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La boda del año

“Yo me casé por la iglesia, me casé como Dios manda: Un ramito de azahar, mustio sobre la solapa santiguando los pecados (…) Ella vestida de blanco ¡pureza certificada!”: Manuel Benítez Carrasco, poeta.

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Escrito en OPINIÓN el

El C. gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello y la joven cantante y actriz, Anahí Puente Portilla, se casaron de forma sorpresiva y discreta, a las primeras horas del sábado 25 de abril, en la catedral de San Cristóbal de las Casas luego de tres años de noviazgo.

 

La ceremonia religiosa inició minutos después de las 8 de la mañana, había en los alrededores de la Plaza de la Paz del municipio un discreto operativo de seguridad. La antiquísima Catedral estaba bajo control, es decir no estaba abierta al culto público, había muy pocos invitados –60 dicen- e impartió la bendición nupcial nada menos que el señor Obispo, Felipe Arizmendi Esquivel.

 

Una hora después el templo se abrió, y ahí pudimos ver de cuerpo entero al joven gobernador en traje de charro y a la novia luciendo un hermoso ajuar, diseñado por ella misma con el apoyo de Benito Santos, y bordado por más de 200 artesanas chiapanecas.

 

Y como si fuera un file hollywoodense, a la salida de la catedral, decenas de mujeres indígenas del municipio de Zinacantán (las que bordaron el vestido) recibieron a la pareja y les arrojaron pétalos de rosas color blanco, además les entregaron arreglos florales como símbolo de su unión matrimonial.

 

En el templo quedaron los hermosos alcatraces.

 

Después hubo un almuerzo privado a la que no fue el señor obispo.

 

Minutos después, a las 9:46 horas de ese sábado, la cantante publicó una foto en su cuenta de Twitter @Anahi con el siguiente mensaje:

 

 

¡Todo muy bien!

 

La pareja se percibe feliz, pero al parecer no toleraron las críticas y los memes que empezaron a circular en las redes sociales.

 

Y es que el joven gobernador se casó en un momento de veda electoral. A casi tres años de su gobierno y justo cuando su imagen se ha visto cuestionada por el gasto excesivo que ha utilizado para promocionar su imagen, sobre todo en revistas especializadas en espectáculos.

 

Por lo que para muchas personas se trataba de un montaje televisivo, muy propio de los tiempos políticos, y para promocionarse para la “grande”.

 

Por cierto, Anahí desmintió que su boda haya sido una "puesta en escena", y dijo ser feliz y estar enamorada.

 

En una entrevista radial con Adela Micha, la joven actriz y cantante dejó claro que por lo pronto se retirará de la telenovelas por las horas que implica el tiempo de grabación, pero no hará lo mismo con su faceta musical.

 

Y agregó que su mayor sueño “es tener hijos y esperemos intentarlo para finales de año. Es una ilusión muy grande para los dos, y cuando pase queda prometido que te daré la primicia Adela (Micha)", afirmó Anahí.

 

Todo muy bien, la pareja tiene derecho a ser feliz y a casarse como quieren.

 

¡Felicidades!

 

La reacción del obispo.

 

El quid es que ante las críticas, sobre todo en redes sociales, quien salió a hacer precisiones de la boda fue el Sr. Obispo de la diócesis, quien publicó en la web de la Conferencia del Episcopado Mexicano como en algunos medios su posicionamiento. Algo raro o e inusual…, como si fuera el vocero de la feliz pareja.

 

De entrada nos dijo que el servicio religioso NO fue “un evento social y político, sino (…) un sacramento”.

 

Quizá lo hizo para que un partido político no aprovechara el acto religioso para fines políticos, sobre todo en mero proceso electoral, e “impidió que los opositores al Partido Verde utilizaran el enlace como arma electoral” (Trascendió de Milenio).

 

Y nos aportó algunos datos de la boda, nos dijo que: Los novios se casaron a las 8 horas del sábado 25 de abril, que él presidió el servicio religioso “por petición explícita” de los novios… (Y que la boda) “se llevó a cabo en un ambiente sereno, pacífico y sin alteraciones externas, con una noble y digna sencillez, con la participación de sólo unas 60 personas, la mayoría familiares de los novios, en un espíritu religioso y no mundano. No fue un espectáculo social ni político, sino una celebración litúrgica”.

 

Nos dice el obispo que la boda se empezó a preparar por lo menos desde hace dos meses, y “se hicieron todos los trámites normales: La presentación de los contrayentes y de sus documentos, la declaración de los testigos, las pláticas pre sacramentales, basadas en la Biblia, la averiguación que pide la Iglesia sobre su libertad y soltería…”, etcétera.

 

Por cierto, supimos que la novia no estaba confirmada y se aprovechó para recibir el sacramento.

 

También nos precisó Monseñor Arizmendi que la primera fecha que se había establecido para la boda era el 11 de abril, en la catedral de San Cristóbal, y se esperaba la presencia del presidente Enrique Peña Nieto, y su señora esposa, quienes serían los padrinos.

