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Jugando al secuestro

No podemos permitir que caso de Christopher Raymundo Márquez Mora caiga en el olvido y termine siendo una mera estadística.

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Escrito en OPINIÓN el

Las malas noticias se han vuelto costumbre en nuestro país pues lamentablemente no pasa un día sin que nos enteremos de múltiples hechos de corrupción y violencia que revelan el grado de descomposición política y social al que hemos llegado, y lo más grave es que todo indica que va en escalada. Sin embargo, pocos me han impactado tanto como lo sucedido hace una semana en Chihuahua con el indescriptible homicidio de Christopher Raymundo Márquez Mora de tan sólo 6 años.

 

De acuerdo a la información que ha circulado a través de los medios de comunicación, el pasado jueves 14 de mayo Christopher se encontraba afuera de su casa en una colonia de la capital del estado, cuando un grupo de adolescentes de entre 12 y 15 años (2 mujeres y 3 hombres que aparentemente eran sus vecinos) lo invitaron a jugar en un terreno cercano.

 

En ese lugar decidieron “jugar al secuestro” para lo cual primero lo amarraron de pies y manos, posteriormente lo golpearon en la cara con un palo y con piedras, lo asfixiaron con el mismo palo y al final lo remataron con una navaja para asegurarse de que estuviera muerto. Para deshacerse del cuerpo lo enterraron en una fosa que ellos mismos cavaron, le echaron encima un perro muerto y lo cubrieron de maleza.

 

Este pequeño fue reportado por sus familiares como desaparecido y mientras se realizaba la búsqueda, uno de los participantes en el asesinato confesó a su mamá quien dio aviso a las autoridades. Ya todos fueron detenidos pero cuando menos en el caso de los adolescentes de 12 y 13 años, no son imputables en razón de su edad de acuerdo a la Ley de Justicia Para Adolescentes por lo que únicamente quedarán a disposición del DIF, lo que también ha provocado indignación en la sociedad.

 

Les comparto esta historia porque además de que no podemos permitir que caiga en el olvido y termine siendo, como muchas otras, una mera estadística, es indispensable que entendamos qué es lo que motiva a un menor de edad a actuar de esta manera y cómo se debe responder a ello.

 

Al respecto, la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) ha señalado que uno de los principales factores lo constituyen las omisiones del Estado, ya que estas conductas no son más que “la expresión de la normalización de la violencia y presencia del crimen organizado que ha afectado de manera evidente a niñas, niños y adolescentes”. Por eso no es de extrañar que el homicidio de Christopher haya ocurrido precisamente en el estado de Chihuahua, que hasta hace pocos años todavía registraba el mayor índice de violencia.

 

Otros aspectos que no debemos perder de vista, son los valores que inculcamos a la niñez, las oportunidades de desarrollo que les ofrecemos así como el modelo a seguir, pues mientras sigan creciendo en un entorno de violencia y miseria, no cuenten con opciones para su futuro, y el dinero y el poder sigan siendo los referentes de éxito, no podremos esperar nada distinto y con toda seguridad fracasaremos como sociedad.

 

@agus_castilla