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La importancia de las emociones

'Muchas decisiones y acciones están más apoyados en los sentimientos que en la realidad'. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

En los últimos años, se ha posicionado en algunos espacios, sobre todo, mediáticos, el concepto de posverdad, aludiendo a la falta de veracidad de los hechos que se exponen en la mediosfera, pues no necesariamente son verídicos, pero suelen remover las fibras más sensibles de las personas, provocando reacciones que impactan en el espacio público.

Durante el último año y medio, un sinfín de información generada por la pandemia de covid-19 ha causado una sobresaturación de contenidos informativos, sin que, necesariamente todos fueran verídicos, pero sí desataron miedo, angustia y estrés en la población, denominándose a este fenómeno como infodemia, y del cual, la propia Organización Mundial de la Salud, emitió recomendaciones como evitar consultar tantos contenidos relacionados con la temática para reducir los niveles de ansiedad y de temor.

En la víspera de lo que sería la mayor pandemia que se ha vivido en la época contemporánea, desde la sociología, surgió la propuesta de “los estados nerviosos” de William Davies, quien habla de que se están tomando cada vez más en cuenta a las emociones y la fisiología en la toma de decisiones y tanto individuos como gobiernos viven en constante estado de alerta y sus decisiones y sus acciones están más apoyados en los sentimientos que en la realidad en sí.

Sin embargo, el estudio de las emociones ya lleva algunas décadas de existencia, en varias disciplinas como la historia, la antropología y la sociología, además de la psicología. Pues varios y varias autoras, principalmente, indican que sus trabajos de investigación no permiten conocer, de manera profunda, a una sociedad o grupo de personas, si no hay un conocimiento de lo que las emociones significan y lo que pueden implicar.

Por ejemplo, en el campo antropológico, Michelle Rosaldo (1984) plantea que las emociones son cogniciones, enmarcadas dentro de un determinado contexto cultural, que tiene un cierto carácter de universalidad, pero también de particularidad, pues, si bien, los afectos son individuales, también, requieren de un sistema cultural para significarse. Siendo así, “pensamientos encarnados” que permiten interaccionar en el mundo social, y por medio de ellos, al ser profundos, se pueden conocer los motivos por los que los actores sociales toman determinadas decisiones.

O en una lectura más reciente, el sociólogo francés David Le Breton ha señalado que las emociones, son en sí, condiciones sociales de existencia. A lo cual, la propia historia se ciñe, añadiendo que estas se configuran conforme a determinados espacio y tiempo.

Y en el caso de la sociología, se ha planteado alejarse de la visión racionalista predominante en dicho campo de estudio para enfocarse al estudio de la realidad emocional y las estructuras sociales, partiendo del presupuesto que las emociones están condicionadas por la naturaleza de la situación social en la que las personas sienten y se interrelacionan.

Además de las posturas teóricas, al paso del tiempo se han ido consolidando grupos de estudio y redes de investigación con respecto al tema, además de diferentes posturas teóricas desde distintas disciplinas como la propia sociología, la antropología, la psicología, la historia, la filosofía, la arquitectura, la economía, entre otras.

Una de estas redes, y con gran incidencia e impulso en los estudios de esta temática en México, es la Red Nacional de Investigación en los Estudios Socioculturales de las Emociones (RENISCE), fundada y coordinada por Oliva López Sánchez, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala-Universidad Nacional Autónoma de México y María del Rocío Enríquez Rosas, del Departamento de Estudios Socioculturales del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, que próximamente llevará a cabo su VII Coloquio de Investigación Las emociones en el marco de las ciencias sociales. Perspectivas interdisciplinarias.

Algunos de los temas que se abordarán a lo largo de los tres días de trabajo son emocionalidad y pandemia por covid-19, reflexiones teórico metodológicas en los estudios socioculturales de las emociones. Propuestas teóricas y empíricas; la dimensión emocional de los procesos salud-enfermedad- atención-prevención; las emociones en los movimientos sociales y la protesta social; trabajo y emociones; estudios socio-culturales de las emociones desde perspectivas genealógicas e históricas; emociones y masculinidades, la dimensión emocional del cuidado en las familias y el bienestar social, la educación afectiva, entre muchos otros.

Como parte del coloquio, el 24 de septiembre, se llevará a cabo la conferencia magistral “La sociología de las emociones en América Latina”, impartida por Marina Ariza del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, quien actualmente coordina el proyecto de investigación “Aproximaciones empíricas al estudio de las emociones y la afectividad” e imparte lecciones en diversos programas de posgrado del país.

Durante el evento también se presentarán los nuevos volúmenes de la colección “Emociones e interdisciplina”, cuyos títulos son “Emociones y juventudes desde la perspectiva sociocultural” y “Gestión emocional en procesos migratorios y de organización colectiva en Latinoamérica y México”, que se suman a otras obras ya publicadas como “Cartografías emocionales” o “Masculinidades, familias y comunidades afectivas”.

A celebrarse del 23 al 25 de septiembre, todas las sesiones del coloquio estarán abiertas al público en general, de manera gratuita, previa inscripción.

Como señala la propia Dra. López, las emociones son individualmente vividas, socialmente compartidas,  se suscitan a partir de las interacciones, pueden presentar cierta regularidad, son culturalmente significadas, están históricamente situadas, son genéricamente aprendidas, son performativas, forman parte de procesos de repetición y de producción de cambios, son diferenciadas, brindan identidad, son parte de respuestas psicofisiológicas, son reproducidas por la cultura y también producen cultura.

De ahí la relevancia de su estudio y de su análisis, más en momento, en los que es urgente, romper con esa visión de que son cuestiones meramente individuales o privadas, pues, como se ha posicionado desde las corrientes de pensamiento feminista, todo lo privado es público, por ende, político, y por lo tanto, del interés del común.