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La desconfianza nos hizo fuertes

México tiene un órgano electoral independiente, fuerte y vigilante, y es justo lo que necesitamos para poder seguir evolucionado electoralmente. | Guillermo Sesma

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Escrito en OPINIÓN el

La reciente elección presidencial en Estados Unidos nos debe dejar muchas lecciones, por un lado nos deja que vivimos en un mundo profundamente polarizado, nos transmite el ejemplo del funcionamiento de las campañas de miedo, nos da un clara muestra de la movilización electoral dentro de subsegmentos como las mujeres de clase media que viven en los suburbios, así como los integrantes de las generaciones millennials y los llamados “Z”, nos enseña el uso e implementación de nuevas tecnologías, diferentes plataformas, diferentes modelos de encuestas, en fin nos deja muchas lecciones, pero lo que también nos queda claro son las diferencias de nuestro sistema electoral entre México y Estados Unidos.

El sistema electoral mexicano es mucho más claro y mejor que el que tiene hoy Estados Unidos. No hablo exclusivamente por el contraste del voto directo vs. el voto por un colegio electoral, donde no está garantizado que el que gane el voto electoral de un estado lo haga en el mismo sentido cuando se cuenten los votos en diciembre. Me refiero a las condiciones de la emisión del voto, y eso se lo debemos al alto grado de desconfianza que nos tenemos los mexicanos. Sí, confiamos tan poco en la honestidad entre unos y otros, que hemos creado un órgano electoral cuya principal función es organizar las elecciones políticas y que no nos podamos hacer trampas unos a otros. Los mexicanos pensamos que somos capaces de hacer trampas, y la historia nos ha demostrado que así es. 

Hoy, el llamado INE es hijo de la gran cantidad de trampas que se han hecho en México para ganar elecciones. Lo que ha generado que el INE sea un instituto autónomo en constante evolución, con un alto grado de confiabilidad y que debe ser reconocido. ¡Bolas!, estoy hablando bien del INE. Sí, así es, estoy hablando muy bien del INE. Para poder participar en las elecciones en México es necesario ser mayor de 18 años y tener una credencial de elector que cuenta con sensibles datos de todos los ciudadanos, no son datos menores, son domicilios, registro federal de causantes, edad, fotografía y huella digital. Vamos, hasta se ha pensado en obtener datos biométricos. Para votar, el instituto electoral imprime libros con esos datos que validen la credencial para poder emitir el voto. No podemos votar en cualquier casilla, debe ser en la de nuestro domicilio o en las pocas especiales que siempre están llenas o se les acaban las boletas. No podemos votar en una fecha distinta a la elección a menos que sea el voto desde el extranjero, no hay voto por correo, no hay voto anticipado, no hay voto en casillas electrónicas, todos los votos se cuentan de manera manual. Eso no pasa en Estados Unidos.

Eso no es todo, el INE exige a los funcionarios de casilla que cuenten los votos y llenen actas enormes firmadas, y que los partidos participantes firmen y se lleven una copia que en teoría debe coincidir con las actas de la casilla. Posteriormente, los datos se mandan al comité estatal electoral y poco a poco los datos caen en el conteo rápido hasta que sea oficial días después. 

Nos tenemos tanta desconfianza que, para hacer las campañas más parejas y transparentes, el INE le regala espacios en radio y televisión a los partidos proporcionalmente para que no gasten su dinero. Nos tenemos tanta desconfianza que monitorean y miden cuanto se gastan los partidos y candidatos en: movilizaciones, publicidad, artículos promocionales, medios digitales y encuestas con tal de no rebasar los topes de campaña. Eso no pasa en Estados Unidos. 

Recientemente el INE aprobó un acuerdo que exige a los partidos políticos cuotas de género que garanticen la participación de las mujeres en política. Este 2021 de las 15 elecciones a gobernador, el INE, está exigiendo que un mínimo de 7 candidatos sean mujeres. Eso tampoco pasa en Estados Unidos.

Estados Unidos tiene mucho menos regulaciones, se vota únicamente registrándose, sin credencial, puede ser anticipado, por correo, o en casilla electrónica, lo cuentan computadoras, no hay topes de campaña, existen campañas de contraste, los candidatos no tienen que pedir licencia, las donaciones y aportaciones de grupos de interés son legales, se reeligen de manera ilimitada con excepción de presidentes y gobernadores, vamos, es MUCHO más relajado que nuestro sistema. 

Quizá estamos sobre regulados, quizá estamos sobre observados, quizá nuestras elecciones nos sean muy costosas como gobierno, pero también quizá sea lo único que podemos hacer por la gran desconfianza que nos tenemos entre todos los mexicanos. Hoy México tiene un órgano electoral independiente, fuerte y vigilante, con posibles mejoras eso seguro, pero es justo lo que necesitamos para poder seguir evolucionando electoralmente.