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La culpa es del indio

Tan sólo de 2013 a la fecha se ha encarcelado a 8,558 indígenas en México.

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Escrito en OPINIÓN el

El indigenismo en México es un problema, sobre todo para el indígena. Por su origen, por su voluntad en seguirlo siendo, por su reciedumbre y porque su vida gira en torno a su orgullo de nacimiento y lugar. Pero todo esto no tiene conexión con el modernismo mexicano entendido como ese ser supremo que vive, viste y calza en el entendido de que ya no es indígena…

 

Muchos de los que con más frecuencia denostan y agravian al indígena mexicano son de origen indígena y son mexicanos con color y rasgos de origen directo. Claro, los hay que se suponen de la casta suprema de la piel clara y el ojo lloroso: También les ofenden. Así que ser indio en México es un fracaso y del que se hace un buen capital político para organizaciones oficiales y no gubernamentales que atienden o a veces incluso medran con el indigenismo mexicano.

 

Visto hace apenas unos días en Oaxaca, la capital; en uno de los estados con mayor número de indígenas en el país y de mayor pobreza y abandono.

 

Un hombre con rasgos indígenas y con dos o tres copas encima, sin evidencias de exceso, pasa por uno de los restaurantes que ponen mesas en los portales del centro histórico; un joven policía uniformado, muy moreno y de rasgos indígenas, le impide el paso; una mesera gorda y agria evidentemente indígena, pero con el cabello pintado de rubio le dice “pinche viejo necio”; el policía lo empuja para que salga de ese espacio que es público porque es paso obligado; el hombre casi anciano reclama que no lo traten así; el policía le tuerce el brazo, lo empuja hacia afuera:

 

-“Usted está molestando a los clientes”, dice el policía particular del restaurante.

-No he hablado con nadie ni he molestado a nadie – dice el hombre.

-¡Salga de aquí!

-Pero si este es paso público.

-No: Está prohibido el paso para los que no son clientes y usted está molestando.

-¿A quién molesto?

-¡Salga ya! Lo empuja.

 

A una pregunta de un cliente, la mesera dice:

 

-“Pinche viejo necio, no se quiere ir”.

 

Al final lo sacan del lugar que es paso público, el que los dueños del restaurante han utilizado como extensión de sus dominios y del que se han apropiado…

 

Muestras de racismo como ésta ocurren todos los días en este país de racismo flotante.

 

Se estima que en México hay 6 millones 695 mil 228 personas de 5 años y más que hablan alguna lengua indígena. Las más habladas son: Náhuatl, Maya y lenguas mixtecas. O bien, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geográfica (INEGI), en el país 15.7 millones de personas se consideran indígenas, de los cuales 6.6 millones son hablantes de una lengua autóctona.

 

A la fecha existen infinidad de organismos que defienden al indígena en México. Y aun internacionales. Pero lo cierto es que la situación de marginalidad, explotación, abandono, pobreza extrema y cacicazgos que enfrentan son vigentes y aun se incrementan, sobre todo en estados del sureste, como son Oaxaca, Veracruz, Puebla, Chiapas, Guerrero… algunos de los cuales son, por tanto, caldo de cultivo de rebeliones sociales.

 

Tan sólo de 2013 a la fecha se ha encarcelado a 8,558 indígenas en México por delitos que van “de robar un aguacate hasta llevar un trozo de madera”, según ha dicho la directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CNDPI) Nuvia Mayorga Delgado. Por delitos como estos, ser indígena le cuesta estar en la cárcel de 50 días a más de tres años. Naturalmente, muchos delitos lo son y, por lo mismo las condenas son extremas. Ser indígena no hace diferente al factor humano y no todos los indígenas, cierto, son almas puras, sin pecado concebidas.

 

En todo caso, ‘la detención de los indígenas son en su mayoría por transportar madera o por robar hasta un aguacate, pero también ocurren casos en los que fueron acusados por sus patrones de robo, por lo que los alejaron de sus familias’.

 

Luego, existe el problema de los juicios en los que no se aportan traductores para escuchar la defensa del acusado; o se le imputan cargos improbables dando por cierta a la parte acusadora mientras que se desestima el argumento del acusado indígena. En la cárcel son aún más vapuleados y maltratados  que el resto, por su condición de origen.

 

Leyes van y vienen que dicen defender al indígena, pero una cosa es cierta, los mexicanos, muchos, son racistas contumaces. Agravian y menosprecian lo que ellos mismos no quieren ser; lo que piensan que ya dejaron atrás y les resulta en vergüenza nacional.

 

De composición mestiza, el país contiene una de las cargas más altas de racismo en el mundo y, por lo tanto, de mayor concentración de tragedia para quienes aún se entienden y quieren entenderse como indígenas.

 

¿Hasta cuándo la solución? El cambio de actitud de la mayoría de la población nacional sería el principio; el respeto al otro y el reconocimiento de que la gran mayoría mexicana, a fin de cuentas, tenemos un componente común: Nuestro origen indígena.

 

Corresponde al gobierno mexicano iniciar la gran gesta de recuperación del origen. Una gesta por la dignidad de nuestra mexicanidad sin menoscabo de los tiempos nuevos y nuevas formas, pero con libertad y derechos para quienes son indígenas a los que habría que dotar de todas las prerrogativas, derechos, trabajo, recursos de desarrollo, educación, salud, justicia y buen vivir.

 

¿Será un día? Un gobierno socialmente comprometido podría hacerlo… sí… pero… ¿Cuál?

 

@joelhsantiago