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La guerra que se viene

En los próximos días veremos una serie de noticias falsas y rumores en las que se involucren a las Fuerzas Armadas. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

En los próximos días veremos una serie de noticias falsas y rumores en las que se involucren a las Fuerzas Armadas. Sobre todo, hablarán de injerencias y control por parte de los militares hacia el presidente de la República. Hablarán de descontento al interior de las instituciones militares. Todo esto, estará encaminado a crear una falsa sensación de inestabilidad al interior del gremio militar y del gobierno federal. La realidad es que buscan por cualquier medio allegarse de votos, votos para ocupar espacios legislativos, municipios y gobiernos estatales.

El más reciente comentario se ha dado en medio de mensajes enviados por WhatsApp, Telegram y Hangouts, sobre que el candidato Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón Orozco fueron sacrificados por órdenes del alto mando del Ejército Mexicano. Con la intención de crear descontento al interior del movimiento (MORENA), que llevó al presidente de la República a la presidencia. Pero esto no solo es ridículo, si no irrisorio.

Quien no conoce la relación que existe entre el presidente de México y el General Secretario, no tiene idea de la relación de respeto y subordinación que hay del General Sandoval hacia el presidente López Obrador. El presidente decide y ordena de acuerdo a la información que el titular de la SEDENA le proporciona; y este tiene muy claro que su función es la de cumplir con lo encomendado por el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.

Quienes en su interés por causar temor entre los simpatizantes del señor presidente, por alguna influencia que pudiesen ejercer los mandos militares en el Comandante Supremo, pierden su tiempo. Los que conocen al primer mandatario saben que las decisiones que toma las hace él personalmente, no se deja manipular por nadie.

A quienes les interesa querer vender una supuesta militarización o control militar en el gobierno federal, les recuerdo que si bien es cierto que nunca ha existido una buena relación entre el Senador Félix Salgado Macedonio, la SEDENA y SEMAR, hubo una relación de respeto. A partir de esta legislatura en el Senado de la República, Salgado Macedonio presidió la Comisión de Defensa Nacional, su asesor legislativo era el ex General  del Ejército Mexicano José Francisco Gallardo Rodríguez (finado recientemente). Este trabajo conjunto hizo que la relación entre la SEDENA y el Senador Macedonio fuera de mucho respeto e interacción institucional. Los desacuerdos que hubo fueron superados con rapidez.

Por su parte la SEDENA tiene un expediente sobre Raúl Morón Orozco, que lo ubica únicamente como político de izquierda, no menciona posibles nexos con el crimen organizado, ni mucho menos control de grupos criminales en su trayectoria política, por lo que no tendría caso hablar de alguna injerencia militar en este tipo de decisiones.

Lo que más me llama la atención es el hecho de que este tipo de información ha sido filtrada entre grupos de intelectuales de la oposición, que aseguran les fue proporcionada por militares retirados. Sí, aquellos considerados golpistas en su momento al querer llamar la atención del presidente de la República, y que tienen nexos muy cercanos con las administraciones panistas y priístas. Esos que se autonombran como el Sindicato, y que yo he denominado como la Cofradía del Poder Militar, y que ante la pérdida de los privilegios que disfrutaron durante décadas se encuentran molestos y dispuestos a participar en este nuevo intento de encerrona, con el único interés de causar una falsa sensación de intervención militar en las decisiones políticas del país.

Los militares retirados son altamente respetados por sus pares al interior del Ejército Mexicano, de igual manera que en la Armada de México. Sin embargo, en los últimos días hemos sido testigos del fallido intento de un grupo de almirantes cercanos a políticos del gabinete presidencial para tomar el control. El Almirante Secretario dio un manotazo en la mesa para demostrar que el mando es único e indivisible, y que todos se deben a la subordinación en primer lugar al pueblo de México, al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, y al Almirante Secretario. Tal vez sea posible que en la Secretaría de la Defensa Nacional haya un nuevo llamado a esos Generales Retirados del Ejército cuyo único interés es crear chismes y rumores que involucran al gremio militar y que pueden ser manipulados por quienes, en un interés político, buscan por todos los medios recuperar el poder, tener ese fuero que los haga impunes a tantos y tantos delitos cometidos en el pasado. 

Por último, no puedo dejar de mencionar el sensible fallecimiento de José Francisco Gallardo Rodríguez, quien fuera General del Ejército Mexicano. Para quienes no conozcan su trayectoria les haré un breve resumen. El entonces Gral. Gallardo fue detenido en 1993, acusado de enriquecimiento ilícito, malversación de fondos y destrucción de archivos del Ejército Mexicano, por lo que en 1998 fue sentenciado por un consejo de guerra ordinario a 14 años de prisión. En un segundo consejo de guerra se le sentenció a una segunda pena de 14 años de prisión no acumulables, esto en los tiempos del innombrable Procurador de Justicia Militar Rafael Macedo de la Concha, ese que después fue Procurador General de la República en tiempos de Vicente Fox Quesada. Aquél que inventó toda la causa penal del desafuero contra quien hoy es el presidente de la República, y que después regresó como magistrado del Supremo Tribunal Militar. 

El entonces general Gallardo Rodríguez se defendió de las acusaciones manifestando que eran una calumnia y que la realidad era que los altos mandos militares se habían molestado por la publicación de sus tesis doctoral. En ésta, proponía la creación de un Ombudsman militar que velara por los derechos de los elementos castrenses, y que este órgano fuera autónomo y perteneciente del poder legislativo sin control de las autoridades militares.

En 1996 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, emitió una recomendación donde exigía al gobierno mexicano la liberación de Gallardo Rodríguez, lo que sirvió para que fuera trasladado de una prisión militar a una prisión civil. Hasta 2001 la postura del gobierno mexicano ante la presión de los organismos internacionales de derechos humanos cambió de postura, creó mesas de trabajo con la familia de Gallardo Rodríguez y funcionarios federales para dar cumplimiento con lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Después de estas acciones fue puesto en libertad en el año 2002 por el entonces presidente de la República Mexicana. Si bien obtuvo su libertad, no recuperó su grado militar, ya que para las autoridades militares él era culpable de los delitos que se le imputaron. Gallardo Rodríguez continuó con su lucha, lamentablemente no le alcanzó la vida para concluir ese último trámite. Sobra mencionar que fue un personaje polémico, querido por muchos y odiado por otros. Propuso algo novedoso para su tiempo que provocó la ira de los altos mandos militares.