Main logo

Intolerancia a la violencia

Para todos aquellos que perdieron amigos o familiares en el sismo

Por
Escrito en OPINIÓN el

La violencia azota a nuestro país y cada vez hay menos disposición a tolerarla. Si bien, contra la violencia que proviene de la naturaleza poco o nada podemos hacer para evitarla, las personas están dispuestas a salir a la calle para mitigar sus efectos y tratar de salvar vidas. Lo mismo sucede con la otra violencia: la que se infligen las personas unas a otras. La violencia que antes se veía con resignación es algo cada vez más inaceptable y por lo cual las personas también están dispuestas a manifestarse y presionar a las autoridades para que la disminuyan.

En estos días las fuerzas de la naturaleza se han ensañado con nuestro país y han provocado numerosas muertes. La tormenta Lidia azotó a Baja California Sur, el huracán Katia causó daños en Veracruz, el sismo del 7 de septiembre devastó Oaxaca y Chiapas y el sismo del 19 de septiembre trajo a la memoria los horrores del terremoto de 1985. Solo podemos prevenir y prepararnos, pero inevitablemente habrá tragedias como estas. Muchas de ellas agravadas por la corrupción y la irresponsabilidad de constructores y autoridades cómplices, por lo que, después del recuento de daños, habrá que analizar si hubo responsables por los edificios colapsados para exigir castigo a los culpables.

Ante la violencia de la naturaleza, nuevamente ha surgido el lado noble de las personas. Decenas de miles de capitalinos salieron a las calles a ayudar y quizá millones en todo el país lo hicieron a través de diversas formas de apoyo. Unos pocos, sin embargo, mostraron su lado execrable al aprovechar la tragedia para robar y cometer otras fechorías o para tratar de sacar alguna ventaja política.

En cuanto a la violencia entre personas, hace unos pocos días tuvimos el lamentable asesinato de Mara Fernanda Castilla, estudiante de la Universidad Popular Autónoma de Puebla, a manos, según todos los indicios, de un chofer de la red de taxis Cabify. Por alguna razón, a diferencia de tantos otros casos similares, este lamentable asesinato se volvió mediático y causó enorme indignación. Quizá porque se pensaba que las hijas, hermanas, esposas o amigas estarían más seguras si usaban un taxi de la red Cabify o Uber, que usando algún otro transporte público donde hombres y mujeres se juegan la vida todos los días. Este asesinato traicionó la confianza de muchos usuarios que ansiaban un medio de transporte seguro y que aparentemente lo habían encontrado en el servicio de estas empresas, Uber y Cabify. La realidad es que en nuestro país no hay transportes seguros, especialmente para las mujeres.

Si bien en este caso todos esperamos que el culpable no goce de impunidad, porque ya se tiene detenido al responsable, es frustrante para muchos otros padres y familiares de desaparecidas que no tuvieron la suerte de que su caso se volviera mediático y los crímenes cometidos contra sus seres queridos permanezcan impunes.

La violencia contra las mujeres no es nueva. No hay que olvidar que los casos más pavorosos se dieron en Ciudad Juárez a mediados de los años noventa, en donde más de 700 jóvenes mujeres perdieron la vida en una matanza sin precedentes. Vale la pena recordar que esta tragedia fue evocada magistralmente en la novela “2666” de Roberto Bolaño (Ver reseña) quien nos lleva por ese infierno juarense de muertes absurdas e inexplicables, ante la más completa impunidad e incapacidad del Estado mexicano para detenerla.

Lo paradójico es que en una escala de tiempo más extensa, se ha demostrado que la violencia está disminuyendo de manera sensible en todo el mundo, tal y como lo plantea el profesor Steven Pinker en su libro, “Los  Ángeles Buenos de Nuestra Naturaleza: Por qué la violencia ha disminuido” (Ver reseña) que nos muestra que  estamos gozando del periodo más pacífico que ha tenido la humanidad.

El profesor Pinker ha desarrollado diversas hipótesis de porqué la violencia entre los seres humanos ha disminuido, a pesar de la sensación que todos tenemos de que vivimos la época más violenta de la historia.

¿Qué provoca la violencia?


El Dr. Pinker descompone la agresión en 5 elementos: Violencia instrumental, dominancia, venganza, sadismo e ideología. Como aspectos que la disminuyen menciona a la empatía, el autocontrol, el sentido moral y la capacidad de razonar. Finalmente conjunta las fuerzas psicológicas con las históricas que determinan la tendencia a la pacificación en cuatro factores: el Estado y su sistema judicial; el comercio en donde todos ganan, favoreciendo la cooperación contra la depredación; la feminización, al privilegiarse los valores femeninos por encima de los masculinos, que son los que impulsan la violencia; el cosmopolitismo identificado por un mayor alfabetismo, la movilidad de personas entre países y la penetración de los  medios de comunicación; y el uso cada vez mayor de la razón y el conocimiento en los asuntos humanos.

En México venimos de épocas extraordinariamente violentas que seguramente a nuestros antepasados debieron parecer algo normal. Por ejemplo, en la época de los aztecas, de acuerdo con un estudio que cita el Dr. Pinker, los aztecas sacrificaban en promedio a 40 personas diarias, matando en un periodo de 84 años a 1.2 millones de personas. Luego vino el exterminio de los indígenas a manos de los conquistadores, cifra que en todo el continente americano se estima en 20 millones de muertos; luego, la guerra de independencia, las guerras civiles y las invasiones extranjeras en el siglo XIX que también acarrearon millones de muertos.  El siglo XX lo iniciamos con una revolución que causó alrededor de un millón de muertos para entrar en una etapa de pacificación que ya casi alcanza los 90 años. Asimismo, la violencia de otro tipo, tal como el número de homicidios, (Ver artículo de Sergio Sarmiento), pasó de 67 homicidios por cada 100 mil habitantes en 1940, a 20 por cada 100 mil en 2016. Otros aspectos que muestran que la violencia ha disminuido en nuestro país es la abolición de la pena de muerte, la prohibición de la tortura y el enfoque garantista y pro persona de nuestras actuales leyes penales que privilegian la protección de los derechos humanos.

Pero los recientes feminicidios y la tasa de asesinatos que está alcanzando niveles no vistos desde hace más de 25 años, parecen contradecir esta tendencia. Sin embargo, esto no está ocurriendo porque la sociedad mexicana se haya vuelto más tolerante ante la violencia, sino a que los factores que la disminuyen se están debilitando. Por ejemplo, la falta de instituciones de seguridad pública eficaces.

Podríamos usar los hallazgos de Dr. Pinker, para reforzar aquellos factores que disminuyen la violencia: tener un Estado fuerte y un sistema judicial eficaz; fortalecer el comercio y el libre mercado para que las personas tengan medios de vida honestos; mejorar la calidad educativa e incentivar el uso de la razón y el conocimiento entre la sociedad por encima de consideraciones ideológicas, afán de poder o superstición.

Si bien la mala noticia es que en México sigue creciendo la violencia que se manifiesta en forma de homicidios, feminicidios, tortura y otros tipos de agresión, la buena noticia es que a lo largo de la historia nuestra sociedad se ha vuelto cada vez más intolerante a la violencia y está dispuesta a hacer lo que sea necesario para disminuirla. Ahora le toca al gobierno que tiene el monopolio del uso de la fuerza, dar los resultados que todos esperamos.

Las opiniones vertidas en esta columna son exclusivamente a título personal y no representan puntos de vista de ninguna institución.

@octaviodiazg | @OpinionLSR | @lasillarota