En las últimas dos semanas se ha presentado igual número de informes sobre la situación de derechos humanos en el mundo y cada uno incluye un capítulo sobre México. ¿Qué efectos tienen estos informes?
El primero fue el informe sobre derechos humanos del Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos el 30 de marzo y el segundo es el informe, Situación de Derechos Humanos en el Mundo, de la organización Amnistía Internacional el 7 abril.
El informe del gobierno norteamericano es un documento de más 40 páginas con siete secciones, que abarca temas como desapariciones, tortura, centros de detención, personas con discapacidad, pueblos indígenas, agresiones contra personas defensoras y periodistas, participación política, derechos laborales y un buen número de temas más.
El informe reitera que la impunidad y los bajos niveles de casos llevados ante un juez es elemento común a todos los delitos, incluidas las violaciones a derechos humanos, y son un serio problema.
Parte del debate sobre este informe se centró en el señalamiento que hace en contra de la periodista Sanjuana Martínez, por promover campañas de hostigamiento en contra de periodistas. Frente a este señalamiento, el presidente López Obrador salió en defensa de la periodista y descalificó el informe al tacharlo de intervencionista.
Conviene señalar que este informe se nutre de la información que generan y comparten las organizaciones mexicanas, así como las instituciones autónomas y gubernamentales.
No se puede ignorar que este informe es controversial, pues lo presenta un país que pretende erigirse como juez del resto y entonces se mira con reserva.
El informe Amnistía Internacional contiene 11 apartados en donde aborda ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desapariciones, violencia contra mujeres y niñas, defensoras y defensores, entre otros. El documento hace clara referencia a la pandemia y sus efectos sobre los derechos humanos.
Habrá que ver la reacción del gobierno respecto este informe, pero la más probable es que sea desdeñado.
Ambos informes coinciden en la existencia de numerosos problemas de derechos humanos que en conjunto integran una situación de crisis. También tienen en común que se construyen con base en la información que generan las víctimas, las organizaciones y las autoridades mexicanas.
La situación que describen estos documentos es muy similar a la que manifiestan otras organizaciones internacionales, como puede ser la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Finalmente, estos informes sirven para reiterar lo que las organizaciones mexicanas denuncian cada día, complementándolo con la repercusión internacional.
Prácticamente todos los problemas de derechos humanos reportados vienen de tiempo atrás y persisten hasta el día de hoy, pues el actual gobierno no está priorizando estos temas y tampoco emprende acciones que permitan albergar expectativas de cambio.