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La desfachatez de los partidos

Que partidos políticos no pidan a la autoridad o justicia electoral, lo que no están dispuestos a otorgar.

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Escrito en OPINIÓN el

En el marco del inicio de las campañas políticas se encuentra la desconfianza ciudadana en la institución de los partidos políticos, para participar como funcionarios de las mesas directivas de casilla.

 

Y es que no es para menos que la ciudadanía no desee participar, con cuanto escándalo que protagoniza la clase política y que podría verse reflejado en la baja calificación que el periódico Reforma ha publicado sobre la gestión del presidente de la República.

 

Es difícil ocultar el descontento ciudadano, cuando lo que pretendió ser la reforma impulsora con la energética, no ha traído los beneficios esperados a los hogares mexicanos.

 

Cuando las demás reformas complementaron el proyecto encaminado en el Pacto por México, han sido capitalizadas por algunos cuantos. Un gobierno que pareciera insensible a la crítica y al descontento, junto con unos partidos políticos que parece que están empeñados en sacar a relucir lo impresentable, por decirlo de una manera amable, de sus cuadros.

 

Esto viene a ser el caldo de cultivo para que la ciudadanía se niegue a participar como funcionarios de casilla, crisis que está medrando en muchos de los 300 distritos en que está dividido electoralmente el país.

 

Un Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con un origen y militancia casi familiar, dirigido por juniors y mirreyes de la política, cuyo único interés estriba en incorporar en el cuadro básico de medicamentos los productos de uno de sus integrantes, a cuyo instituto político le es más redituable ser el patiño del partido en el poder, para violar cuantas veces sea necesaria la legislación electoral y tratar de posicionar sus candidatos.

 

Un Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuyo principal bastión lo es la ciudad de México, que ha perdido gubernaturas como Zacatecas o Michoacán, producto de la corrupción y de los malos manejos, al que el desencanto por impulsar candidatos con reputaciones poco honorables, como el expresidente municipal de Iguala o la senadora Iris Vianey Mendoza, señalada como integrante de los Caballeros Templarios por el doctor José Luis Mireles, le ha traído terribles consecuencias.

 

Un Partido Acción Nacional (PAN) que poco a poco y difícilmente se ha recuperado de la crisis interna por las divisiones, derivado de su proceso interno para la renovación de su dirigencia nacional.

 

Un Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuyo gobierno y dirigencia se niegan a escuchar las críticas de la opinión pública por el desempeño de sus gobernantes y militantes.

 

Aquí subyace el problema, cuando sobresalen escándalos como las recurrentes faltas del PVEM que lo han llevado a tener alrededor de 160 millones de pesos en multas electorales; con asuntos como el multimillonario escándalo de la línea 12 del Metro, Oceanografía, las sobre compras en Pemex y CFE, los moches en Cámara de Diputados, el concurso desvirtuado y manoseado para ingresar a la rama consular del Servicio Exterior Mexicano, la cancelación por corrupción de la licitación del Tren Rápido México – Querétaro, los sospechosos bienes de José Murat en Nueva York, el ministro de la Corte Eduardo Medina Mora que nunca ha juzgado un caso, el deslinde de responsabilidades que hizo el PRI Nacional sobre Cuauhtémoc Gutiérrez y por supuesto, la Casa Blanca y la casa de Malinalco.

 

Más recientemente, el uso del helicóptero de la CONAGUA por David Korenfeld para transportarlo junto con su familia al aeropuerto que lo dirigiría a disfrutar sus vacaciones de verano. En ambas Cámaras del Congreso, la SCJN, los gobiernos de los estados, municipios y sus Poderes Legislativos locales también se cuecen habas.

 

De todo lo anterior y más, en cuya ausencia de justicia se obtienen condiciones favorables para la generación de movimientos de oposición, ya sea al interior de los mismos partidos políticos por la falta de procesos democráticos en la selección de sus candidatos a puestos de elección popular o como la CETEG en Guerrero, la Sección XXII de la CNTE en Oaxaca o Hezbollah con la delincuencia en la frontera mexicana con Estados Unidos.

 

Además de vulnerar el campo social y político de la seguridad nacional mexicana, que pareciera que es lo que menos les importa.

 

Que los partidos no pidan a la autoridad o a la justicia electoral, lo que no están dispuestos a otorgar: Confianza.

 

@racevesj