 

“Sin embargo, previendo diversas manifestaciones de inconformidad en nuestra ciudad como es común cuando hay un evento de estas autoridades, se decidió celebrar la boda en la catedral de Tuxtla Gutiérrez, ya no el 11 de abril, sino el 2 de mayo. Pero la publicidad que se dio al evento hacía prever alteraciones de personas inconformes; por ello, se descartó el 2 de mayo y, con sólo dos días de antelación, solicitaron que se celebrara la ceremonia este sábado 25 de abril, a una hora poco común, las 8 de la mañana, para tratar de evitar algún tipo de manifestaciones contrarias a los novios….”.

 

Y como era de esperarse los padrinos originales fueron sustituidos- no dice por quién-, sino por “familiares”.

 

Nos aporta el obispo más datos. Dice que tampoco fue la orquesta sinfónica del Estado, con la que ya había varios “ajustes, para que la boda no fuera como un concierto o un espectáculo, sino una celebración de fe”, en su lugar acudió la “marimba la Familia Díaz, muy profesional, con cantos netamente litúrgicos y chiapanecos, que crearon un ambiente de oración y de fe”.

 

Agrega el señor obispo que “los novios estaban muy nerviosos y preocupados antes de la celebración, pero el ambiente religioso que se creó los fue serenando y disfrutaron la celebración, no como un evento social y político, sino como un sacramento que ambos deseaban de corazón”.

 

Y concluye que “algunas personas se mostraban poco afectas a que un servidor presidiera esta boda, porque aducían que se podría interpretar como un compromiso político de nuestra diócesis con el gobierno, pero les hice ver que los dos contrayentes son católicos, que solicitaron la celebración como un sacramento de la fe, y que pedían la bendición sacramental para su vida matrimonial. No es un acto político partidista y no crea dependencia de la Iglesia con el Estado; se mantiene la debida separación”.

 

Y agrega que la Iglesia a nadie excluye “y tratamos de atender pastoralmente a todos los creyentes, ricos y pobres, santos y pecadores, de cualquier color partidista”.

 

¡Eso nadie lo duda señor obispo…!

 

Y tiene usted razón los novios tienen derecho a celebrar su fe y a profesarla abiertamente.

 

Además, el Estado Mexicano garantiza a las personas a tener o adoptar la creencia religiosa que más le agrade, a creer y también a no creer.

 

Además, el Estado es laico, recuerde que se reformó recientemente el artículo 41 de nuestra Constitución.

 

Soy un lector de casi todos sus posicionamiento que nos hace favor de enviarnos o de colocarlos en la web de la diócesis y de la CEM; me gusta su Ver, Actuar y Pensar.

 

Además casi siempre coincido con usted… El 22 de abril (antes de la boda)  escribió usted que: “En la actual campaña política, los partidos se están dando ‘hasta con la cubeta’. En sus anuncios publicitarios, que ya nos están fastidiando, sólo se dedican a atacarse unos a otros, como si el propio partido fuera impoluto, en vez de hacer propuestas a la ciudadanía. Con esto, no se dan cuenta de que están provocando que la gente desconfíe más de ellos mismos y de todo el sistema de partidos”.

 

Y coincido con su posicionamiento.

 

Pero esta vez no, y con todo respeto señor obispo, le preguntó, y sé que –de verdad lo sé- de antemano no fue así, pero debo hacerlo: ¿Fue el C. gobernador del estado de Chiapas quien le pidió que emitiera ese posicionamiento? ¿O por qué lo hizo? “¿Por el terrorismo (sic) de habladurías?”.

 

Creo y respetando su libertad de expresión pero no había necesidad de agregar en su mensaje aquello de que “no faltan personas que, en las redes sociales, difunden todo tipo de interpretaciones y de ofensas sin fundamento. Procuremos no colaborar a este ‘terrorismo’ de habladurías y evitemos reenviar cuanto nos llegue, si es que daña a la comunidad y destruye la buena fama de las personas”. 

 

Por otro lado ¿sabe usted quién pagó la inserción de su posicionamiento en algunos medios?

 

¿Sabe cuánto cuesta?

 

¿Usted lo autorizó?

 

¿Por qué no lo criticó?

 

Por último, nos dice usted que “la boda se inició con las puertas cerradas de la catedral” y los justifica que “por precaución y para lograr un ambiente sereno”.

 

¿Sabe usted que no puede cerrar a la catedral a los demás fieles? ¿No puede usted discriminar dejando pasar a unos y a otros no?

 

Por favor no sigo los pasos de otros obispos mexicanos que les ha dado por tener a la policía federal revisando los bolsos de las personas para poder acceder a los templos propiedad de la nación.

 

Y es que la Catedral de San Cristóbal le pertenece no a la Nación sino el pueblo, a los creyentes.

 

Los actos religiosos son de culto público y deberán estar abiertos a todos y a todas sin discriminación alguna. Así lo señala la ley.

 

Le tengo aprecio y sigo su trabajo como ministro de culto.

 

@fredalvarez