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La Cumbre de las Américas y migración

Bajo el lema “Futuro sostenible, resiliente y equitativo” se celebrará en Los Ángeles, California, del 6 al 10 de junio, la IX Cumbre de las Américas. | Rubén Beltrán

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Escrito en OPINIÓN el

Dentro de poco más de un mes, del 6 al 10 de junio, se celebrará en Los Ángeles, California, la novena Cumbre de las Américas. La cadencia de estas reuniones, concebidas en 1994, con una secuencia bianual ha sufrido interrupciones como resultado directo del clima político prevaleciente en nuestro continente y, en esta ocasión, como consecuencia de la disrupción que la pandemia impuso en todos los calendarios. 

La Cumbre de las Américas nació en 1994, como una iniciativa de la administración de Bill Clinton, en Miami. Esa primera reunión pasó a la historia por haber excluido expresamente a Cuba y por haber fracasado en la iniciativa que ahí se aprobó para hacer del continente una zona de comercio libre (Free Trade Area of the Americas). México ya ha sido sede de estas reuniones y en 2004, en Monterrey (entre la tercera Cumbre de Quebec de 2001, y la cuarta de Mar del Plata de 2005), se celebró una sesión especial de dicha cumbre que tuvo como agenda principal el comercio libre y la lucha contra la corrupción. La principal discusión se dio en torno a dos diferentes estrategias de desarrollo: entre aquellas propuestas que favorecían el efecto positivo que conlleva el desarrollo del comercio libre y la propuesta encabezada por Brasil de priorizar el combate contra la desigualdad y la pobreza en la región. Esa división se reflejó en el comunicado final. 

La última reunión, la octava , sucedió hace cuatro años, en abril de 2018 en Lima, Perú. La cumbre peruana fue la primera que no contó con la presencia del presidente en turno de Estados  Unidos. Bill Clinton, impulsor de la cumbre, participó en dos ocasiones y tanto George W. Bush, como Barack Obama participaron en tres ocasiones cada uno. En 2018, en Loma, Donald Trump desairó la ocasión de reunirse con la mayoría de sus pares en el continente y optó por enviar al vicepresidente Mike Pence como su representante. 

La temática de la cumbre angelina

La iniciativa de Clinton en 1994, tuvo, como apunté, el claro propósito de consolidar una región de comercio libre y con el tiempo a este objetivo se sumaron los temas de desarrollo, democracia, derechos humanos, sustentabilidad, combate a la corrupción y combate a la pobreza, entre otros. En esta ocasión, el lema de la cumbre es “Futuro sostenible, resiliente y equitativo”. Bajo ese paraguas, el Departamento de Estado estadounidense plantea ya como áreas de acción las siguientes pilares: 

* Mejora las capacidades de respuesta a pandemias y la resiliencia a las mismas. 

* Promover una recuperación verde y equitativa. 

* Construcción de democracias fuertes e incluyentes. 

* Atender las causas de raíz que generan la migración. 

De las líneas de atención que plantea el país anfitrión, se puede anticipar que algunos de los puntos serán objeto de un interesante debate: entre ellos destaca el relacionado con la democracia. Ello nos lleva a plantear uno de los temas que ha sido causa de una permanente controversia en estas cumbres. 

La Cumbre de las Américas fue pensada como una reunión continental que reuniría a los Jefes de Estado y de Gobierno con la excepción de aquellos que representaran a países con regímenes considerados como no democráticos. Ello llevó a que en las primeras seis reuniones entre 1994 y 2012, se excluyera de manera expresa a Cuba. Ese criterio llevó a que en ese mismo año, en la cumbre de Cartagena, Nicaragua también fuera excluida. 

Sin embargo, de manera previa a la reunión de 2015, se había gestado en Latinoamérica y el Caribe un movimiento mayoritario en pro de la inclusión de Cuba en las cumbres. En esa reunión, tanto Raúl Castro, como Daniel Ortega y Nicolás Maduro, participaron. 

En 2018, en Lima, Cuba participó representada por su canciller y el Gobierno de Perú, apoyado por un grupo importante de países, promovió la exclusión de Nicolás Maduro. La decisión entre fomentar una participación universalmente o mantener acciones de exclusión, no ha sido adoptada de manera definitiva. 

El calendario de Biden

Para la administración de Biden, la política exterior está adquiriendo una relevancia particular en la agenda interna. Por ejemplo, ha adoptado la premisa de promover por todos los medios a su alcance -salvo la confrontación bélica directa-, lo que llaman la victoria de Ucrania sobre la invasión rusa. En esa línea de retórica y de apoyo en materia financiera, se equipara -internamente- la eventual victoria sobre el invasor a una victoria propia. La prolongación de la guerra sin un resultado favorable evidente traerá, a medida de que se acerquen las elecciones intermedias de noviembre, costos políticos que afectarán a los candidatos demócratas al Congreso; de la misma manera, es urgente para la administración Biden producir, para consumo interno, resultados palpables en materia de control de los flujos migratorios. 

