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La familia política de AMLO, en la batalla por Puebla

Podría ser la primera elección de la era lopezobradorista que bendice a su familia política. | Areli Quintero

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Escrito en OPINIÓN el

La repentina muerte de la gobernadora de la entidad, Martha Erika Alonso -con solo 10 días en el cargo- y de su esposo, Rafael Moreno Valle, coordinador de los senadores del PAN y dueño del control político en la entidad, abrió nuevamente la baraja para dos políticos formados con Moreno Valle aunque hoy uno de ellos, Fernando Manzanilla Prieto tiene el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador y el impulso de su concuño Sergio Jara.

Uno de los beneficiados políticamente con la ausencia de los esposos Moreno Valle es, precisamente, Fernando Manzanilla. Es a él a quien Morena encamina como su candidato en la elección extraordinaria para la gubernatura de Puebla, es a quien ven como el elegido para sustituir Miguel Barbosa, candidato de ese partido en la elección del pasado 1 de julio, y pelearle la gubernatura al PAN.

Entre los políticos de Morena es bien sabido que, Mientras Barbosa quedó profundamente desgastado por las campañas poblanas y el conflicto postelectoral con el que confrontó a la gobernadora Martha Erika Alonso; Fernando Manzanilla tiene reconocida habilidad política y la ventaja de trabajar de la mano con Sergio Jara, cuñado de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa  del presidente López Obrador.

Jara es un empresario poblano de la construcción casado con Gabriela Gutiérrez Müller.

De acuerdo con los medios locales, la empresa de Jara fue ampliamente beneficiada con contratos de obra pública en el gobierno de Puebla cuando Melquiades Morales gobernó la entidad (1999-2005). En ese entonces, su ahora protegido Fernando Manzanilla era el subsecretario de Egresos. Por eso, no resultó difícil que después de su rompimiento con Moreno Valle, estrechara lazos fácilmente con Morena.

Fernando Manzanilla ingresó con fuerza a la política en 2010 cuando llegó a la desarticulada campaña de Moreno Valle para la gubernatura de Puebla. Desde ahí lució su capacidad para estructurar a un equipo que a duras penas podía organizar el día a día de la campaña. Fue considerado el cerebro de esa contienda electoral en la que el candidato de la alianza PAN-PRD- convergencia derrotó por más de 10 puntos porcentuales al candidato del PRI. Fue desde entonces reconocido como el más hábil colaborador de Moreno Valle.

Al inicio del mandato de Moreno Valle como gobernador (2011-2017), Manzanilla se mantuvo en la secretaría de gobierno como uno de sus colaboradores más cercanos y operador político.

La ruptura política vino después de que Manzanilla se casó con la hermana del gobernador, Gabriela Moreno Valle. Entre el panismo poblano se considera que después de dicho matrimonio, el secretario de gobierno empezó a abusar de su “empoderamiento” y así fue que el mandatario estatal lo fue relegando pues entre sus planes no estaba volver gobernador a su cuñado.

Manzanilla no quedó fuera de la política, mantuvo sus vínculos fuertes con el grupo de ultraderecha conocido como el Yunque, resentido con Moreno Valle, y estrechó su cercanía con Morena. Hoy se le conoce en la entidad como el operador más destacado del partido de López Obrador y por la mancuerna -de la que poco se habla a nivel nacional- que conformó con el concuño del presidente. 

También se habla poco de los acercamientos que ambos mantienen con el Yunque, el grupo ultraconservador que tiene su bastión más fuerte en esa entidad y que hasta ahora solo había sido ligado al PAN.

En tanto, del lado del PAN el heredero indudable del poder político de Moreno Valle es Luis Banck. Es él quien se encamina a ser el candidato del PAN para las elecciones extraordinarias y quien enfrentaría a Fernando Manzanilla.

Luis Banck estaba listo desde semanas antes para sustituir a Martha Erika Alonso en caso de que las elecciones en las que había sido declarada vencedora  fueran anuladas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. De acuerdo a fuentes consultadas para esta columna, la entonces gobernadora electa se negaba a volver a competir en una nueva elección en caso de que la del 1 de julio fuera declarada nula. No ocurrió así, sin embargo todo parece indicar que la tragedia lo enfrentará electoralmente a su antiguo amigo, Fernando Manzanilla.

La batalla por Puebla no estará completamente concentrada en la designación del gobernador interino, para la cual los panistas tienen la palabra de la secretaría de gobernación, Olga Sánchez Cordero, en el sentido de que intentará cabildear para que el Congreso local, con mayoría morenista, designe a un panista.

La verdadera batalla vendrá para la elección extraordinaria en la que competirán los herederos del poder del morenovallismo contra la familia política del presidente López Obrador.

La desconfianza en Durazo

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