democracia de sus estados.

El 12 de abril pasado, en su Mañanera, el presidente amagó que si sus opositores ganan la mayoría en el Congreso y le quitan el Presupuesto, podría usar su facultad de veto:

“Ningún problema habría sí el pueblo así lo decide, que si ganan los opositores y tienen mayoría en el Congreso nos van a quitar el presupuesto, no está tan fácil, no es así, que van a quitar los programas sociales porque es populismo, porque es paternalismo, no está tan fácil, nada más les recuerdo que el Ejecutivo tiene facultad de veto”.

Con este dicho se evidencia que le han llegado noticias adversas para su partido, y en consecuencia para su gobierno, porque es una forma ciudadana de calificar su gestión y porque ha recibido fuertes críticas de distintos sectores por lo que acusan de persecución política, pues parece que si alguna vez algún adversario político expresa su posición contraria es perseguido por los instrumentos jurídicos de los que dispone para ‘hacer que se cumpla la ley’.

Pero más allá de que estas intervenciones sí trastocan el proceso electoral y generan un ambiente de confrontación social y política, que marcan la ruta de una democracia selectiva y que se dan muestras de intolerancia política, esto fractura seriamente los procesos democráticos que pensábamos que se construían para hacer valer la voluntad ciudadana, como ocurrió, precisamente en 2018 con el triunfo de “Juntos haremos historia” reconocido por las mismas instituciones electorales la noche del 6 de julio de ese año.

¿Cómo va al momento el proceso electoral 2021? Mal y de malas. Mal porque hay turbulencia política federal y estatales o municipales; porque se percibe un ambiente violento toda vez que a la fecha han sido asesinados o dañados en su persona y su patrimonio distintos candidatos a puestos de elección pública; mal porque al ‘meter la mano’ se enturbia el proceso y se mancha el triunfo de quienes resulten electos.

Sí. Hemos vivido jornadas electorales muy sucias en el pasado. Sí hemos visto el abuso de poder para manipular y conducir la decisión ciudadana. Sí, han ocurrido muertes durante los procesos electorales –quizá no en la magnitud de las de este año–, y sí han ocurrido fraudes y se han instalado gobiernos espurios: sí así había sido...

Pero precisamente para cambiar esta situación se votó en mayoría en 2018; para que terminara ese ambiente perverso-electoral; para que parara ya la falta de democracia; para que el voto ciudadano fuera veraz, convencido, justo, sereno y con las cartas abiertas de todos los contendientes y partidos.

Pero no. Parece que no es así. Y es una verdadera lástima... y un fracaso de todos.