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La insistencia de lo absurdo

Absurda insistencia es todo el asunto de la revocación de mandato. | Ivonne Ortega

Por
Escrito en OPINIÓN el

En las últimas semanas, las y los mexicanos hemos asistido al deprimente, pero riesgoso espectáculo de un falso debate sobre el proceso de revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, propiciado por la absurda insistencia del régimen y sus simpatizantes.

Se trata de un asunto deprimente porque evidencia la facilidad con la cual mienten los políticos identificados con Morena y la administración federal en turno, adjudicando falsamente al Instituto Nacional Electoral un intento de frenar al gobierno de la República, por el hecho de no tener recursos para organizar el proceso revocatorio.

Desde su origen dicho proceso fue emboscado precisamente por la mayoría morenista en la Cámara de Diputados, al despojar al INE del presupuesto calculado para eventualmente realizar tal procedimiento. Ahora pretender obligarle a lo técnicamente imposible.

Riesgoso, sí, resulta que se lancen todo tipo de ataques contra una de las pocas instituciones que se mantienen independientes de las asonadas totalitarias de quien hoy tiene la titularidad del Poder Ejecutivo, pero que desconoce un día sí y otro también la división de poderes, la rendición de cuentas, las responsabilidades inherentes a su cargo.

Han sido tan burdos los ataques emprendidos contra el INE no sólo por las jaurías de bots y de cuadrillas de AMLOvers en las redes sociales sino por otras instituciones del Estado Mexicano, que se ha llegado al extremo de denunciar penalmente a los consejeros electorales… por opinar y votar los asuntos de su competencia.

Absurda insistencia es, claramente, todo el asunto de la revocación de mandato, porque sus principales (únicos, diría yo) son precisamente los partidarios del presidente López Obrador. Y repito, para mayor comprensión: el presidente y su partido, sus seguidores, quieren que se haga un proceso para pedir que sea destituido de su cargo de forma anticipada… solo para que puedan votar para que no lo destituyan.

¿Y qué pasaría si no se hiciera el proceso revocatorio? Sencillamente, el presidente concluiría el periodo para el que fue electo, hasta 2024.

¿Entonces de qué sirve que sus simpatizantes, sus partidarios, promuevan la revocación del mandato presidencial? Únicamente es un episodio de autocomplacencia, algo similar al “espejito, espejito” de los cuentos. Vanidad pura, y quizá ejercicio de movilización de sus bases electorales. Pero nada más.

Y toda esa faramalla nos costaría a las y los mexicanos miles de millones de pesos, que podrían ser utilizados para comprar vacunas contra covid-19, para comprar medicamentos oncológicos que hacen falta para las niñas y los niños con cáncer, para muchas otras cosas más indispensables que satisfacer la vanidad de una persona o de un grupo en el poder.

Pero el régimen y sus partidarios insisten en el absurdo, y su terca insistencia nos ha llevado a todas y a todos a un falso debate que ha arrastrado voluntades y dignidad de instituciones como la presidencia de la Cámara de Diputados que ha promovido denuncias ¡penales! contra los consejeros del INE por no pensar igual que el gobierno federal.

Claro que tales denuncias son un despropósito en sí, pero con la complicidad de algunos, le meten más presión y pretenden amedrentar a uno de los pocos órganos que no han sido copados por la voluntad presidencial.

Por lo pronto, la resolución de fondo sobre el proceso revocatorio está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que deberá resolver si eventualmente se realiza dicho proceso, y cómo se realiza, en el caso de que los partidarios del régimen reúnan las firmas suficientes para exigir que se les pregunte si quieren que el mandato del presidente termine de forma anticipada.

Y a propósito de esta recaudación de firmas, al ser revisadas las que han reunido los promotores de Morena y sus simpatizantes, se hallaron miles de firmas falsificadas, duplicadas o de plano que corresponden a personas fallecidas. Así que, al parecer, están dispuestos a todo con tal seguir en su insistencia del absurdo.