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La guerra del acero tiene piel de dragón

Las medidas de Estados Unidos de imponer aranceles a las importaciones de acero podrían derivar en una guerra comercial | Ismael Jiménez

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Escrito en OPINIÓN el

Las medidas de Estados Unidos de imponer aranceles a las importaciones de acero en 25% y al aluminio de 10%, han generado una ola de reacciones que podrían derivar en una guerra comercial entre las principales economías del planeta.

Las primeras manifestaciones de oposición ya se han dado a conocer y algunos países de la Unión Europea, como Alemania y Francia, han implementado impuestos a las importaciones de algunos productos representativos de origen estadounidense.

Medida con dedicatoria

La medida tiene dedicatoria y uno de los principales destinatarios es China, país que lidera la producción mundial de acero y a quien ya en 2002 se le había señalado de realizar prácticas de proteccionismo para la producción y exportación del acero.  

Dicha práctica, tiró los precios internacionales del acero en su momento. En aquel año, el presidente George W. Bush también implementó un arancel a las importaciones del acero provenientes del país asiático.

Y los otros destinatarios...

Estados Unidos es el principal importador de acero a nivel mundial, por ello la decisión de Donald Trump tiene también otros destinatarios. Rusia es el tercer productor mundial de acero y Turquía el quinto lugar. Ambos países ocupan el quinto y sexto lugar respectivamente entre los principales exportadores de acero hacia los Estados Unidos.

Bajo este escenario, la imposición de aranceles al acero y al aluminio por parte de los Estados Unidos, traspasa las fronteras del libre comercio para internarse en el juego de la geopolítica, en un entorno en el que el gobierno de Trump se encontraba negociando con el primer mandatario chino para emitir sanciones sobre Corea del Norte.

Como se puede observar, el asunto no es meramente comercial y ello lo comprueba la deferencia del pago de los impuestos que hizo el gobierno de los Estados Unidos con México y Canadá. Este último, por cierto, principal proveedor de acero de los Estados Unidos.

El escenario que se prevé es sumamente complejo

Por una parte, se podría observar una mayor tensión en el juego de la geopolítica en Asia y Medio Oriente, principalmente entre los Estados Unidos y Corea del Norte. Aunque China y Rusia aún no se han manifestado ante la media, pero habrá que esperar la reacción desde Beijing y Moscú.

Por su parte, en la zona del TLCAN, probablemente veamos una reacción de contención a las importaciones de acero chino por parte de México, pues la Cámara Nacional del Acero (Canacero) se manifestó a favor de implementar un impuesto similar al adoptado por Estados Unidos para gravar el acero chino que llega a nuestro país.

En caso de que México implementara dicha medida, se estaría buscando hacer un frente común a los embates de las exportaciones chinas hacia la región TLCAN que, de ocurrir, podría ser la primera de muchas medidas para detener la oleada comercial que ha puesto en jaque la viabilidad del tratado comercial del América del Norte.

Para México la medida ayudaría a mantener la competitividad de la producción del acero, así como su exportación hacia los Estados Unidos, evitando así, además de un aumento en los costos de producción, el posible despido de trabajadores de la industria siderúrgica en México.

Desde el inicio de la renegociación del TLCAN, el objetivo entre líneas que había manifestado Donald Trump en su guerra contra este acuerdo comercial, tenía como objetivo detener todo tipo de importaciones chinas hacia la región.

La producción de acero y aluminio es un insumo sensible para toda actividad económica de la región del TLCAN, pues impacta de manera directa desde la industria de la construcción, la aeronáutica, automotriz, metalmecánica, salud, alimentos, bebidas, la industria eléctrica y electrónica, así como insumos tecnológicos, hasta la industria bélica de los Estados Unidos.

Finalmente, como podemos observar, la medida de Trump no es menor y esto genera diversos escenarios, pues podríamos estar ante una guerra comercial, la reconfiguración de las reglas comerciales a nivel mundial, el nacimiento de nuevos bloques comerciales, el fin del libre comercio y una posible reconfiguración geopolítica de pronósticos reservados.

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