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OPINIÓN

¡La Corte impone la censura en México!

Todos tenemos el derecho, la facultad y la libertad de pensar lo que nos plazca. | Ricardo Alemán

Escrito en OPINIÓN el

Hace poco más de 500 años –el 8 de julio de 1502–, los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, promulgaron La Pragmática, un ordenamiento legal que, con el tiempo, se convirtió en la primera Ley de Censura Previa.

El citado reglamento establecía que nadie tenía permiso de publicar o difundir escrito alguno –sobre todo libros y panfletos–, sin la autorización previa del Estado y la Iglesia; poderes que dispusieron de una estructura oficial para la lectura y clasificación de todo aquello que se pretendía publicar.

Así, la Iglesia y el Estado censuraban todo lo que, según su particular concepción, debían conocer o ignorar los ciudadanos.

En pocas palabras, La Pragmática era la más vulgar censura oficial o, si se quiere, el equivalente a “los otros datos” del México de hoy.

Curiosamente, 520 años después de La Pragmática, en el México de López Obrador, un ministro de la Suprema Corte, de nombre Juan Luis González Alcántara –y quien llegó al cargo por recomendación de López Obrador–, impuso a los periodistas mexicanos de radio y televisión la obligación de establecer en sus noticieros una clara diferencia entre “noticia” y “opinión”.

¿Y qué significa tal resolución?

Poca cosa, que hoy asistimos a la versión “recargada” de la “censura previa”; censura que hace 520 años impusieron a toda publicación los Reyes Católicos, al promulgar La Pragmática.

Es decir que, a través de La Corte, el presidente López Obrador y su gobierno tendrán la facultad de censurar y sancionar a todos los medios, periodistas y críticos que no se apeguen a “la verdad oficial”; a “los otros datos” de López Obrador.

Y es que según “un ministro de consigna” al servicio del presidente –como Juan Luis González Alcántara–, todos los concesionarios, los medios y los periodistas deben decirle a la sociedad la diferencia entre noticia y opinión, en cada uno de sus informativos.

Pero vamos por partes. Lo primero que debemos entender es el significado de “noticia” y “opinión” y sus diferencias abismales.

Para empezar, la “noticia” y la “opinión” –igual que la entrevista, el reportaje, la crónica y el ensayo–, forman parte de los géneros periodísticos.

Es decir, son parte de la clasificación de las diferentes formas de abordar y presentar los hechos noticiosos.

Una “noticia” es un acontecimiento de interés general que, en su versión más simple, se debe presentar a la sociedad con la mayor objetividad posible. Es decir, lo más cercano y apegado a los hechos.

A su vez, por definición, una “opinión” es una expresión ciudadana íntima, única y, por tanto, totalmente subjetiva.

Más aún, como todos saben, los seres humanos llegamos al mundo dotados de la facultad de pensar y con las habilidades de externar al mundo –mediante todas las formas posibles de expresión–, los pensamientos íntimos de cada ser humano.

A su vez el pensamiento, en tanto derecho natural, no puede ser coartado, regulado y/o censurado por autoridad alguna. Es un derecho natural como el de respirar, ver, caminar…

Por eso, todos tenemos el derecho, la facultad y la libertad de pensar lo que nos plazca; incluso lo más disparatado.

En cambio, la facultad de expresar al mundo los pensamientos, es lo que conocemos como “libertad de expresión”.

Y esa libertad está regulada por la Constitución y sólo tiene como límites el daño a terceros, alteración de la paz pública, la difamación y la calumnia.

Por lo demás, la propia Constitución garantiza que nadie puede ser molestado por autoridad alguna a causa de lo que piensa, escribe u opina, además de que el Estado mexicano garantiza que en México no existe censura previa.

Y es que la “libertad de expresión” no solo es “la reina de las libertades” –en tanto derecho a la libre manifestación de las ideas–, sino que es el motor de las revoluciones y, sobre todo, el termómetro de la salud de la democracia.

Y para el ejercicio libre de las ideas los ciudadanos disponemos de la palabra –hablada y/o escrita–, además de la pintura, la música, la mímica…

Y para comunicarnos con el mundo acudimos a los medios tradicionales –como la prensa, la radio y la televisión–, o podemos usar las modernas tecnologías digitales; las llamadas redes.

Pero en todos los casos el pensamiento, la libre manifestación de las ideas, la opinión y la libertad de opinar y manifestar las ideas, son la esencia de la democracia.

Más aún, en toda democracia que se respete, la opinión es el traje que viste a la crítica y que, al mismo tiempo, explica por qué la libertad de expresión es considerada como “la joya de la corona” de toda democracia.

Curiosamente, el ministro de consigna, González Alcántara, pretende sancionar la “opinión”; que es la vestimenta de la crítica al mal gobierno de López Obrador.

Lo que olvida el ministro “lacayo de AMLO”, es que al censurar la “opinión” violenta la Constitución.

Pero también es cierto que para nadie es novedad que el dictador López Obrador mantiene sometida a la Corte y que, por ello, le impone al Máximo Tribunal sus decisiones autoritarias.

Como todo régimen totalitario, el de López Obrador pretende cancelar la opinión, la crítica y la libertad de expresión, porque esa es la mejor garantía de supervivencia de una tiranía como la de AMLO.

Pero la peor noticia es que los mexicanos hemos perdido a la Suprema Corte; el Máximo Tribunal “lacayo” del presidente.

Al tiempo.