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ha reportado que en los primeros meses de este año las cifras de migrantes detenidos en su intento de cruzar la frontera ha llegado a números sin precedentes desde hace 20 años; unos 200 mil migrantes por mes, es decir unos 7,000 migrantes por día. 

Hace unos días Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, advirtió públicamente que con la eventual desaparición de una disposición de las autoridades de salud norteamericanas que mandata el retorno expedito de migrantes indocumentados con motivo de la pandemia, conocida como el Título 42, las autoridades migratorias proyectan un crecimiento sin precedentes en la cifra de migrantes que intentarían cruzar a Estados Unidos de manera indocumentada. Estas proyecciones señalan que la cifra diaria de migrantes detenidos podría duplicarse o casi triplicarse, señaló Mayorkas. Es decir, podríamos esperar entre 14,000 y 20,000 migrantes por día. 

Esas estimaciones de las autoridades estadounidenses nos llevarían a hablar de un número de migrantes detenidos de entre 420,000 y 600,000, por mes. En su entrevista a CNN, Mayorkas señaló que era imprescindible una estrategia integral de la región para administrar el fenómeno migratorio y atender las causas que originan la migración. A los mexicanos ese concepto de corresponsabilidad nos es familiar ya que por muchos años cayó en oídos sordos en Estados Unidos. Los problemas que en política interna le genera la migración a la administración Biden son ahora políticamente insostenibles y, como apunté arriba, su calendario electoral le da un inusitado sentido de urgencia. 

La posición de México

De acuerdo con los comunicados emitidos por el Gobierno de México y por la Casa Blanca, en su conversación del pasado viernes 29 de abril, los presidentes de México y de Estados Unidos trataron algunos de los temas que se incluirán en la agenda de la cumbre de Los Ángeles; trascendió también que el mandatario mexicano comprometió su participación en la misma. Desde entonces se supo del viaje a Washington que hoy inició el secretario Ebrard para negociar algunos temas que a México le interesan. Estos son algunos de los planteamientos que me parece podrían estar en la agenda del secretario Ebrard. 

* Es muy probable que México promueva, con razón, que todos los países de la región sean invitados a participar en la cumbre. 

* Como ha sucedido en el pasado reciente, México insistirá que Estados Unidos participe con recursos en los programas que nuestro país ha impulsado en los últimos años, como una estrategia de apoyo a países centroamericanos expulsores de migrantes. Estos programas, se ha señalado, están destinados a crear empleos y reducir la migración. Es muy probable que el canciller "amarre" el compromiso estadounidense de apoyar financieramente estos programas dirigidos al sureste de México y hacia el llamado Triángulo Norte de Centroamérica compuesto por El Salvador, Guatemala y Honduras. México seguramente retomará los principios establecidos en Marrakesh: la migración debe de ser segura, ordenada y gestionada de manera transparente, bajo un esquema de corresponsabilidad y con respeto de los derechos humanos de los migrantes y sus familias. 

* Con la experiencia de su participación en el ejercicio de COVAX y en materia de adquisición de vacunas, es altamente probable que Ebrard proponga un plan de acción regional que, con una vigorosa financiación conjunta de los países participantes y cooperantes, permita establecer un protocolo de cooperación y atención oportuna en materia de pandemias. Sería, además, una buena oportunidad para fortalecer las capacidades operativas de la Organización Panamericana de Salud con sede en Washington. 

Por otro lado, son harto conocidos los desencuentros que en el pasado se han suscitado con el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. El tema es relevante en este espacio porque desde su arranque, la Cumbre de las Américas se hace, de manera formal, bajo los auspicios de la OEA, la que asegura la secretaría del evento. Como suele suceder, la organización de una nueva cumbre brindaría la posibilidad de voltear la página. Veremos. 

Unas palabras adicionales sobre el tema migratorio. Atender de manera eficaz el tema migratorio es una tarea hercúlea que requiere no sólo de un programa de financiamiento robusto que provenga de países receptores y cooperantes, sino que establezca la posibilidad de acceso a los países expulsores a líneas de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo para desarrollar infraestructura que permita dar empleo a migrantes retornados, al tiempo de utilizar de manera masiva la mano de obra regional. Un significativo programa de desarrollo regional de infraestructura traería además de los beneficios mencionados en términos de ocupación, el impulso al desarrollo de proyectos en los que la región es altamente deficitaria; proyectos de la llamada infraestructura social, particularmente clínicas y hospitales. 

Por otro lado, fortalecer los programas de la Oficina Internacional para las Migraciones en nuestra región brindaría a los países expulsores de migrantes de la orientación técnica y apoyo para la generación de políticas públicas eficaces que refuercen los programas de gobierno establecidos. 

Como siempre, el demonio está en los detalles, si los trabajos de la próxima cumbre terminaran con una declaración de carácter general y el plan de acción carece de los elementos programáticos y financieros de "aterrizaje", podríamos tener una oferta vacía como los 5 mil millones de dólares que Trump ofreció como paquete de inversión para Centroamérica y que nunca se materializó.