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IPv6: ¿Con qué se come?

Este mecanismo, llamado también direccionamiento dinámico, ha podido ayudar a enfrentar la demanda creciente de direcciones IP.

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Escrito en OPINIÓN el

Cada vez que nos conectamos a internet, las computadoras, teléfonos o tabletas requieren un identificador de remitente o destinatario para que la comunicación pueda establecerse. Estos identificadores son llamados direcciones de protocolo de internet o IP y son indispensables para que un dispositivo se conecte a la red de redes. De cierta forma, se puede comparar estas direcciones a los números telefónicos que identifican a cada línea y permiten distinguir en dónde se originan y a dónde se dirigen las comunicaciones.

 

Desde los años 80 utilizamos el sistema de direcciones IPv4 (IP versión 4). Cuando se diseñó este esquema de direccionamiento, se pensó que sería suficiente para las necesidades de los usuarios de internet, ya que dispone de 4,294’967,296 direcciones. Pero al popularizarse y extenderse el uso del internet, se empezó a vislumbrar que este número de direcciones, aunque grande, no sería suficiente para satisfacer las necesidades de una cantidad creciente de dispositivos conectados en el mundo, más aún si observamos que en realidad IPv4 puede ofrecer menos de una dirección por habitante.

 

Actualmente, las personas se conectan a internet usando varios dispositivos y no uno solo, además de que ya no son únicamente las personas quienes se comunican a través de dispositivos personales sino que, con el internet de las cosas, ahora existe una diversidad de aparatos conectados que requieren una dirección de internet. Así, tenemos no sólo computadoras, teléfonos y tabletas conectados a internet, sino electrodomésticos, sensores, medidores, dispositivos de audio y video, vehículos y maquinaria especializada.

 

Desde el 3 de febrero de 2011 se agotaron las direcciones IPv4 del registro central de la IANA (Autoridad de Asignación de Números de Internet), cuando este organismo entregó el último bloque de direcciones disponibles a la organización encargada de su asignación en Asia.

 

Esto no quiere decir que nos encontremos en una situación de emergencia o de paralización del internet, ya que los proveedores del servicio  cuentan con un acervo de direcciones que han estado administrando para satisfacer la demanda de comunicación a internet mediante un mecanismo de traducción de direcciones IP, donde varios dispositivos organizados en una red privada pueden estar conectados a un número limitado de direcciones IP públicas utilizadas para la conexión a internet de forma que, desde el exterior, no es posible distinguir cuál dispositivo en particular está conectado a la red, ya que todos son identificados indistintamente a través del mismo grupo de direcciones IP públicas. De esta forma, no se tiene un identificador permanente y unívoco, sino temporal, el cual podrá asignarse a otro dispositivo diferente en cuanto se desconecte el primero de la red de redes.

 

Este mecanismo, llamado también direccionamiento dinámico, ha podido ayudar a enfrentar la demanda creciente de direcciones IP, pero está llegando a sus propios límites a medida que dicha demanda se incrementa. Además, tiene el inconveniente de no permitir el funcionamiento de ciertas aplicaciones que requieren la identificación del dispositivo específico que genera o recibe las comunicaciones, con lo cual se desalienta el desarrollo de dichas aplicaciones o bien se incrementa la complejidad del manejo de la red y, con ello, su costo. Naturalmente, el direccionamiento dinámico no soluciona la escasez de direcciones para dispositivos o aplicaciones que exigen una conexión permanente a internet, como suele ser el caso de una diversidad de dispositivos del internet de las cosas. Asimismo, al transformar las direcciones y enmascararlas dejando visible sólo la dirección IP pública, se pierde la posibilidad de establecer conexiones seguras extremo a extremo, que es una de las exigencias de una variedad de aplicaciones que manejan información sensible.

 

Por esta razón, desde los años 90 el IETF (Internet Engineering Task Force), que se encarga de la estandarización de protocolos de internet, desarrolló una nueva versión del protocolo que multiplica sustancialmente el número de direcciones disponibles, llegando a una cantidad de direcciones posibles igual a 2 elevado a la potencia 128, es decir, algo más de 340 sextillones, lo que equivale a aproximadamente 45,984 cuatrillones de direcciones disponibles por persona en el mundo. El Ministerio de Industria, Energía y Turismo de España, señala que si todo el espacio de IPv4 fuera como una pelota de golf, IPv6 tendría el tamaño del Sol.

 

Paulatinamente, IPv4 está siendo sustituido por IPv6. Una parte importante de los dispositivos tiene la capacidad de usar ambos tipos de direcciones, pero para que se establezca una comunicación en IPv6, es necesario que todos los elementos del ecosistema –dispositivo, ruteador, aplicación– estén preparados para manejarlo.

 

Es difícil prever cuánto tiempo tomará esta transición, puesto que ambas versiones están conviviendo. La velocidad del cambio dependerá de que los diversos componentes del ecosistema de internet avancen en la adopción de IPv6: dispositivos, equipos, aplicaciones, contenidos.

 

Existen diferentes acciones que pueden acelerar la transición, desde la incorporación de los sistemas de información y trámites electrónicos gubernamentales a IPv6; la impartición de talleres técnicos; la realización de campañas de difusión enfocadas a cada componente del ecosistema; hasta la coordinación de esfuerzos de los gobiernos federal y locales con la industria y los grandes usuarios.

 

¿Por qué nos interesa como usuarios que se impulse este cambio? Por que la adopción generalizada de IPv6 permitirá el desarrollo de aplicaciones que demandarán y, por consiguiente, impulsarán el despliegue de redes y servicios móviles con mayor capacidad, cobertura y seguridad. Particularmente, este cambio apoyará el desarrollo de servicios y aplicaciones para el internet de las cosas que pueden tener impactos relevantes en la calidad de vida de la población, como los sistemas de control de tráfico, ahorro energético, monitoreo de signos vitales, conducción autónoma de vehículos, así como sistemas de vigilancia y seguridad, entre muchos otros.

 

@elenaestavillo

@OpinionLSR

 

*Las opiniones expresadas son a título personal y no deben entenderse como una posición institucional.