En México triunfó la democracia y el mensaje a los partidos políticos fue mucho más claro que el voto nulo, seis años fueron suficientes para reducir al PRI en la tercera fuerza política. Sí Andrés Manuel ganó por un voto antisistema, su triunfo ha de saborearse tanto como la derrota priista. Pero esta fuerza política de tan sólo cuatro años de vida con el permiso para conducir al congreso federal y varias gubernaturas tiene que tener presente que el voto de castigo a un gobierno que no cumple puede ser arrollador y son sólo seis años los que se le darán a prueba.

La alta expectativa es un arma de doble filo porque satisfacerla es casi siempre imposible. No hubo tigre, ni diablo que soltar, pero ahora será con tigres y diablos con quienes tendrá que enfrentarse (¿negociar?) el nuevo gobierno. La delincuencia organizada, el narcotráfico, los reyes de guachicol ¿qué lugar tendrán en esta nueva configuración de país? El proyecto de seguridad que busca construir AMLO a través de distintos frentes se logra a través de una visión de largo plazo ¿hay tiempo?

Si la temprana aceptación de derrota por parte de los contendientes a la presidencia es un síntoma de una democracia que ha madurado, tendrá pronto que verse la misma altura para los estados con resultados cerrados. Ojalá esa misma democracia madura sea la que lleve a la exigencia de resultados del futuro gobierno morenista. Retomo la frase de Ramón Morales Izaguirre: no hay democracia que avance con lambiscones.

Con el 53% de los votos y mayoría en el congreso, el enemigo natural a domar de Andrés Manuel y prácticamente de cualquiera en su posición, será el ego.

Algunas observaciones

Ojalá las instituciones recobren la confianza que recuperaron las encuestadoras.

Por cierto, sombrerazos los que vendrán al interior PAN y en el PRI… ¿qué era el PRI?

#Elecciones2018, ¿qué nos falta?

@PamCerdeira  | @OpinionLSR | @lasillarota