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¿Institución confiable?

La confianza ciudadana en el Ejército Mexicano y la Armada de México se mantiene en altos niveles y con buenas calificaciones.

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Escrito en OPINIÓN el

El caso #Tlatlaya ha tenido un costo muy alto en la imagen del Ejército Mexicano. Así lo reconoció el general Salvador Cienfuegos, titular de la #SEDENA. Sin embargo, las encuestas confirman que la confianza en la institución se mantiene.

 

¿Es lógica esta aparente contradicción?

 

Desde la perspectiva de la #ComunicaciónPolitica la respuesta es sencilla: La solidez, trayectoria y simbolismo positivo que tiene la institución —complementada con acciones e instrumentos de difusión e imagen que maneja casi de manera exclusiva— la sostienen.

 

Lo que sucedió en Tlatlaya es grave.

 

Así lo confirman los testimonios, las acusaciones directas y el trabajo de investigación periodística que se ha realizado. Si no hubiera sido por los medios de comunicación y las #RedesSociales, el asunto tal vez ya se habría olvidado.

 

El expediente sigue abierto.

 

A un año de los acontecimientos el problema regresa a la agenda pública nacional e internacional. El conflicto ha sido, sin duda, uno de los más relevantes que ha enfrentado el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

 

El caso es motivo de preocupación.

 

Lo es por la cobertura mediática que ha alcanzado. Lo es por las reacciones que la información ha generado en los diversos sectores de la sociedad. Y lo es por las opiniones negativas que ha provocado en las instituciones de gobierno involucradas.

 

A pesar de todo, la SEDENA no enfrenta una crisis.

 

Si bien muchos piensan que los siete militares implicados en la muerte de los 22 presuntos criminales son culpables de violar los derechos humanos, las encuestas y estudios de opinión corroboran que la mayor parte de la población respalda al Ejército.

 

La calificación que obtiene es en promedio de 8.

 

En relación con las demás instituciones se ubica muy por encima del resto de la clase política, incluidos los poderes Judicial y Legislativo, los sindicatos y partidos políticos. La ciudadanía sabe que el asunto es delicado.

 

Sin embargo, el silencio no conviene a nadie.

 

Esta fue, quizás, una de las razones que motivaron al General Secretario a dar una entrevista exclusiva al diario El Universal. El hecho de que la sociedad no sepa aún la verdad sobre lo sucedido se ha convertido en un factor de riesgo que no debe soslayarse. Lo mismo sucede con las fallas comunicacionales que ha habido en diversos momentos y circunstancias.

 

El General calculó bien el momento.

 

Esperó a que pasaran las elecciones, pero cuidó que sus declaraciones se hicieran públicas antes del primer año de que sucedieron los hechos.

 

Aún más: Optó por el factor sorpresa. 

 

Por un lado, eligió con cuidado sus palabras y los destinatarios de sus mensajes. Por el otro, fijó posición, expresó su molestia y marcó distancia en relación con las autoridades judiciales que llevan el caso. Además, procuró que la comunicación fuera acotada y bajo control.

 

Fue un tiro de precisión.

 

Tal vez no dijo todo lo que algunos querían escuchar. Pero sí habló de lo que muchos no esperaban ni hubieran imaginado. Provocó el ruido necesario para que su mensaje llegara fuerte y claro a sus destinatarios.

 

Fue una decisión táctica alineada a una estrategia.

 

Como era de esperarse, las reacciones fueron encontradas: Apoyos, felicitaciones y reconocimientos, pero también dudas, rechazos, críticas y especulaciones.

 

Sin embargo, la acción logró su objetivo.

 

Al menos hasta ahora. La presión política, mediática y en redes disminuyó. Tal vez no en la proporción que se quería, pero la información y datos duros que se han difundido en estos días apuntan a contradicciones de las tres principales testigos de cargo.

 

Hay demasiadas dudas.

 

Además el General abrió otros frentes. Destacan dos ejemplos. Uno, aceptar que fue un error eliminar el fuero militar. Dos, asegurar que no hay amenazas para el país sino riesgos, que se están atendiendo todo el tiempo, como son los desastres naturales, el tráfico de personas o los ataques cibernéticos.

 

Cuando hay estrategia es más fácil controlar.

 

Por eso, la confianza ciudadana en el Ejército Mexicano y la Armada de México se mantiene en altos niveles y con buenas calificaciones porque la visión de contexto, claridad en los objetivos y disciplina son fundamentales para el logro de sus objetivos.

 

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