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¿Inicia Romo el descarte?

¿La remoción de Alfonso Romo estará acompañada por otras salidas en el gabinete? | Roberto Rock L.

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Escrito en OPINIÓN el

La salida de Alfonso Romo como jefe de la Oficina de la Presidencia va a soportar diversas interpretaciones y sesudos análisis, en especial por parte de observadores colocados cerca del sector privado, que buscarán victimizar al empresario regiomontano que pasó de ser la “oveja negra” de la familia de los hombres del dinero en Nuevo León, a convertirse en la posible tabla de salvación para muchos magnates urgidos de orientación y cobijo en los tiempos de la 4T.

No hay mucho qué decir sobre la caída de Romo de esa posición estratégica. Se trata de un movimiento sorpresivo para muchos, pero no para quienes ya sabían que el canal de confianza entre el líder de la financiera Véctor y el presidente López Obrador se rompió desde hace tiempo. Las claves más remotas deben buscarse en la dura carta de renuncia del exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en julio de 2019.

Cabe preguntar en este momento si la remoción de Romo -presentada por el propio AMLO como algo pactado desde inicios de la administración- estará acompañada por otras salidas en el gabinete y en ese caso, qué se puede esperar de ello.

En los días recientes ha crecido la efervescencia al respecto, dentro y fuera del gobierno, con varios nombres relevantes sobre la mesa. De ocurrir ello, el enigma será si eso podrá trascender en el estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador. Es probable que la respuesta sea no.

La defenestración de funcionarios del primer equipo gobernante típicamente ha respondido a un golpe de timón en las estrategias diseñadas por quien manda; por una crisis que deja el camino tachonado de cadáveres, o por un conflicto interno irreconciliable que se decanta en favor de un personaje que casi siempre cobra más poder, como una especie de botín de guerra que se reclama como ganador de una batalla de vida o muerte política.

La historia moderna del país está salpicada de estos episodios. Un referente obligado fue la temprana resistencia que parte de la clase dorada priísta, representada en el gabinete del expresidente de Miguel de la Madrid (1982-1988), opuso contra la historia ascendente de Carlos Salinas de Gortari. La pugna fue sangrienta, costó varias cabezas y Salinas emergió, desde medio sexenio, como el seguro candidato a la sucesión.

Una versión diferente de la misma película la protagonizó más recientemente Luis Videgaray, que ya ejercía una poderosa influencia sobre Enrique Peña Nieto desde que éste se preparaba para lograr la gubernatura del estado de México, donde pronto se desembarazó de su tutor político, Arturo Montiel, y empezó a acariciar la ruta hacia la entonces residencia presidencial de Los Pinos. No se ha contado toda la historia de por qué Videgaray -ahora autodenominado villano favorito- se alejó de una posible candidatura presidencial. Entre los variados motivos habría que citar su pasión por el poder y su inclinación por los negocios…, lo que no necesariamente suponía vocación de someterse a un mandato. ¿Estará hoy arrepentido de haberse echo a un lado?

Mirando hacia esos dos referentes, debe asumirse que la historia del gobierno AMLO se bordará en un carril totalmente distinto. No hay ningún indicio de que cambie su obsesiva concentración de poder en sus solas manos, convencido de que sólo así se podrá conducir la transformación que pregona.

Lo que sí puede ocurrir es que esté exasperado ante casos como el de Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, cuya incompetencia para frenar los casos de corrupción dentro de la propia 4T despoja cada vez de mayor credibilidad al mensaje presidencial en el sentido de que los que ahora están en el poder “somos diferentes”.

Cabe la posibilidad también de que el Presidente se harte de Arturo Herrera, un rostro presentable en el campo económico, incluso dentro del ámbito internacional. Pero que no se ha logrado imponer a personajes controvertidos como Octavio Romero, igualmente incapaz de formalizar un plan al menos razonable para reorganizar ese barril sin fondo de dinero público llamado Pemex.

Para el récord: Un acuerdo del canciller Marcelo Ebrard dotó esta semana a Roberto Velasco de las atribuciones que la normatividad reservaba para la Subsecretaría de América del Norte, sin duda la más importante, pero suprimida bajo el argumento de la austeridad. Velasco se desempeña como director general para esa región. El acuerdo lo empodera ante tiburones de la diplomacia, por lo que sin duda seguirán saltando chispas en su entorno.