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OPINIÓN

La disputa por la CDMX

En los pasillos de la oposición ya comienza a ventilarse una posibilidad para encabezar el Gobierno de la Ciudad de México. | Jorge Ramos Pérez

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El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la bandera y, como si hubiera nacido ayer, señaló a Claudia Sheinbaum.

El contexto de la imagen que colmó las portadas de los diarios de la CDMX, salvo algunos, fue que los vecinos del sur de la capital querían que López Obrador les respondiera inquietudes, pero él señaló con su dedo a Claudia. Al fin y al cabo, López Obrador sólo es el presidente de México.

Ya es demasiado público que se ve y se siente que para el presidente de la República su opción es Claudia Sheinbaum. Salvo que suceda otra cosa.

Tan es así, que pronto veremos en plena operación a Julio Scherer Ibarra, exconsejero jurídico de la Presidencia de la República, para apoyar a la Jefa de Gobierno. Son muy cercanos, al grado que ha sido su abogado para dirimir litigios personales como su divorcio con Carlos Imaz Gispert.

Pero el camino no será sencillo. Hay personajes famosos, quizá con poca influencia, que piensan que algunos de esos apoyos a Sheinbaum no son del todo transparentes y deslizan por aquí y por allá historias que con el tiempo se habrán de caer por su propio peso.

La semana pasada aquí se describió cómo van los escarceos por la candidatura para relevar a Claudia Sheinbaum.

Aquí no se mencionó a Omar García Harfuch, pero se delineó su perfil. Algunos lectores de inmediato notaron que el secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX era el personaje señalado.

La experimentada periodista Martha Anaya, en su columna de El Heraldo de México del viernes 1 de octubre escribió que García Harfuch está sentado en un barril de pólvora que puede estallar en cualquier momento. Pero que de ese asiento han salido dos jefes de gobierno: Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera.

Para Anaya, Martí Batres, secretario de Gobierno, y Omar García Harfuch tienen posibilidades de alcanzar la candidatura de Morena y suceder a Sheinbaum en el Palacio del Ayuntamiento, a menos que en el camino se les cruce una negociación que obsequie a Ricardo Monreal la Ciudad de México, como premio de consolación si pierde, como se prevé, la candidatura presidencial.

Omar García Harfuch la está buscando sin buscarla. De hecho, ninguno de los tres ha dicho que le interesa ser Jefe de Gobierno.

En los pasillos de la oposición ya comienza a ventilarse la posibilidad de Omar García Harfuch. Pero también hacen ver sus prospectos: la senadora Xóchitl Gálvez, la diputada Margarita Zavala, los alcaldes Santiago Taboada y Sandra Cuevas, incluso el diputado Santiago Creel Miranda, que casi vence a López Obrador en el 2000.

Algunos ven con recelo a Cuevas, porque perciben que es un cuadro monrealista, además de que les preocupan actitudes, como su arranque en la alcaldía con alfombra roja, entre otros desplantes.

Por ahora nada está escrito, y así como aparecen los nombres de Luisa María Alcalde, con escaso potaje político, o Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana federal, con episodios de gran confianza con López Obrador.

Habrá que estar atentos.

Punto y aparte. La decisión del gobierno de instaurar una oficina que revise los temas de la Guerra Sucia de los 60, 70 y 80, no va a llegar a nada. Ni resolverán el 2 de octubre de 1968 ni el 10 de junio de 1971. Tampoco la dolorosa herida de Ayotzinapa. Nos vemos en 2024.

Punto final. ¿Quién era el funcionario que despacha en Palacio Nacional que, entre arrumacos, comía el miércoles en un “sencillo” restaurante de Polanco? Es la 4T.