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La debacle de Río

Por Vladimir Saldaña Lemus

Por
Escrito en OPINIÓN el

Me imagino que todos los pueblos del mundo tienen expectativas de triunfo. A once días de Juegos Olímpicos de Río, esta expectativa nos ha ido llenando de frustración y en mi caso de cierta tristeza. Es inevitable el desánimo, veo el medallero constantemente durante el día y me sigue arrojando 0 medallas para México, 0 oro, 0 plata y 0 bronce, aunque el box ya amarró la primera de ellas.

 

Volteo a las noticias y por todos lados críticas a Alfredo Castillo. Desde echar novia en la Olimpiada hasta su acusación de que los jueces de clavados fueron injustos con los mexicanos Rommel Pacheco y Jahir Ocampo al no acceder a repetir un clavado por una supuesta distracción causada por una luz, porque México no “regaló” 15 millones de dólares a la FINA. También leo su declaración de que la Conade es una agencia de viajes y que las medallas no son un factor para medir el desempeño o el éxito. Acusaciones de amiguismo con el Presidente Peña como la única razón para que un ex procurador del Estado de México y ex comisionado para Michoacán ocupe la responsabilidad de dirigir la Conade, es decir, la institución que debe guiar la política pública del deporte mexicano. Ridículas las declaraciones y nada descabelladas las críticas y acusaciones.

 

¿Será que el desánimo y mal humor que traemos invadió a nuestros deportistas olímpicos? ¿O será que traemos un problema estructural en cuanto al deporte mexicano como política pública?

 

De las 22 participaciones de nuestro país en Juegos Olímpicos, sin contar Río 2016, en 9 ocasiones hemos obtenido 1 o 0 medallas. Cierto, venimos de ganar 7 medallas en Londres pero por favor, no exageremos.

 

Es común escuchar que cuando alguien destaca en el deporte mexicano es claramente por mérito propio, pues los apoyos de las diferentes federaciones son pobrísimos en todos sentidos. Lo mismo pasa con entrenadores que destacan excepcionalmente. Hay disciplinas donde somos fuertes desde hace décadas. Claramente clavados y tae kwon do, marcha años atrás, y por ahí sorpresas como el triunfo de Soraya en levantamiento de pesas o el oro de la selección de futbol en Londres.

 

Sin embargo, creo que los atletas mexicanos ni la deben ni la temen. En su mayoría, acudir a una olimpiada es un logro y en varios casos tienen un desempeño que supera sus mejores marcas o resultados. También generalmente, nuestros atletas están lejos de ser competitivos en la lucha por las medallas.

 

No creo que Alfredo Castiillo sea, contrario a lo que supongo piensa la mayoría, el gran culpable. No coincido con sus declaraciones y no creo que tenga la experiencia necesaria para dirigir la Conade, pero considero que el argumento de que es necesario revisar y transparentar lo que hace cada federación con los recursos públicos, millones y millones de pesos que se destinan para la atención y formación de los atletas, es elemental. Este tema representa un tremendo hoyo negro del que salen cada año casos de opacidad, quejas de atletas y en muchos casos directivos impresentables. Un hoyo negro que ejemplifica la falta de una “industria deportiva” que genere atletas y una actividad empresarial redituable y sana alrededor de los deportes.

 

Es cosa de asomarse a Estados Unidos y ver cómo han desarrollado una industria del deporte a nivel universitario o de “college”, sin entrar al tema del impresionante nivel del deporte profesional de ese país. El deporte universitario en EU genera miles de millones de dólares en ganancias y tiene aficiones en ocasiones más importantes que las mismas profesionales en temas como futbol americano, béisbol o basquetbol, por mencionar algunos. Es en realidad una verdadera fábrica de talento que cuenta con la infraestructura y el profesionalismo que producen los resultados que tiene una potencia como ésta a nivel olímpico o de campeonatos mundiales.

 

¿Y es ese un ejemplo de política pública? Por supuesto que sí. Esa industria representa el mejor ejemplo de una política pública bien planeada y organizada en donde participan el gobierno, la iniciativa privada, la sociedad y las organizaciones sociales, que muestra la misma calidad en universidades privadas que en públicas y que ofrece opciones para la mayoría de los jóvenes estadunidenses con más o menos recursos. Además incluye la carrera de preparador físico que es una verdadera opción profesional en aquel país, que en el caso de México es prácticamente inexistente.

 

Esa es nuestra realidad y nuestro nivel deportivo. ¿Qué se requiere? No suena tan difícil. Limpiar la casa, poner orden en el destino de los recursos, acudir a los expertos para un diagnóstico y un diseño institucional adecuado y tener las ganas y la disposición política para realizar una transformación del deporte mexicano. Se requiere un cambio y mucha paciencia para ir construyendo aquello que nos permitirá ir reduciendo los niveles de frustración y fracaso.

 

Por lo pronto, yo sigo con la esperanza de que cambie ese maldito medallero en estos días.

 

@vladi_sl

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