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La generación de las infografías

En tiempos de la llamada posverdad generada por la desinformación.

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Escrito en OPINIÓN el

Hace unas semanas escribí un artículo sobre el feminismo que mencionaba, entre otras cosas, espeluznantes cifras sobre la brecha salarial de género y los feminicidios en México.Como siempre lo hago, decidí spamear con el link del artículo a un grupo de Whatsapp cuyos miembros son -al igual que yo- millennials. La mayoría del grupo lanzó las típicas respuestas en automático que se lanzan cuando hay que felicitar a alguien por algo que nos dio flojera averiguar (“enhorabuena”, “excelente”, “muy interesante”, y hasta un despistado “qué la pases muy bien”). Únicamente hubo un par de comentarios que fueron más allá de las genéricas respuestas antes citadas.

Un día después y en ese mismo grupo, alguien subió una bien elaborada infografía del mismo tema que hacía referencia a los mismos datos que yo citaba en mi artículo. Acto seguido, todos al unísono opinaron y debatieron (como cliché generacional andante, con guerra de emojis, memes y gifs incluida). Incluso, puedo apostar que varios participantes del grupo decidieron compartir la infografía con sus otros grupos de familiares y amigos.

Luego de haber lamido las heridas a mi muy millennial ego y repetir 20 veces viéndome al espejo "tus familiares y amigos sí leen tus columnas", vino la introspección y la cavilación. ¿Por qué la infografía resulta ser tan atractiva para la también llamada Generación Y? ¿Realmente es cierta esa creencia general de que el millennial es tan ensimismado que no lee, ve ni escucha noticias? ¿Sólo mi generación es la culpable de estar matando lenta y cruelmente al periódico impreso? Y si el millennial ya no presta atención a los noticiarios y artículos de opinión, ¿de dónde (además de las infografías) obtiene su dosis de noticias y temas coyunturales?

Leí un poco y encontré artículos, estudios y encuestas que demuestran que el millennial sigue informándose pero que lo hace de manera muy diferente y en menor cantidad que sus antecesores. Sobre los lugares que consulta, Facebook es su primera fuente para recibir noticias políticas con un 61% de las preferencias según cifras del Pew Research Center. De hecho, la red social de Mark Zuckerberg tiene en ese estudio casi la misma preferencia entre los millennials que la televisión con los baby boomers (60%).

Además de Facebook, mi generación recurre a canales en Youtube de vloggers, su feed de Twitter y a aplicaciones como Flipboard y Feedly cuyo atractivo radica en resumir a varias fuentes de información y concentrarlas en un solo lugar.

Es tan seria la aversión del millennial a los medios noticiosos tradicionales, que recuerdo que una vez una amiga periodista me platicó que en su trabajo (un medio de comunicación de los grandes) han hecho fuertes inversiones de capital en aras de buscar satisfacer el caprichoso apetito del millennial. La principal preocupación es cómo atraerlo y después cómo evitar perderlo a medio artículo o video. Así, en las notas escritas han optado por quitarle caracteres a los artículos, poner títulos "click-baiteros" a sus notas y hacer párrafos de una o dos oraciones no tan extensas. Por su parte en los videos, han tenido que sintetizar el contenido al extremo además de darles una duración de un par de minutos como máximo.

Quizá por todo esto la infografía ha tenido tanto éxito dentro de mi generación. Se ha alzado como el antídoto para la antipatía millennial a la forma tradicional de recibir noticias. Ahí está el excelente proyecto Pictoline de Eduardo Salles. Esta plataforma ha encontrado un inusitado éxito al hacerle a la tarea al millennial de sintetizar lo que antes decían artículos de siete mil caracteres con una infografía de corta extensión, buen diseño y llamativas cifras o datos. Una muy compleja tarea cuyo mejor resultado es que su destinatario la entienda fácilmente.

Ahora bien, aunque yo también soy fanático de las infografías, veo con preocupación que muchas veces sean la única fuente de información que elegimos de un tema. Y que esto se traduzca en que formemos una opinión sin los suficientes datos para hacerlo. Es como si mi generación quisiera que el reverso de la caja del cereal le explicara la crisis de Siria o las razones de Donald Trump para despedir al ex director del FBI, James Comey. El millennial es presa de su smartphone y la inmediatez que trae aparejada. Mientras menos tiempo le tenga que invertir para conocer acerca de un tema es mejor. Bajo esa línea de ideas, el millennial quiere los datos duros masticados y en la boca para poder retomar su acecho a conocidos en Instagram.

En tiempos de la llamada posverdad generada por la desinformación y las fake news, la infografía contribuye a desenmascarar mentiras que se comparten en las redes sociales. No obstante, es igual de importante revisar quién elaboró las infografías antes de creerlas como ciertas o, peor aún, compartirlas. Hoy más que nunca el riesgo de engañar con ellas es alto y muchos propagandistas políticos están usándolas para exagerar o inventar datos. La fórmula que usan es la siguiente: (i) eligen una plantilla vistosa y amigable, (ii) la llenan de datos falsos o inexactos; (iii) citan fuentes inventadas (Global Information Center of Waxford) o que nunca dijeron eso (ONU); y (iv) buscan hacer viral dicha infografía al replicarla como si fuera un meme.

Ya me extendí y seguramente perdí a varios millennials (espero Pictoline les haga una infografía de mi artículo). Termino señalando que las infografías son una de las herramientas más efectivas para democratizar al conocimiento hoy en día. Sin embargo, su actual auge -y sobre todo la saciedad de conocimiento que nos hacen sentir- pueden ser un reflejo de la dificultad que mi generación tiene para concentrarse en determinado quehacer de una manera mindful. Otro estudio del Pew Research Center sobre la lectura de libros en EUA, señala que la Generación Y lee anualmente más libros que los Generación X y los baby boomers. Lo anterior es indicativo de que la pandemia de “holgazanitis de lectura” millennial no es enteramente cierta y se manifiesta exclusivamente en las noticias y temas de actualidad. Mi generación no es floja ni iletrada, simplemente tiene la cabeza saturada.

@alejandrobasave